Larvas de bicho torito en suelos de secano del extremo austral bonaerense

Las larvas de gusano blanco, bicho torito o bicho candado potencialmente, son las más perjudiciales para los cultivos de invierno, afecta en particular al trigo y también a las siembras tempranas de cultivos de verano.

Las larvas de bicho torito (Diloboderus abderus Sturm.) afectan además, a otros cultivos invernales como el centeno, cebada, avena, triticale, arveja, lenteja. Su daño también se observa en siembras tempranas de cultivos de verano, como maíz o sorgo, en forrajeras perennes y vegetación espontánea.

Esta especie pertenece al grupo del llamado complejo de gusanos blancos, que incluye varios géneros de la familia de los Escarabeidos. Es un insecto polífago, cuya larva se alimenta fundamentalmente de semillas, raíces y plántulas. Además, se ha comprobado el consumo abundante de rastrojos de cultivos antecesores (residuos orgánicos) y excrementos animales. El ciclo de vida consiste en una generación anual, pasando por los estados de huevo, larva (tres estadios), pre pupa, pupa y adulto (figura 1). Siendo este último, el único estado en que se desarrolla sobre la superficie, el resto es subterráneo.

Este insecto es un habitante natural de la tierra, pero prolifera en los suelos sin labranza y en ambientes cálidos y húmedos. De esta manera, aquellos lotes estabilizados en siembra directa, pasturas perennes o lotes en “descanso” con vegetación espontánea, proveen condiciones favorables para su desarrollo; aunque no siempre se traduce en daños a las plantas.

Numerosos trabajos mencionan la presencia de controladores naturales parasitoides (control bilógico natural), a través de entomopatógenos (hongos y otros microrganismos), así como himenópteros (avispas) del género Thipia y Campsomeris, cuyas larvas parasitan, las larvas y las pre pupas y pupas, respectivamente.

pesar de los perjuicios que causa, en poblaciones bajas esta especie puede proporcionar algunos beneficios, como el aumento de la capacidad de infiltración del suelo, a través de las galerías que abre (bioporos), y la mejora de características físicas, químicas y biológicas del suelo, a través de la incorporación y descomposición de restos culturales (fragmentación de la materia orgánica y reciclaje de nutrientes).

A partir del otoño-invierno de 2017, en cultivos de invierno se viene observando un aumento en los reportes de daños por la presencia de larvas de bicho torito, en establecimientos de productores del secano del partido de Villarino.

Durante el ciclo 2017-18, la frecuencia (número de lotes afectados) fue baja, pero la intensidad (gravedad del daño causado) fue moderada. La presencia de las larvas no solo redujo el stand de plantas, sino que también afectó la distribución de las mismas, lo cual trajo como consecuencia la madurez despareja del cultivo y mermas en el rendimiento de lotes de trigo y vicia. En el último verano, se observó mayor presencia del adulto de D. abderus(Sturm.), que se tradujo en un aumento en la oviposición y, por lo tanto, en la frecuencia e intensidad de los daños en el año en curso.

Durante la primavera los daños se hacen visibles en forma de manchones sin plantas, con suelo desnudo y sin cobertura vegetal. Además de encontrarse al gusano en lotes agrícolas, también se los observa en lotes estabilizados con pasturas perennes como agropiro. En todos los casos, asociada a la presencia de la plaga, se incrementó marcadamente la actividad de los peludos (Chaetophractus villosus) que, si bien provocan gran remoción de suelo, son potenciales consumidores de las larvas del bicho torito.

En monitoreos realizados en lotes de producción de Villarino durante el ciclo actual, se encontraron poblaciones con una densidad de 5 a 30 larvas.m-2. Estos niveles de ataque provocaron una disminución del 30 al 60 % en el stand de plantas, en lotes de trigo bajo siembra directa (labranza cero) así como en lotes de primer año bajo labranza convencional. Hasta el momento, no se han registrado daños en lotes agrícolas en establecimientos del secano del partido de Patagones.

Para afrontar el manejo integral de esta plaga recomendamos realizar monitoreos frecuentes para detectar la presencia de bicho torito. Ello es particularmente recomendable en suelos sin remoción, bajo labranza cero. Para ello se debe recorrer los lotes, tomando como indicador de la infestación la presencia de montículos de tierra en superficie correspondientes con los orificios de las galerías subterráneas. Esto deberá confirmarse mediante un muestreo de 5 a 15 pozos por lote, excavando con pala en una superficie de 50cm x 50cm por 25-30cm de profundidad. Ello se utilizará para estimar la densidad promedio, en larvas.m-2.

Se considera que el umbral de daño económico para cereales de invierno es de 5 a 6 larvas.m-2. Con niveles poblacionales por encima de 20 larvas.m-2, se sugiere no sembrar cultivos de invierno y destinarlo a cultivos de verano para forraje siempre y cuando las siembras no se realicen antes del mes de noviembre.

En el caso de cereales de invierno, el monitoreo deberá realizarse previo a la siembra, preferentemente desde principios de abril. En esta tarea, será imprescindible identificar correctamente los gusanos blancos que corresponden a las larvas de bicho torito, ya que hay varias especies que comprenden este complejo.

El monitoreo es el factor clave para elegir la medida o estrategia de prevención y/o control más adecuada y tomar una decisión correcta, que permita reducir no solo el impacto económico sino también el ambiental. Numerosos trabajos muestran la erraticidad del control químico en post-emergencia del cultivo para reducir la población de larvas, produciendo una mortalidad parcial que generalmente no supera el 50% de control. A su vez, suelen utilizarse dosis muy elevadas, las cuales impactan negativamente a los enemigos naturales del bicho torito, por lo que sería recomendable recurrir a otras herramientas. Las estrategias más eficientes y recomendables son aquellas implementadas previo a la siembra, fundamentalmente a través del laboreo del suelo ubicada estratégicamente (según la época de realización, reduce la oviposición o expone a las larvas al consumo por las aves insectívoras como las gaviotas de campo, teros) y/o mediante el uso de insecticidas curasemillas (producto y dosis recomendadas).

 

Fuente: INTA por Luciano Zubiaga, Juan Ignacio Vanzolini