Criterios que contribuyen a definir qué variedad de trigo sembrar. Estabilidad, adaptabilidad.

Todas las acciones y decisiones tomadas en relación al cultivo que se planifica sembrar son importantes y contribuyen en mayor o menor medida, al éxito de la producción alcanzada. Entre el 8 y el 21 % de la variabilidad de resultados de una campaña es explicada por la combinación de variedad, fecha de siembra, espaciamiento entre hileras, densidad. Además el manejo de los factores bióticos (insectos, malezas, enfermedades) y abióticos (nutrientes, agua etc), resulta estratégico para favorecer el crecimiento del cultivo y por lo tanto, la productividad.

Si bien en la región norte de Santa Fe, la potencialidad ambiental (dada básicamente por la radiación, temperatura y disponibilidad de agua) es marcadamente inferior a la zona triguera típica de Argentina, la inclusión de trigo en la rotación, es una opción interesante para la sustentabilidad ambiental y productiva. Además, ofrece a la empresa agrícola un ingreso financiero, promediando la primavera. El resultado económico dependerá del rendimiento y calidad comercial de lo producido.

En general se podría decir que la siembra de trigo, en esta zona, implica un manejo poco complejo, donde la elección de la variedad a sembrar es lo más importante. Rendimiento, sanidad y calidad es el orden de los aspectos que inciden en la elección de la variedad. Los tres aspectos mencionados son intrínsecos al genotipo, con respuesta ligada al ambiente. Si el ambiente es bueno, se intentará capitalizarlo, con un conjunto de variedades de alto potencial, que expresen mayor rendimiento en esos ambientes. Asimismo, para ambientes que presentan restricciones para satisfacer las demandas del cultivo (básicamente factores abióticos), las variedades a considerar serían otras. Por lo tanto, conocer la productividad media (adaptación) y probables variaciones (estabilidad) de las diferentes variedades, forma parte de la información básica para reducir error al seleccionar la/s variedad/es (Zuil 2017).

La adaptabilidad es la habilidad de un cultivar determinado de manifestar buen desempeño en determinadas condiciones ambientales, es decir, se considera la producción promedio. Existe una respuesta diferencial de los genotipos ante variaciones en las condiciones ambientales.

La estabilidad es la capacidad genética de mantener rendimiento a través de una serie de ambientes. Los ambientes pueden variar en prácticas de manejo, en la presión de factores bióticos, así como en condiciones edáficas y climáticas. Las posiciones relativas entre los genotipos evaluados en diferentes ambientes a menudo difieren entre ellas, por lo que se dificulta la identificación del genotipo. Por lo mencionado en párrafos anteriores, la interacción genotipo ambiente (GxA) es la principal causa de las diferencias entre genotipos y está asociada al comportamiento diferencial que presentan los genotipos bajo diferentes condiciones de desarrollo y años de evaluación (Pérez-Ruiz, et al.2015). Es así que el rendimiento de un cultivo es el resultado final de una compleja interrelación entre los procesos de crecimiento y desarrollo, fuertemente afectados por factores genéticos, ambientales y principalmente por la interacción de ambos (Slafer, 2007).

Estabilidad y adaptabilidad en variedades ciclo corto

Para este análisis se consideraron sólo variedades de ciclo corto ya que, en la zona de producción ubicada en el noreste de Santa Fe, al menos el 95% de la superficie destinada al cultivo de trigo corresponde a variedades de este ciclo. Se evaluó rendimiento (kg ha-1 de grano) y porcentaje de proteína (%P) en grano de 32 variedades comerciales. Todas las variedades participaron entre 3 y 8 campañas de la RET de trigo (Red de Ensayos Territoriales), actividad bajo protocolo, coordinada por el Instituto Nacional de Semillas (INASE). INTA Reconquista participa en dicha RET, como un sitio de evaluación dentro de la subregión 1 de trigo; por lo que la evaluación se realizó en el Campo Experimental de la EEA Reconquista (Lat.29° 11´S y 59° 52´O), Santa Fe. La fecha de siembra óptima para este ciclo es la comprendida entre el 5 y 30 de junio, variando la densidad de siembra entre 280 y 320 plantas por unidad de superficie. La fertilización de base con fósforo y aporte de nitrógeno (N) a la siembra y macollaje (60 kg ha-1). Se realizó control de malezas e insectos plagas, no así de enfermedades.

Cada fecha de siembra representó un ambiente en cada campaña del cultivo. Se realizó un análisis simple de estabilidad y productividad, para lo cual se utilizó como criterio de estabilidad al cociente de variación versus el rendimiento de la variedad. Esta información permite “ordenar” las variedades en diferentes cuadrantes según su mayor o menor estabilidad (cuadrantes superior o inferior respectivamente); como así también mayor o menor rendimiento (derecha o izquierda), según se muestra en Figura 1, lo que permite, asimismo, ordenar gráficamente el comportamiento de las variedades consideradas en este estudio (Figura 2) A modo de ejemplos, para la interpretación de lo presentado en Figura 2 se podría decir que las ocho variedades que se ubican en el cuadrante inferior derecho, son aquellas variedades de mayor estabilidad y rendimiento. Por otro lado, las ubicadas en cuadrante inferior izquierdo, son variedades para considerar en planteos productivos donde el rendimiento no es el criterio considerado para la elección. Luego de este método rápido de análisis, resta preguntarse si esta información es suficiente para una recomendación de siembra. Por ejemplo ¿qué sucede con las ubicadas en cuadrante superior derecho, es decir, con las variedades de rendimiento mayor al promedio, pero de mayor CV? En este caso, el análisis de estabilidad no brindaría por sí solo, información suficiente. Por lo tanto, se requiere un análisis de adaptabilidad, el cual permitiría analizar en qué ambientes una variedad puede expresar su potencial y en cuáles no. El análisis de adaptabilidad que se realizó fue el método de regresión lineal adaptado de Finlay & Wilkinson (1963). En este método se analizan dos parámetros, llamados “a” y “b”, que representan los parámetros de la regresión lineales entre rendimiento del cultivar y el rendimiento ambiental considerado como el promedio del ensayo (Tabla N° 1).

En Tabla N° 2, se detalla rendimiento (kg ha-1 ± desvío estándar) y los parámetros “a” y “b”, de las variedades ciclo cortos, que participaron en al menos 3 campañas. Como se mencionó en párrafos anteriores, esta información aportaría criterios más precisos para considerar en la elección de la variedad a sembrar, asociando este comportamiento a la “oferta ambiental del lote”. Por ejemplo Arex, en la Figura 1, fue una de las variedades con rendimiento mayor al promedio, pero con baja estabilidad debido a que su CV es superior al promedio. Pero analizando esa misma variedad, considerando los parámetros “a” y “b”, se completaría el análisis mencionando que es una variedad de bajo desempeño en ambientes malos (b<0), pero es muy bueno (superior al promedio), en ambientes buenos. Similar conclusión correspon-><0) pero es muy bueno (superior al promedio), en ambientes buenos. Similar conclusión correspondería a la variedad ACA 906 (por mencionar a otra variedad, que sí es sembrada en la zona). Por lo cual, estas variedades serían recomendadas para siembras en lotes de alto potencial.

 

Contenido de proteínas en grano

Iguales criterios expuestos para selección de variedades por rendimiento, son posible aplicarlos para selección de variedades por contenido de proteínas en grano (%P). Vale destacar que el contenido de proteínas del grano está fuertemente ligado al manejo del cultivo y a la fertilización nitrogenada. El número de variedades analizadas fue inferior que las consideradas para rendimiento ya que dispone de equipo para su determinación (NIR) a partir del año 2012. En la Figura N° 3 se grafica las variedades en diferentes cuadrantes, en función al % P en grano y el CV.

Analizando la ubicación de las variedades en cada cuadrante, se podría decir, por ejemplo, que Buck Claraz, Buck Saeta y Klein Proteo, son tres variedades clasificadas como grupo 1 de calidad panadera, con un % P superior al promedio y mayor estabilidad. En base al análisis de adaptabilidad, arriba mencionado en Tabla N° 3, se detalla porcentaje de proteínas (% P ± desvío estándar) y los parámetros “a” y “b”, de las variedades ciclo cortos, que participaron de la RET en al menos 3 campañas. La mención de ejemplos anteriores, invita a que la información aquí presentada sea considerada como una herramienta más en la toma de decisiones. No se define a las variedades como “buenas, malas o regulares”. La mejor variedad será aquella que permita alcanzar el objetivo de producción propuesto. Lograr mayor rendimiento, cosechar mejor calidad, seleccionar una variedad que integre rendimiento – calidad o simplemente seleccionar la de mejor sanidad (menor costo en manejo). Es por todo esto que la oferta comercial de variedades de trigo es fundamental, como también lo es conocer la interacción GxA. Las prácticas de manejo del cultivo con las cuales se busca adecuar los requerimientos del cultivo con la oferta del ambiente, permitirá disminuir la variabilidad en los resultados productivos.

 

Fuente: INTA por Ana María Brach, Sebastián Zuil