Tambos robotizados: mucho más que una innovación tecnológica

Un nuevo paradigma para la producción lechera: darle libertad a las vacas.

Luego de cinco décadas dedicadas a la producción lechera, Diego Baudrix creía que ya lo había visto todo. Tuvo la oportunidad de conocer en persona los primeros tambos robotizados que comenzaron a instalarse en Europa. Los consideró inicialmente algo inviable para la realidad argentina. Pero con el tiempo fue cambiado de opinión al comprender que esa innovación tecnológica era sólo una pieza más de un nuevo paradigma denominado sistema voluntario de ordeñe.

“Durante todos mis años de tambero fui incorporando muchas innovaciones, pero hasta ahora nunca habíamos podido ordeñar bien a las vacas”, apunta. “No pudimos o supimos entender que las vacas pueden manejarse solas y les impusimos entonces horarios y rutinas que terminaban atentando contra la productividad. Con este sistema, en cambio, las vacas se desplazan, comen y se ordeñan por su propia voluntad. No se trata de una mejora más, sino de un cambio completo de paradigma”, asegura el empresario integrante del CREA Zona 4 Lechera (región Mar y Sierras).

El sistema de ordeñe voluntario comenzó a funcionar en octubre pasado. El empresario dice que es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el mismo. Además, tampoco cree que sea adecuado comparar el nuevo sistema con el anterior porque se trata de modelos conceptuales diferentes.

“Lo comparo con lo que sucedió en su momento con la siembra directa. ¿Tenía sentido entonces preguntarse si era más conveniente usar una sembradora de directa o seguir con la labranza convencional? No, porque no se trató de una mejora lineal, sino de un cambio de paradigma para la agricultura. Esto es lo mismo”, explica.

“Aquí no estamos hablando de un mayor confort para la vaca. No estamos hablando de poner aire acondicionado en una cárcel. La diferencia es que las vacas son libres de hacer lo que quieren y eso permite que puedan expresar todo su potencial productivo sin restricciones”, indica Diego.

El tambo robotizado, además de liberar al personal de tareas operativas, posibilita realizar un seguimiento en tiempo real del comportamiento, estado y productividad de cada animal presente en el tambo más allá de cuál sea la escala del mismo. Con esa información la gestión y selección del rodeo lechero podría eficientizarse de manera notable.

“Lo más maravilloso del nuevo sistema es que las vacas saben qué es lo que tiene que hacer sin que nosotros se lo digamos. A los pocos días de haber implementado el nuevo sistema, casi todos los animales ya se habían adaptado sin intervención humana”, comenta.

Parte de las vacas siguen ordeñándose en el tambo tradicional. Pero la idea de Diego y sus hijas –quienes tomarán la posta de la empresa– es poder pasar en algún momento todo el plantel al sistema de ordeño voluntario. El establecimiento es de base pastoril.

El tambo cuenta con seis robots. En caso de un desperfecto, la reparación puede gestionarse de manera remota. Si es necesario reponer alguna pieza, el servicio técnico se encuentra a pocos kilómetros del establecimiento (en la ciudad de Tandil).

“No es correcto pensar si el tambo resiste la inversión en robots; lo adecuado sería poder calcular cuánto se pierde de todas las inversiones que realizamos por no poder ordeñar bien a las vacas”, concluye Diego.

 

Fuente: CREA

 

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