Vicentin vuelve al ruedo: reabre sus plantas con ayuda de ocho cerealeras y analiza desprenderse de activos
Tras años de turbulencia financiera y meses con sus plantas paralizadas, Vicentin se prepara para retomar la actividad en julio. La histórica agroexportadora, en pleno proceso concursal, logró cerrar acuerdos con ocho grandes compañías del sector que le aportarán granos a fasón, un modelo que le permitirá volver a operar mientras encara la delicada etapa del salvataje judicial.
Según confirmaron fuentes cercanas a la firma, las plantas ubicadas en Ricardone, San Lorenzo y Avellaneda volverán a funcionar gracias a este esquema, que consiste en procesar mercadería de terceros y cobrar un porcentaje por el servicio. Entre las cerealeras que ya firmaron o están por cerrar acuerdos figuran nombres de peso: Viterra, Bunge, ACA, Molinos Agro, Unión Agrícola Ganadera, Cargill, Commodities (Grassi) y Louis Dreyfus (LDC).
Con esta inyección de trabajo, Vicentin estima pagar los sueldos de mayo en los próximos días y proyecta encender sus instalaciones en la segunda quincena de julio. La empresa depende hoy casi exclusivamente de este tipo de contratos, ya que no tiene acceso a crédito por su complicada situación financiera.
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Un salvataje que se cocina a varias manos
Pero el regreso de Vicentin al tablero agroindustrial santafesino no es solo operativo. También está en juego su futuro societario. El próximo 3 de julio, la compañía convocó a una asamblea clave de accionistas donde se evaluará no solo la viabilidad de las distintas unidades de negocio, sino también la posible venta de activos no estratégicos, como parte de una estrategia para hacer pie mientras se define su destino legal.
Actualmente, la empresa atraviesa una etapa crítica: la Justicia de Santa Fe habilitó el proceso de salvataje o “cramdown”, una instancia previa a la quiebra en la que terceros pueden presentar propuestas para quedarse con el control de la firma. El escenario se abrió luego de que fracasara la homologación del acuerdo concursal original, que contemplaba el ingreso de Bunge, Viterra y ACA como nuevos dueños a cambio de una inversión de US$ 300 millones y el control del 95% de la empresa.
Ese plan contaba con el aval del 70% de los acreedores y parecía encaminado, pero la Cámara de Rafaela desestimó su aprobación, en línea con lo recomendado por el Poder Judicial provincial. Tras ese revés, los inversores estratégicos se retiraron… aunque ahora vuelven a mirar con interés la posibilidad de participar.
¿Quién se queda con Vicentin?
Hoy, el proceso de cramdown pone en carrera a actores como Grassi (representante de Commodities SA), uno de los más activos opositores a la anterior propuesta de reestructuración. La herramienta ya fue utilizada por la empresa en 2023, cuando tampoco prosperó su primera oferta de pago. Ahora, el tablero vuelve a moverse y los acreedores podrán elegir entre nuevas propuestas que podrían definir, de una vez por todas, el futuro de una de las cerealeras más emblemáticas del país.