Algunas recomendaciones para el manejo de Rodeos de Cría en situaciones de bajas precipitaciones

Ante escenarios desfavorables, principalmente de déficit hídrico, los sistemas ganaderos de cría suelen ser más vulnerables por su limitado margen de acción. Por esto es importante en primer lugar tener en cuenta las tendencias generalizadas en los pronósticos climáticos y realizar un diagnóstico de situación en cada establecimiento (ver ficha 1). El impacto va a depender de la forma que en que se venía trabajando. Sobre todo del manejo de la carga y de la flexibilidad y estructura del sistema. Una de las herramientas principales para actuar es el monitoreo de la condición corporal, es decir, la medición subjetiva del nivel nutricional de los animales a través de una escala numérica, que puede ser del 1 al 5 o del 1 al 10. Es recomendable hacerlo en tres momentos clave:

  • El inicio de la parición es el primero. Se debe aspirar a tener la mayoría de las vacas con condición corporal de 3 (escala de 1 a 5) o superior para que no se vea afectado el próximo servicio.
  • El comienzo del servicio es otro momento importante. Los animales pueden perder medio punto de condición al parir, por lo que deberían tener una condición de 2.5 o superior y estar en balance energético positivo, es decir, ganando peso para que pueda ciclar y el servicio sea efectivo.
  • Durante el diagnóstico de preñez o al finalizar el servicio es importante realizar este monitoreo para poder tomar decisiones en cuanto al manejo si se considera que no se va a alcanzar la condición corporal objetivo (superior a 3) al parto.

Se recomienda anticiparse a estos momentos para poder tomar las medidas necesarias y lograr el impacto esperado. El manejo reproductivo es fundamental aún más en estas circunstancias. Es necesario realizar ecografía y tacto antes del servicio para determinar la ciclicidad del rodeo. Para esto, se analizan las estructuras que tienen los ovarios para definir qué proporción del rodeo está en condiciones de entrar en celo, poder ovular y preñarse efectivamente durante el servicio. En el caso de las vaquillonas, será necesario para clasificar su desarrollo reproductivo y definir cuales están realmente aptas para entrar a servicio y cuáles no, ya que muchas veces el peso de las mismas no es el único indicador de fertilidad.

Estos diagnósticos permitirán determinar si se debe realizar un manejo de la lactancia para revertir la situación en caso de que no se encuentre ciclando. Se puede hacer una interrupción de la lactancia total, parcial o temporaria, utilizando el enlatado. Esta última tecnología debería utilizarse en vacas que no presenten anestro profundo, es decir, con condiciones corporales de 2,5 y folículos mayores a 8mm. Las ecografías son importantes para poder diagnosticar correctamente y aplicarlo a la categoría de vaca adecuada para obtener buenos resultados.

Otra herramienta disponible son los tratamientos hormonales, que requieren la intervención de un médico veterinario porque requieren determinadas condiciones para lograr los objetivos deseados. Se pueden utilizar para la inducción de la ciclicidad o también para sincronizar los celos, lo que puede generar mayor cabeza de parición. Además, se puede hacer un control ecográfico de 30 a 45 días después de iniciado el servicio para chequear si estos tratamientos están siendo efectivos, es decir, si se está modificando esa proporción de vacas que está en anestro y de no ser así, poder tomar alguna medida para revertir esa situación. Otro aspecto importante a tener en cuenta es el balance forrajero. Se deben realizar mediciones de materia seca para estimar correctamente la oferta forrajera. En el caso de los pastizales naturales es recomendable, además, identificar las especies de mayor beneficio nutricional para realizar una clasificación de los potreros en relación a su calidad y oferta.

Así, se los puede asignar de acuerdo a los requerimientos de cada categoría, al estado fisiológico y a la condición corporal de los animales. Para manejo adecuado del pastoreo es fundamental una correcta planificación, adecuando los tiempos y recuperación de los potreros tanto para las épocas de crecimiento como las de no crecimiento. Es necesario no sobrepastorear las especies de interés y poder ir aumentando la calidad de las pasturas.

Cuando se genera un excedente en la producción, la confección de reservas se convierte en un recurso primordial para las épocas de menor productividad. Durante estas circunstancias, además, es fundamental realizar un ajuste de carga, ya que la receptividad de los sistemas varía de acuerdo a las diferentes condiciones climáticas y posiblemente la carga que se venía manteniendo en mejores circunstancias no es la adecuada, sobre todo, cuando el principal recurso nutricional para el rodeo disminuye su producción. Se recomienda como primera medida vender los animales improductivos: vacas sin cría al pie o de descarte, toros de rechazo o vaquillonas no aptas para el servicio.

Otra forma de ajustar la carga es disminuyendo los requerimientos de las vacas con destetes temporarios o interrumpiendo totalmente la lactancia con destetes hiperprecoz, precoz o anticipado.

También se puede lograr disminuyendo la demanda forrajera a través de la suplementación, realizando flushing (suplementación energética de la vaca pocos días al inicio del servicio) o creepfeeding (suplementación diferencial del ternero al pie de la madre). En cuanto a la estructura general del sistema, los puntos a tener en cuenta son los siguientes:

  • Divisiones de potreros: mejor aprovechamiento del recurso forrajero, control de los animales en las recorridas, monitoreo de su condición corporal y beneficio de especies de mayor calidad nutricional.
  • Limpieza de renovales: las especies leñosas son más competitivas en la captación de agua.
  • Acondicionamiento y distribución de las aguadas: el clima seco, el aumento de la temperatura y la falta de precipitaciones hace que los animales necesiten tener agua disponible en cantidad y calidad sin necesidad de caminar grandes distancias.
  • Infraestructuras para suplementación y destete: elementos necesarios para el almacenamiento y la distribución de los alimentos, además de corrales para destetes si fuese necesario.
  • Capacitación del personal para aplicar las diferentes tecnologías.

Por último, la condición sanitaria debe tenerse en cuenta en cualquier situación climática. El plan sanitario para el establecimiento en estos momentos debe adecuarse al máximo y tratar de ser eficiente porque las enfermedades infecciosas, parasitarias y las deficiencias de vitaminas y minerales, además de las patologías que provocan, causan un deterioro de la condición general de los animales complicando aún más el escenario productivo. Las anomalías climáticas sucederán con mayor frecuencia, por lo que es importante poder anticiparse contando con la estructura necesaria para tomar las medidas de manejo indicadas en el momento preciso y ser eficientes aun en condiciones desfavorables.

 

Fuente: INTA

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