Con uno de los complejos industriales más importantes y eficientes del mundo, Argentina se caracteriza entre los grandes productores de soja por ser el que posee el mayor porcentaje de procesamiento de ese poroto para transformarlo en aceite, harina y biodiesel, lo que lo convierte en el mayor exportador de estos productos.
Pero durante las últimas campañas se registró una tendencia decreciente tanto en la producción y calidad de la soja argentina, como en las cantidades procesadas en nuestro país. Esta situación ha provocado un descenso en las exportaciones de la cadena sojera, principal complejo exportador de Argentina, y ha llevado a la industria a funcionar con un 40% de capacidad ociosa. Es por ello que para abastecer las plantas de crushing y aumentar el contenido proteico de la harina de soja argentina, el Régimen de Admisión Temporaria tiene un rol primordial.
Este sistema favorece las importaciones de soja para su transformación y exportación como subproductos, permitiendo que el exportador tribute derechos de exportación solo sobre el valor agregado en Argentina, y no sobre el valor bruto de los subproductos exportados.
Desde el año 2002 hasta octubre del 2020, se importaron 27 Mtn de soja, de las cuales un 83% provinieron de Paraguay, 8% de Estados Unidos, 6% de Brasil, 2% de Uruguay y el resto de otros orígenes. En el mismo período, Argentina produjo 825 Mtn de la oleaginosa. Sin embargo, las cantidades importadas fluctuaron a través de los años, debido especialmente a cambios en la normativa. En lo que va del 2020 ya ingresaron 5 Mtn, lo que representa el 13% de la molienda estimada.
De este trabajo, puede concluirse que el Régimen de Admisión Temporaria constituye una herramienta con claros beneficios para la cadena de soja y la economía argentina. Entre ellos, pueden destacarse: mayor utilización de la capacidad instalada local en los meses de menor oferta de soja en Argentina, valiéndose de la complementariedad con otros orígenes; sostenimiento de la molienda en campañas en donde la producción de soja local se ve afectada negativamente por eventos climáticos adversos, como la sequía actual; aprovechamiento de las ventajas logísticas que otorga la Hidrovía; mejora en la calidad de la harina de soja argentina, que se favorece con mejores precios y acceso a más mercados; aumento de las exportaciones netas del país, con 244 millones de dólares netos estimados para 2020; y distribución de los elevados costos fijos de la industria entre una mayor cantidad de toneladas, mejorando su capacidad de pago por la mercadería.
En suma, la realidad de la cadena de soja argentina debe llamar a una reflexión más amplia respecto del futuro del principal complejo exportador neto del país y las políticas necesarias para promoverlo. En esa agenda, el régimen de admisión temporaria tiene potencial para convertirse en una herramienta clave en la recuperación de la cadena y su participación de Argentina en los mercados internacionales.
Fuente: Bolsa Cereales de Buenos Aires