El estrés calórico es una condición que afecta negativamente el bienestar de los animales, especialmente en épocas de altas temperaturas. Esta situación ocurre cuando los animales experimentan cambios fisiológicos que superan su temperatura de confort, lo que puede llevar a graves consecuencias para su salud y productividad.
Ante esta problemática, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) sugiere una serie de medidas para los productores tamberos. Es fundamental proporcionar sombra adecuada en las áreas de espera, ordeñe y alimentación, utilizando mallas plásticas de alta densidad que permitan una cobertura óptima por cada animal. Además, se debe asegurar una ventilación apropiada y un acceso constante a agua fresca, pues una vaca puede consumir hasta 140 litros por día.
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Minimizar el tiempo de espera durante el ordeñe y programar actividades en horas más frescas puede disminuir significativamente el estrés calórico. Se recomienda priorizar pastoreos nocturnos y mantener dietas que reduzcan la producción de calor metabólico. También es crucial estar alerta ante el comportamiento de los animales para detectar signos tempranos de estrés. Implementar ventiladores y aspersores en las áreas de alta actividad puede ofrecer un respiro vital a los animales, asegurando así su salud y bienestar durante períodos de calor extremo.