No es novedad que el invierno es la estación más fría del año, y que las bajas temperaturas que en esta estación suceden tienen consecuencias más allá de la duración de la misma, ya que por ejemplo lugares como el suelo tardan más en recuperar temperatura.
Es sabido que la tardanza en forrajeras templadas en recobrar buenos ritmos de producción es debido (en condiciones normales de humedad) a la falta de nutrientes, específicamente de nitrógeno (N), a causa de las bajas temperaturas en el suelo para que se desarrollen altas tasas de mineralización de la materia orgánica.
El suelo amortigua los cambios bruscos de temperatura, entrado el otoño es normal tener unos grados °C más en el suelo que en el aire y lo contrario ocurre a finales del invierno, por lo cual a pesar que en el ambiente las temperaturas sean óptimas (20-250 C) las plantas no arrancan.
La fertilización nitrogenada en ese momento podría provocar un efecto parecido al de adelantar la primavera, ya que estaríamos aportando el nitrógeno que el suelo no puede aportarnos, situación que podría ser fundamental para planteos ganaderos de cría que llegan con estados corporales muy justos, con plena demanda por el crecimiento de las crías.
Ensayos llevados a cabo en la Chacra Manantiales nos reportan respuestas de 15 a 25 kg/ha de materia seca (MS) por kg/ha de urea aplicada. Es decir que fertilizar en Agosto con 100 a 120 kg/ha de Urea, podría aportarnos 1500 a 2500 kg/ha de MS más, o viéndolo desde otra óptica, podría adelantar unos 30 días la entrada a un potrero en comparación con la situación no fertilizada. Además podría tener un efecto residual, dejando a las gramíneas mejor preparadas para conservar mayor número de macollos y que alguno de estos llegue en estado vegetativo al verano, o sea poder tener forraje más verde y menos pasado en verano. Es decir de pasar de tasas diarias de crecimiento promedio de aproximadamente 20 kg Ms/ha/día a más de 40 en el caso de fertilización nitrogenada en gramíneas como raigrás, o de 15 a 20 kg Ms/ha día a 35 aproximadamente en pasturas combinando Urea y Fosfato Diamónico (60 y 60).
La dosis de 100 kg/ha no es arbitraria, ya que según trabajos de Alejandra Marino (especialista y referente de INTA en el tema) dosis inferiores a los 50 kg/ha de N (unos 100 kg/ha de Urea) generan incertidumbres en las respuestas obtenidas, y el éxito de la aplicación dependerá de la magnitud de las pérdidas hacia el ambiente (según las condiciones climáticas, tipo de fertilizante, etc.) y la demanda de la pastura.
Otra ventaja de utilizar dosis de 100 a 150 kg/ha de Urea es que en el caso de pasturas polifíticas (mezcla de gramíneas y leguminosas), no habría efecto negativo hacia las leguminosas, es decir que la respuesta es mayoritariamente en las gramíneas pero sin bajar la participación futura de las leguminosas en la pastura.
En el siguiente gráfico se refleja la respuesta a la aplicación de fertilizantes nitrogenados en verdeos (raigrás anual) y pasturas (datos CEI Chascomús INTA-MDA).
En el cuadro podemos ver el costo del forraje extra producido por la fertilización para un raigrás anual o una pastura, ambos datos son promedios de ensayos realizados en la Chacra Experimental Chascomús.
Este forraje extra obtenido puede ser muy importante para alimentar mejor al ganado, para generar excedentes que luego se transformen en reservas, o para disminuir las cantidades de suplemento.
Comparativamente generar una tonelada de materia seca de forraje de buena calidad es mucho más económica que otras alternativas de alimentación como el rollo, que por tonelada de materia seca puede costar entre 5500 y 7000 $ (dependiendo del rollo y el costo del flete), u otras alternativas de alimentación como el maíz o el alimento balanceado (9.000 y 14.000 $/ton respectivamente), que si bien cualitativamente son menos comparables a la hora de complementar raciones son alternativas que el productor maneja. El silaje puede ser otra alternativa, pero requiere de planificación.
Seguramente las respuestas en pastura sean más altas si se utiliza solamente Urea, pero con el fin de mantener mejor nutridas las leguminosas se recomienda atender el suministro del fósforo, muy importante, sobre todo para incrementar las respuestas al nitrógeno (Urea). Es decir, cuanto más fósforo tenga en el suelo, mejor respuesta al agregado de nitrógeno, independientemente si es una pastura o un verdeo.
La importancia de acortar el invierno, o anticipar la primavera puede ser fundamental para que no caigan demasiado los estados corporales, en momentos crecientes de demanda nutritiva (vaca lactando), o permitir obtener buenas ganancias diarias en recría que permitan llegar al peso de entore a los 15 meses o empezar a engordar. Hay insumos que pueden ser mágicos en algunos recursos, particularmente previo a la primavera calendario, el fertilizante es uno (fotos 1 y 2). Muchos trabajos de especialistas en el tema como los profesionales de INTA Alejandra Marino y Fernandez Greco reafirman estos resultados.
Fuente: INTA por Matías Andrés Bailleres
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