Una “Niña de baja intensidad” condicionará la próxima cosecha gruesa de Argentina

Analizado el estado del Pacífico, se observa que es neutral en estos momentos y que los modelos muestran la instalación de una Niña de baja intensidad hasta febrero y marzo del 2021.

 

El sector ya “compró” una Niña y aparecieron las alarmas, pero además de La Niña hay otros forzantes que determinan las lluvias en cada una de las regiones de Argentina. En momentos de plena planificación y compras para el ciclo de granos gruesos 2020/21 y ante tantas confusiones frente al gran indicador de largo plazo que es el fenómeno ENSO —Oscilación del Sur El Niño— es interesante volver sobre algunos conceptos y aclarar algunas dudas.

¿Cuál es la situación actual y que cabe esperar del Pacífico?

Al presente, el estado del Pacífico es neutralLos modelos nos muestran una tendencia hacia la instalación de una Niña de baja intensidad que estaría presente hacia septiembre próximo. Esa Niña seguiría instalada hasta febrero y marzo del 2021, a partir de donde comenzaría a amortiguarse el enfriamiento. O sea que vamos a transitar la cosecha gruesa bajo condiciones de Niña de baja intensidad.

¿Cuán determinante es este indicador para Argentina?

Si bien la presencia de una Niña significa que el gran moderador climático no va a jugar a favor de Argentina, la real oferta de agua dependerá de los fenómenos regionales, los cuales no tienen que ver con el Pacífico.

La lectura que hay que hacer es la siguiente: La Niña se asocia o impacta en forma negativa para los cultivos de la gruesa en Argentina, no para la fina. Pero, las anomalías o lo que se denomina tiempo extremo determinará la real oferta de agua durante la gruesa.  El sector “compró” ya una Niña y aparecieron las alarmas, pero, además de La Niña hay otros forzantes que determinan las lluvias en cada una de las regiones de Argentina”.

Por eso, debe trabajarse con escalas espaciales precisas que caractericen el nivel de riesgo zonal. Cada productor o empresa dedicada a la producción agrícola debería identificar sus periodos críticos. Desde el punto de vista climático, tiene que generar sus indicadores de riesgo para seguir trabajando en el ajuste de la siembra.

Fuente: Dr. José Luis Aiello GEA  BCR

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