Cultivos de verano, soja versus maíz

Si bien existe una amplia paleta de cultivos de verano que se desarrollan a lo largo y ancho del país, la soja y el maíz son los que compiten por los mejores ambientes productivos. Y es la soja quien vino ganando por mucho en la proporción de suelo sembrado. Desde la década del 90´comenzó a sobresalir al punto tal de nombrar a este proceso de conquista de hectáreas “sojización”. Los debates respecto a los perjuicios que el monocultivo de soja traía, ponía del otro lado al maíz, por ser el segundo cultivo de verano más elegido para su siembra, cuyas características agronómicas contribuyen a suplir lo que a la soja le falta:  principalmente carbono al suelo a través de los rastrojos. A partir del 2016 este proceso de avance de la soja comenzó a revertirse y el maíz ganó, campaña tras campaña, mayor superficie de siembra.

Veamos la posición de Argentina, comparado con sus dos principales competidores americanos, Brasil y Estados Unidos, respecto a proporción de superficie ocupada por ambos cultivos, así como las implicancias de sumar maíz y restar soja a la producción argentina.

  •         Maíz Vs Soja: Estados Unidos, el gigante agricultor, siembra más de 70 millones de hectáreas entre maíz y soja, destinando 52% de esta superficie a maíz, y 48% a soja. Recibe el puesto de mayor productor de maíz del mundo. Brasil, en segundo lugar, siembra con soja y maíz en sus diferentes fechas de siembra más de 58 millones de hectáreas, destinando 66% a soja y 34% a maíz, coronándose como el mayor productor de soja del mundo. Argentina, casi como su ubicación geográfica lo determina, está en tercer lugar, con 23,6 millones de hectáreas sembradas entre estos dos cultivos. En su proyección 21/22 se destinaría 70% a siembra de soja y 30% a maíz. Vemos que, de los tres países, Argentina es la más sojera, seguida de cerca por Brasil.

En Argentina más de dos tercios del área es destinada a soja y menos de un tercio a maíz. Analizar estas proporciones en términos agronómicos, resulta en que es imposible hacer rotaciones bianuales. Un año soja y al siguiente maíz. Por el contrario, se entiende que, para mantener esta proporción, se requiere sembrar de dos a tres años seguidos soja y uno de maíz. Esta proporción argentina ha evolucionado a favor del maíz en las últimas campañas. En los últimos trece años ha habido campañas con superficie sembrada con soja, siete veces mayor a la de maíz, siendo cinco y seis a uno la proporción más frecuente hasta la 15/16, para reducirse a tres a uno a partir de la 16/17 y acercarse a dos a uno en la futura 21/22.

Comparando con Brasil y Estados Unidos, aún se produce una gran proporción de soja y menor de maíz. Continuar revirtiendo esta tendencia sigue siendo un desafío, desde el manejo técnico profesional agronómico y desde la gerencia de las agro empresas.

Sin embargo, no todo es agronómico, ya que el producto logrado debe ser comercializado dentro o fuera del país. Pasemos entonces a la segunda parte del análisis.


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  •          Maíz y Soja: más de 90% de la soja producida en nuestro país, se exporta como grano, harina o aceite de soja. Más del 70% del maíz comercial producido se va en exportaciones como grano. El resto se queda dentro del país para ser usado por la industria o producciones cárnicas. En el caso de la soja, siendo su rol principal la exportación de harina de soja, ha logrado procesar más de 44 millones de toneladas en campañas anteriores. Mientras que para la futura 21/22 se espera una cosecha de 44 millones de toneladas, dejándo sin margen para errores, a fin de que la industria procesadora disponga de la mercadería durante todo el año, en caso de sostenerse el volumen de molienda y exportaciones de harina y aceites, no quedaría saldo de soja como grano. En cuanto a maíz se proyecta una cosecha de 55 millones de toneladas, récord histórico de cosecha de maíz comercial. Las mayores exportaciones anuales en las campañas recientes, fueron de 40 millones de toneladas, que representaría 72% de la proyectada cosecha, en caso que se sostenga ese volumen de exportaciones, recordar que las exportaciones de maíz argentino han tenido importancia los últimos años, por sequía en países exportadores, y por aumento de la demanda de parte de China, eventos que, de no sostenerse para la 21/22, podrían elevar la oferta o reducir la demanda respectivamente. En caso que se exporte ese volumen, 40 MM TN quedarían 15 MM TN para ser consumidas por la industria local. Este consumo anual normalmente no supera 6 millones de toneladas, quedando un saldo que podría rondar 9 millones de toneladas. Por último, el crecimiento anual de la producción de carnes, bovina, porcina y aviar, es mínimo. No hay por el momento acciones para elevar el consumo interno de maíz y absorber un potencial excedente de maíz.

Hay muchos factores internacionales que afectan la demanda de maíz a nivel global. El dilema de la tasa de corte obligatorio con biocombustibles, donde el maíz es el que más aporta a la producción de etanol, es uno de ellos. Por otro lado, el temor de menor crecimiento económico de parte de China y su decisión política de reducir emisiones de efecto invernadero. Esto podría generar desaceleración de la demanda de granos de parte del principal cliente de soja y de maíz del mundo.

Si la producción de carnes no se expande durante el 2022, y el panorama internacional va hacia una mayor oferta internacional de maíz, y menor nivel de demanda, el aumento productivo de maíz, podría no ser absorbido por la exportación. Esto afectaría al mercado interno de maíz al tiempo que reduciría el ingreso de divisas de parte de soja, por la menor producción.

Conclusiones: aumentar la superficie de siembra de maíz y reducir la de soja, es uno de los mensajes más promovidos para disminuir los efectos ambientales y agronómicos que causa el monocultivo de soja. Como así también mover muchos más recursos en materia de tecnología de insumos y procesos y proveer un grano que es insumo básico para una amplia gama de productos. La cosecha de soja seguirá aportando a la agroindustria nacional, y, dada la reducción de superficie de siembra, será fundamental elevar la productividad de cada hectárea sembrada para compensar con rendimiento los recortes de superficie.

En cuanto a maíz, en el mundo solo Argentina y Ucrania exportan 80% de su producción. El resto consume la mayor proporción del maíz que producen, generando valor dentro de sus mismos países. Producir más maíz que soja, sin fortalecer las cadenas productivas locales que absorban la mayor oferta producida, es quedar expuestos al mercado exportador, a la demanda internacional de maíz, y al precio que puedan ofrecer.

 

Fuente: INTA por Marianela Sabrina De Emilio

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