Uruguay va camino a convertirse en una potencia celulósica: un logro que no salió gratis

A propósito del anuncio de UPM sobre la nueva planta industrial por construir.

Esta semana la compañía finlandesa UPM anunció que construirá una nueva planta de celulosa de eucaliptus en Uruguay con una inversión inicial de 2700 millones de dólares, además de otros 350 M/u$s que se emplearán para montar infraestructura portuaria y logística. El inicio de la obra está programado para la segunda mitad del año 2022.

“La inversión de UPM refuerza la imagen internacional de Uruguay en cuanto a su seguridad jurídica, estabilidad institucional, seriedad, responsabilidad y confiabilidad, para la llegada de inversiones extranjeras”, aseguró el gobierno nacional uruguayo por medio de un comunicado.

“En Uruguay hay una política de forestación, con un millón de hectáreas plantadas en la actualidad, y los inversionistas tienen la garantía de que tendrán retribución económica”, aseguró el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca Enzo Benech.

A pedido de UPM, el Estado de Uruguay se comprometió a construir el “Ferrocarril Central” que se extenderá por 273 kilómetros desde el Puerto de Montevideo hasta la ciudad de Paso de los Toros (donde se localizará la nueva fábrica de UPM). Requerirá una inversión de unos 1000 millones de dólares y se hará en el marco de un proyecto de Participación Público Privada (PPP).

Uruguay cuenta en la actualidad con dos grandes plantas industriales de pasta celulósica: UPM en Fray Bentos y Montes del Plata, de capitales suecofinlandeses (Stora Enso) y chilenos (Arauco), en Punta Pereira (contiguo a la localidad coloniense de Conchillas). Con la nueva fábrica de UPM la nación se transformará en una potencia celulósica global.

La estabilidad jurídica y una política forestal consistente fueron condiciones necesarias pero no suficientes para promover el desarrollo de la industria celulósica. Hubo detrás una política que no fue (ni tampoco es) gratis.

La nueva planta de UPM –al igual que las otras dos pasteras que están en operación– estará ubicada en una zona franca, donde pagará un canon anual fijo de apenas 7,0 millones de dólares por año.

Las empresas localizadas en zonas francas uruguayas están exentas de todo tributo nacional tanto creado por crearse, además de gozar de plena libertad para efectuar ingreso o egreso de divisas. Sólo deben abonar cargas sociales por los empleados de la empresa radicada en la zona franca. El régimen se diseñó para promover cadenas de valor y generar empleo.

A partir de marzo de 2018 entró en vigencia la Ley 19.566 por medio de cual se modificó el régimen de zonas francas en Uruguay, aunque los cambios sólo regirán para las nuevas empresas que se radiquen en zonas francas (las ya existentes mantendrán lo beneficios del régimen anterior). El nuevo marco legal mantiene las exenciones tributarias pero exige una cantidad mínima de trabajadores y activos en territorio uruguayo, además de aplicar exoneraciones en regalías solamente si el producto en cuestión (patentes, licencias, etcétera) fue desarrollado en Uruguay.

La pasta celulósica es el segundo producto de exportación de Uruguay en importancia, aunque, técnicamente, no debería ser considerada una operación de comercio exterior de la nación oriental porque las divisas generadas en zonas francas no tienen la obligación de ingresar al sistema financiero uruguayo (razón por la cual los informes mensuales de comercio exterior de la agencia oficial Uruguay XXI muestran las exportaciones “sin zona franca” y “con zona franca”).

La radicación de las pasteras, sin embargo, permitió diversificar el perfil del sector energético: en el año 2016, por primera vez en la historia de Uruguay, la biomasa superó a los hidrocarburos (petróleo) en la participación de las fuentes de energía de la matriz de abastecimiento.

En 2018 el 43% de abastecimiento interno de energía en el país oriental provino de turbinas alimentadas por el vapor generado por la combustión de residuos forestales (biomasa) proveniente de las dos plantas industriales de pasta celulósica, según indica el último Balance Energético Nacional.

 

Fuente: Valorsoja

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