La importancia de planificar el uso de herbicidas según la rotación de cultivos

El uso de herbicidas en la protección de nuestros cultivos es ampliamente conocido y beneficioso. Sin embargo, es fundamental planificar su uso estratégicamente, teniendo en cuenta la rotación de cultivos de cada región. Cada región tiene características particulares que hacen que ciertos herbicidas sean más adecuados que otros, dependiendo del tipo de suelo, las temperaturas y las precipitaciones.

Es esencial conocer en detalle las características de los herbicidas y cómo varían según las condiciones del suelo y el ambiente. Esto nos permitirá producir o adaptar una rotación de cultivos sin problemas de fitotoxicidad, que es el grado de efecto tóxico producido por un herbicida en las plantas.

Un ejemplo de esto es el herbicida Picloram, que es efectivo en el control de malezas en el cultivo de maíz. Sin embargo, es importante tener en cuenta que puede permanecer en el suelo hasta 150 días después de su aplicación, lo que podría causar efectos adversos en cultivos sensibles. Esto se conoce como Carry Over, que es el tiempo que un herbicida permanece en el suelo a concentraciones fitotóxicas para los cultivos.


La disipación del Picloram en el suelo puede ocurrir por adsorción a los coloides o por lixiviación. En años secos o con bajas precipitaciones, es posible encontrar restos de Picloram en el suelo hasta 365 días después de su aplicación. Esto puede causar problemas en cultivos de soja, por ejemplo.

Otro grupo de herbicidas que puede generar problemas son los ALS, que son conocidos por su persistencia en el suelo. Es importante evaluar los factores que influyen en la disipación de estos herbicidas en los suelos, para evitar problemas de fitotoxicidad en cultivos posteriores.

Para utilizar los herbicidas de manera eficiente y responsable, es necesario conocer sus características y dinámica en el suelo, llevar un registro de los productos aplicados, rotar principios activos y familias de herbicidas, y planificar cuidadosamente las rotaciones de cultivos, especialmente cuando las condiciones ambientales varían de una campaña a otra.

En resumen, los herbicidas son una herramienta estratégica para el control de malezas, pero su uso debe ser planificado cuidadosamente según la rotación de cultivos de cada región, para evitar problemas de fitotoxicidad y garantizar una producción agrícola eficiente.

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