Cuatreros rompieron la tranquera, carnearon animales y desaparecieron
“Ya no se esconden, entran con autos, rompen todo y no pasa nada”. Así lo dice Martín Aimaretti, un productor de San Carlos Sur en la provincia de Santa Fe, que fue atacado por segunda vez en solo 45 días. Esta vez, los delincuentes no solo faenaron tres toritos de más de 400 kilos cada uno, sino que arrancaron una tranquera de cuajo para ingresar al campo. El daño económico supera los 6 millones de pesos.
El ataque ocurrió durante la madrugada. Cuando el encargado del campo salió a recorrer al amanecer, encontró la tranquera destruida. Los delincuentes no lograron abrir el candado, así que lo resolvieron con brutalidad: engancharon la tranquera con un vehículo, rompieron el poste y tumbaron todo. Ya adentro, habían carneado los animales con total tranquilidad.
Aimaretti explica que los toritos eran de su producción y estaban destinados a ser reproductores. Este golpe se suma al anterior, cuando en el mismo lugar le carnearon tres vaquillonas. La situación en la zona es crítica. No solo se repiten los robos de ganado, también desaparecen herramientas, baterías y otros elementos. En lugares como Santa María, San Jerónimo, Gessler o Matilde, los ataques rurales se volvieron moneda corriente.
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Pero lo que más duele no es solo la pérdida material. Es la sensación de abandono. Cuando llamó a la policía, solo recibió promesas vagas. “Quedaron en venir los Pumas, pero siempre es lo mismo. Te dicen que no pueden hacer mucho. Que es así. Que ya está”, cuenta con resignación.
“Uno se priva de un montón de cosas, de comprar un repuesto o lo que sea, porque venimos de tres años de cosecha floja. Y en una noche te arruinan todo”, dice, con amargura.
Aimaretti, como muchos otros productores, siente que está solo. Que la impunidad manda. Que trabajar la tierra ya no alcanza, porque los que no siembran ni producen se llevan el esfuerzo de toda una vida en cuestión de horas. Y nadie, absolutamente nadie, los frena.