Joseph Stiglitz propuso gravar con otro impuesto las exportaciones agrícolas y las rentas extraordinarias

El premio Nobel de Economía 2001, consejero del ex presidente estadounidense, Bill Clinton, y crítico del Consenso de Washington, cuestionó la estrategia de las tasas altas que promueven los bancos centrales para aplacar la inflación. También, aseguró que los líderes mundiales se “movieron lentamente” frente a la crisis derivada de la guerra en Ucrania y advirtió que el cambio climático es un asunto de la agenda global que merece atención permanente.

El profesor de la Universidad de Columbia, Estados Unidos y amigo personal de Martín Guzmán, cree que es necesario aplicar un impuesto a la renta inesperada y a las exportaciones agrícolas en la Argentina, y pronosticó una crisis mundial de la deuda que sería más profunda que la sucedida tras la caída del Muro de Berlín, en 1989. “Será peor porque no hay un marco para su reestructuración”.

Así lo dijo en un reportaje que le concedió al medio digital Infobae, durante una visita relámpago a Buenos Aires, que se reproduce seguidamente:

– ¿Cuál es su opinión sobre la actual situación económica que está atravesada por los efectos postpandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania?

-Las consecuencias de este escenario global van a depender de tres grandes incertidumbres: no sabemos cuánto va a durar la guerra, no sabemos cómo se van a manejar los efectos de la pandemia, particularmente en China, y no sabemos cómo van a responder los bancos centrales. Una gran preocupación para mí es que los bancos centrales aumenten las tasas de interés demasiado rápido y con demasiada intensidad, lo cual llevaría a una innecesaria y profunda caída de la economía.

– Los líderes mundiales que se reunieron en la Cumbre de las Américas, el G7 de Hamburgo y la última Asamblea General de Naciones Unidas coinciden en describir que la guerra en Ucrania complicó la seguridad alimentaria, la provisión de energía y la estabilidad de las cadenas de suministro. En este contexto, ¿usted considera que esos líderes mundiales están reaccionando bien a la crisis global?

-Creo que los líderes mundiales han hecho cosas importantes, pero también creo que se movieron muy lentamente. De todas maneras, hicieron cosas buenas: negociaron el envío de alimentos hacia Ucrania, y así pudieron romper con esta dinámica que tenía Rusia que era terrible, y también intentaron poner un techo al petróleo. Además, muchos países pusieron un impuesto a las ganancias extraordinarias para ayudar a la gente que estaba enfrentando los precios elevados del petróleo y la energía.

– ¿Esas estrategias son correctas?

– Hace tiempo escribí un artículo que decía que estábamos en una guerra contra la agresión rusa, por lo tanto, no se puede implementar una economía de tiempos de paz. Estados Unidos, particularmente, debería utilizar más energía renovable, recurrir más al “fracking”, y así subir la oferta en esta coyuntura, para después bajarla. También está la guerra con el cambio climático, pero no podemos ahora preocuparnos por el clima. Eso será después de la guerra con Rusia. Entonces, tenemos que decirles a nuestros granjeros que produzcan más, y no frenarlos. Se podría haber hecho mucho más para conseguir más energía y más alimentos. Muchos países no están implementando este impuesto a las ganancias extraordinarias, pero deberían hacerlo.

– ¿Usted cree los organismos multilaterales de crédito -el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo- están actuando acorde a las circunstancias de la agenda global y de las necesidades de los países pobres y de renta media?

-Hasta el momento, algunos de estos organismos están haciendo un buen trabajo, y otros estuvieron menos activos. El problema a largo plazo, obviamente, sigue siendo el cambio climático. El Banco Mundial -hasta el momento- no estuvo a la altura de la magnitud del problema que implica el cambio climático. Hay una crisis de la deuda, y muchos países podrían estar involucrados en esta crisis.


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– ¿De qué depende?

– Si se mantienen estos problemas, los aumentos de precios y la recesión económica que anticipo, va a haber muchos países con crisis de deuda, porque no hay un marco para su reestructuración. Y se va a necesitar mucha ayuda. La crisis de la deuda actual es mucho más compleja que la ocurrida en los noventa, principalmente porque hay muchos más actores involucrados. Está China, están los bonistas. Entonces, resolver el problema de la deuda hoy es más difícil, porque no hay un marco.

– Asumiendo que llega una crisis de la deuda y una recesión global, ¿hay alguna posibilidad de atenuar sus efectos con la coordinación de medidas entre los países centrales y los organismos internacionales de crédito?

– Estados Unidos está en una política donde sus aumentos también generan aumentos en sus vecinos. Pero incluso en este caso, es posible que el Banco Mundial, el gobierno de los Estados Unidos y otros actores, movilicen más dinero para los países en desarrollo y los mercados emergentes. De esta manera, si se aumenta el suministro de energía y alimentos, habría menores precios y desalentaría que los bancos centrales suban las tasas.

– En un contexto de guerra en Europa, ¿es posible fijar una política que pueda bajar la inflación a nivel global?

-Quizás no sea posible reducir la inflación a los niveles pre pandemia y pre guerra, porque no fue solo la guerra la que ocasionó este hecho. La pandemia también trajo escasez y generó cambios. Entonces, no solo la guerra generó cambios. Sin embargo, podrían adoptarse ciertas políticas para reducir el nivel de la inflación y también para enfrentar las presiones que genera la inflación alta. Se podría aplicar un impuesto a las ganancias extraordinarias para ayudar a las personas más vulnerables, o un incremento masivo en la producción de las energías renovables.

– ¿Y en el caso de la Argentina?

-Para la Argentina, la imposición de un impuesto a las ganancias extraordinarias y un impuesto a las exportaciones de los productos agrícolas ayudaría a reducir los precios y le daría más ingresos al gobierno para enfrentar esta situación de crisis.

– Asumiendo que la crisis se puede profundizar y que la Argentina tiene deuda con acreedores privados, el FMI y el Club de París, ¿puede haber nuevo espacio para otra negociación con los tenedores privados y los organismos multilaterales de crédito?

-Argentina ya reestructuró su deuda de un modo que la aísla, y afortunadamente está protegida. Sólo hay que ver si la situación actual se extiende en el tiempo.

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