El coordinador del Grupo de Países Productores del Sur (GPS), la ministra de la producción de Santa Fe y el director técnico de Casafe analizaron el rol estratégico de este espacio que reunió a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en torno a problemáticas y desafíos compartidos.
El Grupo de Países Productores del Sur (GPS) es un espacio que reúne a productores independientes y entidades privadas de cuatro países sudamericanos (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) en torno a la consolidación de la región como uno de los grandes polos globales capaces de satisfacer la demanda y con el objetivo común de lograrlo mediante prácticas que aseguren la sustentabilidad de los ecosistemas productivos. Su coordinador, Eduardo Serantes, participó de un panel en Mercosoja 2019 en el que explicó cuáles fueron sus principales lineamientos y los alcances de las acciones que acordaron implementar. Según explicó, para la conformación del GPS trabajaron en 5 puntos centrales que fueron marcos de referencia:
- Geopolítica de los alimentos: acuerdos entre países y regiones.
- Integración regional: yendo juntos los cuatro países con acuerdos para resolver problemas comunes.
- Acuerdos y reglas de juego para el comercio y las inversiones: trabajar en el tema aranceles es una prioridad. Las cadenas de valor son cada vez más importantes en el comercio. Esto requiere juntar al comercio con las inversiones.
- Seguridad alimentaria y desarrollo sostenible: “Tenemos que trabajar fuertemente en este tema porque es una de las principales demandas de los mercados del mundo”, apuntó.
Serantes enumeró también las distintas etapas que transitó el grupo:
- Origen de la propuesta;
- Análisis de riesgos de resistencia a productos fitosanitarios;
- Desarrollo de los equipos de trabajo para cada país;
- Presentación al Concejo Agropecuario del Sur (CAS) y al Comité de Sanidad Vegetal (COSAVE).
Serantes remarcó que los países miembro de GPS comparten el criterio de que con las buenas prácticas se logra mejorar la eficiencia productiva, reducir el impacto ambiental, y mejorar el posicionamiento frente a la demanda mundial.
Una de las entidades que integran el GPS es la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe). Su director técnico, Federico Elorza, contó como fue el proceso para llegar al acuerdo con los representantes de los países que integran ese espacio y cómo se relevaron los mayores problemas en hongos, malezas y enfermedades de cada uno de ellos, lo que permitió cotejar y armar un mapa con la información sobre estas problemáticas a nivel Mercosur.
En el análisis sobre los riesgos de resistencia a fitosanitarios se estableció que, en el caso de los hongos, el NEA y el NOA (el 10 por ciento del área de soja de Argentina) presentan potenciales problemas de resistencias; en Paraguay la roya asiática de soja tiene un alto riesgo de resistencia, como así también el tizón de la hoja y la mancha marrón. “Con las buenas prácticas se retrasa la aparición de esas resistencias”, explicó Elorza.
En cuanto a los insectos, en Argentina aparece generalizado, con mayor probabilidad hacia el centro-norte, y con un aumento de presión de orugas, chiches, gorgojo y trips. En Paraguay se observa un aumento de orugas y chinches, como así también trips, y mosca blanca en safriña. Uruguay muestra un aumento de orugas y chiches; y Brasil problemas en soja BT por falta de refugios.
Por último, las malezas aparecen como una problemática seria y generalizada en todo el país, con 32 resistencias a herbicidas detectadas. En Paraguay y Brasil es notoria la resistencia a Conyza, glifosatocy Amaranthus.
Elorza explicó que cada país tiene su propio modo de gestionar el riesgo, con instituciones y empresas (articulación público-privado) que trabajan en forma sinérgica para brindar soluciones ante cada problemática. En Paraguay, por ejemplo, se conformó una Mesa de la Roya copiando el exitoso modelo brasilero para trabajar sobre la roya asiática. En Brasil Embapra tiene una fuerte presencia en malezas, tanto como lo tienen en Argentina el INTA y Aapresid, por citar algunas entidades.
Por último, la ministra de la Producción de la provincia de Santa Fe, Alicia Ciciliani, realizó un análisis político sobre las buenas prácticas agrícolas, centrando su disertación en las acciones que llevó adelante esa cartera. “Cuando llegamos al ministerio asumimos como una preocupación el hecho de que había mucho desconocimiento con el problema de los fitosanitarios y muchos focos de conflicto en esta provincia. Se nos desviaba la agenda pública en temas sin sustento científico y académicos, poniendo en riesgo la producción de alimentos y el empleo. Fue así que tomamos la decisión estratégica de asumir el problema y buscar respuestas”, sostuvo. La ministra explicó que la premisa fue dejar atrás la concepción del Estado del siglo XX (ese que corre desde atrás para sancionar) y orientar las políticas a la profesionalización, la fiscalización y la simplificación.
“Buscamos a los ingenieros agrónomos –por medio del Colegio de Ingenieros Agrónomos- para que nos ayuden a llegar a los productores, porque no hay reglamentación eficiente si el productor no entiende que producir con sustentabilidad y responsabilidad social le va a redituar en mejor productividad y que, además, va a sentir que cuida el suelo que le dejará a sus hijos”, sostuvo.
Ciciliani explicó que junto a entidades como el INTA, Aapresid, y la Bolsa de Comercio de Rosario, el Estado santafesino promovió la puesta en agenda de las buenas prácticas y la fiscalización. “Los aplicadores eran actores fundamentales, entonces decidimos armar equipos para fiscalizar y capacitarlos. Llevamos capacitados (incluso con registro de sus máquinas) a más de 3.000 en toda la provincia y contamos con un registro de sus máquinas. Con políticas públicas veníamos a cubrir una demanda que la sociedad estaba esperando”, finalizó.
Fuente: Prensa Mercosoja
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