Tratamiento de lactancia. Alternativas para mejorar la respuesta reproductiva de la vaca de cría

En el presente trabajo se describen brevemente algunas herramientas disponibles, utilizadas en la reducción del efecto del amamantamiento sobre el anestro posparto en vacas de cría, y de esta manera, mejorar los índices de preñez. El planteo de un productor dedicado a la ganadería de cría es obtener un ternero por vaca por año. Los factores que participan en el logro de esta meta son múltiples; aunque el adecuado estado nutricional (reservas corporales) de la vaca de cría debe considerarse como unos de los de mayor importancia. Una forma de medir el estado nutricional es a través de la condición corporal (CC). Esta medida representa el estado de las reservas corporales (músculo y grasa) con las que el animal cuenta para cubrir los requerimientos de mantenimiento y de producción (Rosatti, 2018).

En nuestra región se utiliza una escala del 1 al 9, donde el 1 representa una vaca extremadamente flaca y 9 un animal exageradamente gordo. Un manejo nutricional inadecuado (generalmente por falta de ajuste de carga animal) en el período que transcurre entre el destete y el servicio, deriva en una condición corporal subóptima al momento del parto (Sampedro y Pizzio, 2016) y posterior servicio. Esto generalmente ocurre cuando, el período de lactancia se extiende más allá del mes de febrero (época de destete) y la vaca no es capaz de disminuir sus requerimientos y ganar energía con el rebrote otoñal del campo natural. Durante el otoño, existe un excedente en la oferta de pastizal que la vaca podría cosechar y transformar en reservas corporales.

Estas serán utilizadas durante los dos primeros meses de lactancia (período en el que llega al pico de producción de leche) y que coincide con el invierno, época crítica en crecimiento y calidad del pastizal (Sampedro y col, 2008). En la Unidad de Cría de la EEA INTA Mercedes, con los datos obtenidos entre los años 1989 y 1997, Sampedro y otros (2003) relacionaron el porcentaje de preñez promedio obtenido después de un servicio de octubre a diciembre con la CC que fue evaluada al preservicio de cada año. El porcentaje de preñez fue menor al 70 % en vacas con CC inferior a 3, mientras que fue igual o mayor al 84 % en vacas con CC 3 o más (Rosatti, 2018).

Por ello es posible asociar la actividad reproductiva de la vaca de cría con su condición corporal. La duración del anestro posparto (período entre el parto y primer celo fértil) es afectada por la combinación de la cantidad y calidad del alimento disponible, la CC y la competencia por los nutrientes entre la reproducción y otras funciones fisiológicas (Short y otros, 1990, Rosatti, 2018). En vacas con CC adecuada, el primer folículo dominante posparto ovula en promedio en la onda folicular 3,2 ± 0,2, aproximadamente a los 30 días (Murphy y otros, 1990).

Mientras que en vacas con CC baja, normalmente ovulan en la onda folicular 10,6 ± 1,2 a los 70 a 100 días (Stagg y otros, 1995). En este sentido, dos momentos claves permiten predecir la performance reproductiva de una vaca de cría: la condición corporal al parto y al servicio. Además, la palpación de los ovarios a través de un tacto transrectal y/o ecografía transrectal de ambos ovarios al inicio de la temporada de servicio, posibilita la clasificación de las vacas que reiniciaron la actividad ovárica en cíclica y aquellas que continúan en anestro.

Una herramienta de gran impacto para mejorar la calidad reproductiva de los vientres al momento del servicio son los tratamientos de lactancia, llámese, destete temporario (DT) y destete precoz (DP). Para lo cual es importante clasificar el estado reproductivo de los vientres y definir qué tipo de tratamiento según la condición corporal. Esquema 1.

En el Cuadro 1 se observa un resumen de lo descripto, concluyendo que la evaluación de la CC junto con el diagnóstico de actividad ovárica, representan prácticas altamente recomendables a la hora de evaluar y eficientizar los índices reproductivos de la vaca de cría.

Descripción de los tratamientos de lactancia

El destete precoz es una práctica eficaz para reducir el efecto del amamantamiento y acortar el anestro posparto reiniciando la actividad reproductiva de los vientres. Para lo cual es necesario realizar un buen diagnóstico de los vientres, es decir, que se encuentren en baja condición corporal y en anestro para que justifique su implementación y la relación costo-beneficio sea positiva. Para llevar a cabo dicho tratamiento de lactancia será necesario contar con mano de obra calificada para el manejo de los terneros e infraestructura y alimentación acorde. En la siguiente figura, se observa el impacto del DP en vacas con y sin tratamiento (Figura 1). El DP tuvo un impacto sobre la ganancia de peso y, en consecuencia, sobre la condición corporal reflejada en los índices de preñez. Cabe destacar de dicho trabajo, que el efecto positivo de la práctica se hizo visible en los vientres de baja condición corporal, es decir, menor a 3. De lo contrario, el tratamiento no muestra grandes diferencias entre ambos grupos.

Por otra parte, el destete temporario consiste en interrumpir la lactancia mediante la colocación de la tablilla nasal al ternero por 14 días, así la madre destina la energía aportada por la nutrición a la reactivación de la actividad sexual. En este caso, si bien no son necesarios insumos extra, es importante que los vientres tengan reservas corporales (mínimo 3 de CC) y ganancia de peso durante la ausencia del ternero. De lo contrario, el tratamiento no resultará efectivo y las vacas no saldrán del anestro. Cabe destacar que, además los terneros pierden alrededor de 5 kg de peso cada semana de interrupción de la lactancia.

Consideraciones finales

Queda demostrado que la condición corporal influye sobre la eficiencia reproductiva de la vaca. El manejo de lactancia es una tecnología que fue ganando importancia debido a su gran impacto para ordenar el rodeo y la toma de decisión con los vientres “problema” ayudado con los tratamientos de lactancia. En resumen, se puede lograr un número estable de terneros año a año con un mínimo incremento del capital operativo (estrategia de procesos) sin alterar la oferta energética (pastizal natural), capitalizando sus excesos y negociando los déficits, con una administración rigurosa de los requerimientos nutritivos de los vientres y del ternero que permita un balance entre la oferta y demanda de nutrientes y con ello un mejor beneficio a nivel del sistema de producción.

 

Fuente: INTA por María Gabriela Hug

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