Experiencia de riego y fertilización en suelos arenosos de la región de Concordia, Entre Ríos

Las necesidades pluviométricas para las plantas cítricas son de 1000 a 1200 mm por año, si bien en Concordia la precipitación media anual promedio es de 1333 mm (período 1957- 2007), la distribución de las mismas es muy variable y poco homogénea respecto a la demanda del cultivo. Como se observa en la Figura 1, en los meses de invierno las precipitaciones exceden a la demanda de los cítricos, mientras que en diciembre y en enero se observa un déficit marcado por las altas demandas que superan las precipitaciones, siendo estas por lo general de ocurrencia marcada y abundantes respecto a la distribución mensual. Esta situación genera que nos encontremos con veranos secos y si además se consideran las altas temperaturas y radiación es común que se observen síntomas de déficit hídrico en las plantas, que coinciden con momentos claves del desarrollo y crecimiento del fruto y pueden por lo tanto afectar directamente la producción en cantidad y calidad de fruta.

Figura 1: valores promedio mensuales de evapotranspiración potencial (ETp en mm) y precipitación acumulada (mm). Serie histórica (datos 1957-2007). Estadísticas agroclimáticas de la Estación Agrometeorológica de la EEA INTA Concordia.

Por otro lado, en épocas con precipitaciones abundantes o de riegos excesivos sin programación, las pérdidas por lixiviación pueden acentuarse, como se observa más frecuentemente en primaveras lluviosas que coinciden con las primeras etapas de aportes de agua por riego o fertirriego. La superficie plantada con naranjas y mandarinas en el departamento de Concordia, Entre Ríos se encuentra principalmente sobre suelos Entisoles. Son suelos profundos de textura arenosa a arenosa franca de la costa del río Uruguay que, por sus características granulométricas, poseen alta permeabilidad o tasa de infiltración. Estas características, sumado al bajo porcentaje de materia orgánica, dificultan la retención o permanencia de agua y provocan la lixiviación o movimiento vertical en profundidad de algunos nutrientes móviles. La adopción de fertirriego de cítricos permite el suministro de agua programada y el aporte de nutrientes en cantidades adecuadas en las etapas fenológicas definidas, otorgando por lo tanto una mayor eficiencia en la utilización de los recursos. Sin embargo, actualmente de las 36.387 Ha cultivadas con cítricos, sólo un 40 % dispone de riego y tan sólo un 5,6% de la superficie total hace uso de la tecnología de fertirrigación (CPC, 2016). El siguiente trabajo tiene como objetivo identificar los pasos necesarios a tener en cuenta a la hora de implementar un programa de riego y fertilización en citrus.

 

Determinación del riego:

Uno de los principales factores a tener en cuenta a la hora de regar es preguntarse el cómo hacerlo, es decir de qué forma debo programar y gestionar el agua para evitar déficit o excesos. Para ello es importante tener en cuenta el consumo aproximado medio por día que tiene el cultivo. A continuación, en la siguiente tabla de estadísticas agroclimáticas de la Estación Agrometeorológica de la EEA INTA Concordia se muestran valores de evapotranspiración potencial (Etp), los cuales fueron calculados a partir de una amplia serie de datos comprendidos entre los años 1957-2007 (Figura 1). Los mismos son orientativos y de utilidad para definir el manejo del agua y se debe tener en cuenta que no siempre constantes. De tener la posibilidad de adquirir dicho dato diariamente se ajustaría más aún el sistema. Para saber el agua que está demandando el cultivo, al dato de Etp, obtenido a través de la ecuación de Penman-Monteith, hay que afectarlo por un coeficiente de cultivo (Kc) que para el caso del citrus es variable según época del año, edad, cobertura de malezas y varía entre 0,5 y 0,9. El Kc puede obtenerse por diversos métodos, uno de ellos es a través de lisímetros de pesada. A continuación, se muestran, a modo orientativo, valores promedios (mm) de ETp, importantes a la hora de planificar un riego y la demanda diaria del cultivo.

Otro factor importante a tener en cuenta es el tipo de suelo, en el departamento de Concordia, gran parte de la superficie plantada con cítricos se encuentra sobre suelos arenosos del Orden de los Entisoles. Estos suelos, en su mayoría, contienen más de 80% de arena en su composición lo que deriva en una baja retención de agua de los mismos. Podemos citar ejemplos de la serie de suelo Yuquerí Grande, que posee en su composición textural, un 90% de arena y una capacidad de campo (CC) máxima de 12%. Si suponemos 60 cm de profundidad, zona donde se encuentran más del 85% de las raíces encargadas de la absorción de agua, esto es equivalente a unos 7 mm de agua que se puede acumular en el perfil. Por ejemplo, con la ocurrencia de precipitaciones de 30, 50 o 100 mm, el suelo solo retendrá lo que la capacidad de campo le permite, el resto percolará en profundidad y escurrirá de forma superficial o subsuperficial. Siguiendo con los ejemplos, en este tipo de suelo y con mangueras de riego provistas de emisores de 3.6 L/h ubicadas cada 80 cm entre si, se midieron bulbos de riego con diámetros de entre 35-40 cm en superficie y homogéneos en profundidad. Es decir, que hasta la profundidad efectiva (60 cm), podremos almacenar 9.05 litros de agua con este sistema de riego. Con estos datos podemos calcular el volumen de suelo regado de la siguiente forma y suponiendo un bulbo de mojado en suelo arenoso de forma similar a un cilindro.

 

Por ende, el tiempo para lograr esto sería de 9.05 L / 3.6 L/h = 2,51 hs (dos horas y medias aproximadamente), es por eso que en este tipo de suelos en riegos más prolongados a los calculados estaría perdiendo parte del agua aplicada, pudiendo llevar consigo nutrientes móviles. Con todas estas características y teniendo en cuenta las dimensiones de nuestros equipos de riego deberíamos programar nuestros riegos.

Programación de la fertilización:

La fertilización se ajustará de acuerdo al tipo de suelo, desarrollo vegetativo, producción del monte y, principalmente, de los resultados del análisis de suelo y foliar.

Al comenzar el programa se recomienda realizar un análisis de suelo y foliar, por lote. El análisis de suelo se repetirá cada tres (3) años y, el foliar, cada dos (2) años. La aplicación de los fertilizantes puede ser en forma directa al suelo, por fertirriego y pulverizaciones foliares. Se aconseja evitar los excesos para preservar el equilibrio de las plantas, la calidad de los frutos y proteger el medio ambiente, no siendo admitidos los fertilizantes que contengan sustancias tóxicas que contaminen el suelo, especialmente metales pesados. Las fertilizaciones al suelo a través de granulados deben aplicarse en forma fraccionada sobre el suelo húmedo para favorecer disolución y evitar las pérdidas por volatilización. En cuanto al uso de nitrógeno, la cantidad aportada por hectárea y por año no podrá superar los 200 kg. Con respecto a los elementos fósforo y potasio, la dosis máxima (por hectárea y por año) no deberá sobrepasar los 100 kg de P2O5 y los 200 kg de K2O, respectivamente. Estas limitaciones podrán modificarse de acuerdo a los resultados del análisis foliar y de suelo, teniendo en cuenta los valores que se establecen en el Manual para productores de naranja y mandarina de la región del Río Uruguay. En plantaciones de alta densidad se deben incrementar estos controles basándose primordialmente en los datos del análisis foliar. Las dosis recomendadas para plantas cítricas adultas, expresada en kg/ha/año son las siguientes: 150 N; 70 P2O5; 150 K2O y 70 MgO.

 

 

Fuente: INTA por Alejandro Battistella, María Alejandra Rivadeneira