Innovación rural: el sistema que revoluciona la cría de cerdos con menos costos y más sustentabilidad
En el sur tucumano, una tecnología sencilla pero poderosa está cambiando las reglas del juego en la producción porcina. Se trata del sistema de cama profunda, una alternativa de bajo costo que impulsa el INTA y que ya demuestra resultados prometedores: mayor eficiencia, menor impacto ambiental y una puerta abierta para pequeños y medianos productores.
La propuesta está siendo promovida por especialistas de la Agencia de Extensión Rural Graneros del INTA, quienes ven en este sistema una oportunidad para expandir la cría de capones a zonas marginales sin necesidad de grandes inversiones. El método, ya probado en la Estación Experimental de Marcos Juárez (Córdoba), imita algunas ventajas de los sistemas confinados, pero con una infraestructura mucho más accesible.
“En los últimos años, con la creciente demanda regional de capones, se empezó a apostar por animales de más de 100 kilos. La cama profunda permite acompañar esa tendencia de manera eficiente y sustentable”, explicó Isabel Arellano, técnica del INTA Graneros.
El sistema consiste en galpones sencillos, que pueden construirse con materiales disponibles localmente —como madera, caña o hierro— y un piso de tierra compactada cubierto con materiales absorbentes como rastrojos de cereales, malhoja de caña o pasturas. Estos residuos vegetales no solo actúan como cama, sino que también pueden compostarse y utilizarse luego como fertilizante orgánico, por ejemplo, para el cultivo de maíz.
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Gabriela Cantarella, también del INTA Graneros, destacó que la propuesta se adapta especialmente bien a las características de la producción porcina en el sur tucumano, dominada por pequeños y medianos criadores. “Además de reducir el consumo de agua y la generación de efluentes líquidos, el sistema permite reutilizar los materiales de cama como abono, cerrando un círculo productivo sustentable”, señaló.
Los resultados de los ensayos son alentadores: la mortalidad fue inferior al 1,5 % y no se observaron comportamientos de estrés en los animales. “La disponibilidad de insumos locales y el bajo costo operativo hacen que esta tecnología sea no solo viable, sino también estratégica para la región”, concluyó Arellano.
Con esta apuesta, el INTA impulsa un modelo que combina eficiencia, sustentabilidad y desarrollo local. Una innovación silenciosa que podría marcar un antes y un después en la producción porcina de Tucumán.