El bioetanol como motor del desarrollo regional

El potencial de una industria clave para el centro y el norte argentino.

La Ley de Biocombustibles (Nº 26.093) promovió la realización de inversiones por más de 1000 millones de dólares para construir 24 plantas de bioetanol –tanto maicero como cañero– que cuentan con una capacidad instalada de 1,40 millones de metros cúbicos. Pero ese régimen de promoción finalizará en mayo de 2021.

“La capacidad de producción actual de la industria permitiría abastecer a un corte de bioetanol con nafta del 14% y cada punto adicional de corte representa un consumo anual de 100.000 metros cúbicos más”, explicó Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, durante una charla ofrecida en una jornada sobre caña de azúcar organizada hoy por la región CREA NOA.

Adam resaltó que, para reemplazar a la Ley Nº 26.093, la Liga Bioenergética de Provincias –integrada por Santa Fe, Salta, Córdoba, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Entre Ríos y Buenos Aires, junto con las entidades privadas que nuclean a las empresas elaboradoras de biocombustibles– elaboraron un anteproyecto que propone para el bioetanol pasar del actual corte del 12,0% al 15,0% para luego subir al 18,0% y finalmente al 27,5% a fines de año 2027.

“Un porcentaje del 27,5% es el equivalente al vigente en la actualidad en Brasil y Paraguay, lo que nos permitiría equilibrar nuestra situación con la presente en el Mercosur”, apuntó Adam.

El director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, quien preparó su presentación junto con técnicos del Centro Azucarero Argentino, señaló que un nuevo marco normativo permitiría contar con doce nuevas plantas elaboradoras de etanol tanto en el centro como en el norte argentino.

“El mundo está avanzando hacia plantas de bioetanol duales, lo que en el caso del norte argentino sería contar con plantas elaboradoras del biocombustible a base de caña de azúcar y también de maíz para trabajar con el cereal en el período posterior a la zafra”, detalló.

Adam destacó que el bioetanol no es cancerígeno, no produce enfermedades respiratorias y permite reducir de manera considerable la huella de carbono con respecto a los combustibles de origen fósil. “Esto es fundamental para que la Argentina pueda cumplir con los compromisos asumidos en el Acuerdo de París”, especificó.

También remarcó que el bioetanol representa actualmente casi un tercio de los ingresos de la cadena de valor azucarera, agrega valor en origen el maíz y permite sustituir importaciones de combustibles en un escenario de restricción de divisas para el país.

“Las fábricas de bioetanol de maíz, además del biocombustible, producen burlanda de maíz, que es un alimento que se adapta muy bien a las dietas de los animales, y dióxido de carbono que se purifica para comercializarlo a la industria de las bebidas gaseosas; las burbujitas que tenemos hoy en las gaseosas son de origen vegetal y sustentable”, explicó.

Adam destacó que algunas plantas de bioetanol se alimentan con energía proveniente de biodigestores y de plantas de cogeneración alimentadas por bagazo de caña, lo que constituye ejemplos paradigmáticos de la denominada “economía circular” en la cual nada se desaprovecha porque los desechos de un proceso son el insumo de otro.

“A la Vaca Muerta, que promueve el aprovechamiento de los recursos fósiles, nosotros estamos proponiendo la Vaca Viva, que es alentar el aprovechamiento de los recursos bioenergéticos que tiene la Argentina; estamos tratando con el gobierno nacional la posibilidad de lograr una nueva ley de biocombustibles para el año que viene; esperamos llegar a buen puerto”, concluyó.

 

Fuente: CREA

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