Biogás y Energía Eléctrica

Un productor ganadero vende energía eléctrica que genera en su campo, a partir de efluentes bovinos. Una administración conveniente de los residuos agropecuarios favorece a la producción y a la transformación de biomasa en distintas formas de energía. Así se logran impactos positivos, ambientales y económicos.

Integrantes del consejo Asesor de la Agencia de Extensión Rural INTA Cañada de Gómez, acompañados por José Méndez y Julia Capurro, visitaron recientemente el establecimiento “La Micaela” – ubicado en Carlos Tejedor al oeste de la provincia de Buenos Aires – donde un productor ganadero vende energía eléctrica que genera en su campo, a partir de efluentes bovinos. La visita surgió como una demanda de los consejeros, luego de un seminario dictado por Méndez en Cañada de Gómez.

Este proyecto, llevado adelante por Carlos Urdangarín, propietario del establecimiento, junto a los Ings Agrs Ezequiel Weibel y Martín Pinos – de Biogás Argentina – consiste en la recolección y tratamiento de efluentes bovinos – cerca de 14 toneladas diarias de heces más orina – provenientes de 500 animales en encierre sobre corrales con piso de hormigón. Estos efluentes son tratados en un biodigestor que genera 750 a 800 metros cúbicos de biogás por día.

El biogás producido se transforma en energía eléctrica, a través de un grupo electrógeno, y la misma se vende a la red local, por intermedio de la cooperativa eléctrica de Carlos Tejedor. Por su parte, el subproducto líquido de este proceso se utiliza como biofertilizante, aplicándolo a los cultivos del establecimiento.  De esta forma se produce carne, se vende energía, se genera biofertilizante y se logra un manejo de efluentes sustentable y no contaminante.

En este sistema productivo, la recría se realiza a corral y a campo y la terminación con encierre. El maíz y sorgo producidos son la base de la alimentación de los animales, como grano y como silo de planta entera. También se aprovechan los rastrojos de los cultivos de verano, verdeos invernales y el campo natural que ocupa parte del establecimiento.

Respecto al proceso de producción de biogás, una bomba ingresa al digestor los efluentes provenientes del lavado de los corrales, previamente homogeneizados por un agitador. Después de 40 días de fermentación, el material sale a una pileta de decantación, subproducto que será utilizado posteriormente como biofertilizante. Dentro del biodigestor, las bacterias producen gas metano – que una vez filtrado, enfriado y presurizado – sale al motogenerador de energía eléctrica y queda dispuesto para su ingreso a la red eléctrica del pueblo.

Como conclusión, pudo apreciarse que una administración conveniente de los residuos de la actividad agropecuaria, favorece significativamente a la producción y a la transformación de biomasa en distintas formas de energía. Se logran así impactos positivos desde lo ambiental y económico: optimizar el ambiente sanitario a través del control de la contaminación; generar energías renovables y proveer de biofertilizantes para los cultivos. La visita tuvo un saldo positivo para los participantes, ya que permitió conocr in situ este emprendimiento, conducido por un productor que cuenta con infraestructura similar a los de nuestra región.

 

Fuente: INTA