Problemas de las siembras primicias y tempranas en el cultivo de algodón

Con el aumento de las temperaturas a comienzos de septiembre, los productores algodoneros del área de riego del Río Dulce de Santiago del Estero consultan acerca de cuándo es el momento más temprano para empezar a sembrar el algodón. La razón por la cual los productores desean adelantar lo más que se pueda la fecha de siembra se basa en diferentes motivos. Están aquellos que lo hacen porque el comienzo de la temporada de riego a mediados de septiembre los obliga a regar temprano y por lo tanto tienen disponible los lotes para sembrar también en forma temprana; otros prefieren hacerlo con el fin de evitar los problemas de lloviznas y temporales que ocurren durante el mes de marzo coincidentes con el inicio de la cosecha en el área y finalmente, un tercer grupo, que suponen que sembrar temprano es cosechar temprano y entrar al mercado antes que la mayoría, les permitirá lograr mejores precios. Sea cual fuere el motivo, la recomendación de siembra del algodón para el área de riego de Santiago del Estero se extiende entre el 01 de octubre y el 30 de noviembre (Mondino, 2018). Esta fecha de siembra adoptada por la COPROSAVE (Comisión Provincial de Sanidad Vegetal) de Santiago del Estero se adelanta a la fecha acordada por el SENASA en su última resolución, la Nº 5/2013 que establece el 15 de octubre como fecha de comienzo de la siembra de algodón en el área de riego de Santiago del Estero. Esta recomendación de adelantamiento de la COPROSAVE se basa en los numerosos resultados de muchos años de experiencias llevadas a cabo por la EEA Santiago del Estero en el área (Mondino y Koritko, 2017).

Debido a la probabilidad de que la superficie con algodón a plantarse en esta campaña 2018/19 se incrementará notablemente sumado al largo período de tiempo que se necesita para regar un lote, originado en la baja eficiencia de conducción de los canales de riego y a la falta de sistematización de los lotes, nuestra experiencia nos dice que numerosos productores optarán por adelantar la fecha de siembra a la recomendada, inclusive arriesgándose a los pronósticos climáticos que están indicando probabilidades de bajas temperaturas durante el mes de setiembre e inclusive durante octubre. La germinación de una semilla de algodón comprende una serie de eventos extremadamente complejos que deben coordinarse estrechamente para que una semilla inactiva se transforme en plántula activa.

Además de las condiciones físico-químicas del suelo, existen algunos factores del ambiente que deben ser tenidos en cuenta al momento de la siembra:

1) Las condiciones de temperatura tanto del ambiente como del suelo.

2) La humedad, que en el secano dependerá de las precipitaciones y como acumularla en el suelo, pero que en áreas bajo riego dependerá de la cantidad de agua disponible en el sistema de riego en tiempo y forma.

3) La concentración de oxígeno en el suelo La EEA-INTA Santiago del Estero no recomienda las siembras fuera de las épocas autorizadas. Sin embargo, para aquellos productores que decidan arriesgarse a sembrar en condiciones que no son las mejores podemos acercarles algunas sugerencias relacionadas con la incidencia de los factores ambientales (temperatura, humedad y concentración de oxígeno del suelo), la calidad de la semilla y la eficiencia de siembra con el único fin de evitar o por lo menos atenuar posibles pérdidas económicas, producto de tener que resembrar lotes con bajos porcentajes de plantas logradas en siembras “primicias” o muy tempranas.

Factores ambientales

Temperatura: Las semillas secas son altamente tolerantes al frío, pero tan pronto como se las coloca en el suelo húmedo, comienzan a absorber agua y entran en su etapa más sensible. Uno de los momentos más críticos para la germinación del algodón es la temperatura mínima entre el momento de la siembra y los primeros cinco días posteriores al inicio del proceso de germinación (Hake et al., 2005). Ludwig (1932) informó que la temperatura mínima para la germinación de la semilla de algodón es de aproximadamente 12ºC. Sin embargo, Camp y Walker (1927) no observaron germinación con temperaturas de 14ºC, resultados que concuerdan con los obtenidos por Pereira et al. (2005). Si las temperaturas del suelo llegan a ser inferiores a 10ºC en la etapa más sensible, o sea cuando la semilla está absorbiendo agua, a menudo muere después de que la radícula (raíz juvenil) ha crecido 1,0 a 1,5 cm o sencillamente, no se desarrolla como una raíz normal. Si logra sobrevivir al enfriamiento dentro de los primeros 5 días después de la siembra, a menudo resulta en plantas débiles con retraso en la maduración y rendimiento reducido (Hake et al., 2005).

Dado que la temperatura del suelo para las semillas de algodón colocadas a poca profundidad puede fluctuar ampliamente, se debe evitar sembrar cuando se pronostica que la temperatura bajará a menos de 16°C en cualquier momento durante los primeros días después de la siembra a fin de impedir que ocurran daños por frío al algodón. La lesión por frío puede dar como resultado una plántula malformada, la pérdida de la raíz principal, reducir el vigor y el establecimiento de la densidad y la mayor probabilidad de problemas de enfermedad de la semilla ya que además de que el ambiente frío restringe el crecimiento del algodón, también aumenta su vulnerabilidad a los hongos patógenos, los cuales crecen muy bien a partir de los 15,5ºC (Boman y Lemon, 2005). Por ello, se debe prestar especial importancia al efecto de las bajas temperaturas sobre la germinación, ya que el algodón normalmente se siembra al comienzo de la primavera cuando las bajas temperaturas del suelo pueden ser todavía, un peligro importante.

Numerosos autores mencionan que la zona de temperatura óptima para la germinación del algodón oscila entre los 28ºC a 30ºC (Weir, 1959; Cole y Wheeler, 1974; Bohorquez, 1977). En la siguiente tabla desarrollada por Krzyzanowski y Delouche (2011), se puede observar que a medida que la temperatura disminuyó desde la zona óptima (área amarilla), la tasa de germinación también disminuyó, pero los porcentajes de germinación durante el período de 10 días posteriores fueron significativamente menores, solo con temperaturas por debajo de 18ºC. A medida que la temperatura aumentó por encima de la zona óptima, el porcentaje de germinación comenzó a disminuir y lo hizo bruscamente por encima de los 32ºC.

Si bien la temperatura óptima para la germinación del algodón es de cerca de 30ºC, difícilmente se alcance esas temperaturas en los meses de septiembre y octubre en el área de riego de Santiago del Estero. La mejor recomendación es sembrar siempre que las temperaturas del suelo sean mayores a 18ºC y el pronóstico de temperatura del aire sea favorable a los aumentos de la temperatura media en los 7 días siguientes a la siembra para evitar fallas en la emergencia y en el stand de plantas. En la siguiente gráfica puede observarse la evolución de la temperatura media diaria del aire y la temperatura media del suelo a 10 cm de profundidad como así también la temperatura diaria del suelo a 10 cm de profundidad medida a las 9,00 hs. Los valores diarios son el promedio de 10 campañas para las temperaturas del suelo y de 27 años para las temperaturas del aire, obtenidas en la Estación Meteorológica del Campo Experimental Francisco Cantos de la EEA Santiago del Estero (Lat. Sur: 28° 01′ 00″// Long. Oeste: 64° 13′ 00″//169 msnm)

Claramente se observa que la temperatura media del suelo a 10 cm de profundidad está por encima de los 20ºC durante los meses de septiembre y octubre. A mi entender, esta temperatura no refleja fielmente la temperatura media del suelo, ya que es el resultado de tres lecturas diarias de temperatura: a las 9,00; 15,00 y 21,00 hs. Sin embargo, cuando se toma en cuenta la lectura de la temperatura del suelo a 10 cm de profundidad a las 9,00 hs y se la compara con la temperatura media del aire, ambas correlacionan muy bien, por lo que puede interpretarse que también la temperatura media del aire podría ser un buen indicador de cuando comenzar las siembras con una cierta capacidad de logro de un adecuado stand de plantas. Efectivamente, si se toma la temperatura de 18ºC como la temperatura adecuada para iniciar los procesos de germinación y emergencia, se observa que dicha temperatura es alcanzada aproximadamente el 18 de septiembre. Sin embargo, esta temperatura permanece inestable durante una semana aproximadamente pero recién a partir del 24 de septiembre se estabiliza y comienza a aumentar. Por lo tanto, puede interpretarse que, a partir de esta última fecha, comienzan las temperaturas favorables para el desarrollo de la germinación y una rápida emergencia del algodón en el área de riego del Río Dulce.

Como referencia adicional puede mencionarse que las recomendaciones técnicas a los productores algodoneros australianos para el comienzo de su temporada de siembra no solamente se refieren a la temperatura del suelo a las 9,00 hs, sino que agregan la condición de que la temperatura media del aire se incremente en los 10 días siguientes a la siembra (CDS, 2014). Boman y Lemon (2005) por otra parte, establecen que como mínimo, la temperatura del suelo en la zona de semillas y raíces debe exceder los 16ºC y el pronóstico de los cinco días posteriores para las temperaturas máximas diurnas debe exceder los 27ºC y las temperaturas mínimas nocturnas por encima de 10ºC. Por último, también se pueden mencionar algunas reglas generales adicionales que describen el calentamiento del suelo y que pueden proporcionar una guía para mejorar la temperatura del suelo:

  • Los suelos arenosos se calientan más rápido debido al menor contenido de agua. El agua del suelo tiene una alta capacidad de calor y actúa como un amortiguador térmico.
  • Los suelos superficiales que se drenan bien se calientan más rápido que el suelo anegado.
  • Las camas de siembra bajo labranza convencional se calientan más rápido que las camas de siembra sin preparar (siembra directa) debido a la mejora del contacto del aire con el suelo, el ángulo del sol y el drenaje de la superficie.
  • Los suelos de color oscuro tienden a calentarse más rápido que los suelos claros, porque absorben mejor la luz solar.

Humedad: La semilla se reconoce como una estructura “en reposo”. Está deshidratada (10% de humedad), en gran parte compuesta de tejido de almacenamiento, los cotiledones, que van a proporcionar la energía necesaria para el desarrollo de las plántulas y rodeada por un revestimiento casi impermeable y duro, el tegumento. La semilla también contiene un embrión en uno de cuyos extremos está la radícula, que se convertirá en la raíz (crecimiento subterráneo) y en el otro extremo está la plúmula, que formará el tallo y las hojas (crecimiento aéreo). Básicamente, la semilla está en un estado de animación suspendida, principalmente debido a la falta de agua y oxígeno. El proceso de germinación comienza con la absorción de agua (imbibición), la reactivación del metabolismo y el inicio del crecimiento. El lecho de siembra “ideal” sería un suelo húmedo y cálido, con un contacto firme de la semilla con el suelo, al menos en la mitad inferior de la semilla, y suficiente cobertura del suelo para evitar el secado excesivo. En la primera fase del proceso germinativo, el agua se mueve del suelo húmedo a la semilla seca a través de un proceso físico y químico. El bajo contenido de humedad de la semilla atrae agua del suelo hacia ellas por lo que el contenido de humedad de la semilla puede aumentar de 10-12% a 40-80% en menos de 12 horas. No es necesario que la semilla esté viva para que ocurra esta hinchazón inicial.

 

El mismo principio está en funcionamiento cuando se usa una toalla de papel o una esponja para recoger un derrame de un líquido. Esta rápida absorción de agua estimula la descomposición de los lípidos de almacenamiento (moléculas parecidas a las grasas) en ácidos grasos libres. La conversión a ácidos grasos libres es irreversible y es en parte, responsable del origen de las semillas de baja calidad que resultan de los capullos expuestos a la intemperie durante un prolongado período de tiempo (Guthrie et al, 1995; Mondino, 2015).

Una vez que la raíz o la punta de la raíz ha emergido de la semilla, la falla del stand debido al secado del suelo es rara. Bajo estas condiciones, tendríamos stands bastante exitosos incluso con semilla de menor calidad. Sin embargo, difícilmente los productores algodoneros del área de riego del Río Dulce se arriesguen a sembrar si sus lotes no han sido regados con el tradicional “riego de presiembra” que asegura la hidratación del perfil hasta casi 1,00 m de profundidad.

Oxígeno: La germinación y emergencia también puede verse obstaculizado si los niveles de oxígeno en el suelo son bajos debido a la saturación de las condiciones del suelo durante un largo tiempo o a la formación de costras del suelo. El requisito de altos niveles de oxígeno es particularmente importante en plantas como el algodón, cuyas semillas contienen grandes cantidades de lípidos de almacenamiento que se utilizan durante la germinación y la emergencia. El oxígeno es un reactivo necesario para la conversión química de lípidos en ácidos orgánicos y azúcares. Si el oxígeno es bajo, pueden faltar las materias primas necesarias para la emergencia. La formación de costras superficiales también dificulta la emergencia. La aireación del suelo se reduce porque el proceso de sellado impide el paso del oxígeno de la atmósfera al suelo.

A veces en forma repentina, pueden aparecer frentes fríos después de sembrar. El aire frío reemplaza el calor subtropical y disminuye la temperatura del suelo. Si ese frente frío está asociado a lluvias contribuirá a la saturación del suelo y dependiendo de su intensidad, a sellar la superficie creando una costra y generando una condición bastante difícil de superar (lesión por frío, bajos niveles de oxígeno y superficie sellada). En síntesis, cualquier impedimento o estrés (temperatura, humedad u oxígeno) pueden extender el período de germinación que, sumado a las altas demandas metabólicas del proceso, pueden agotar las reservas de las plántulas ocasionando su muerte antes de la emergencia, o bien quedar predispuestas a una lesión o muerte por otras causas tales como enfermedades o insectos.

Calidad de la semilla

Una forma de proteger sus inversiones “riesgosas” al plantar muy temprano, es controlar el porcentaje de germinación de su semilla o poder germinativo (PG). La siembra es una operación fundamental por lo que los productores siempre deben esforzarse por emplear semillas de la mejor calidad posible. Por ley, cada bolsa de semillas fiscalizada lleva una etiqueta que incluye, entre otros datos, la especie, variedad, categoría, el poder germinativo y la pureza del lote. La agencia reguladora de Argentina, el Instituto Nacional de Semillas (INASE), muestrea lotes de semillas al azar para realizar pruebas que aseguren que las semillas cumplan o estén dentro de la tolerancia de las condiciones indicadas en la etiqueta que les permitan ser vendidas comercialmente. Debido a que las semillas son organismos vivos y pueden deteriorarse con el tiempo y las condiciones de almacenamiento, bajo condiciones del ambiente que no son del todo adecuadas como en las siembras anticipadas es poco práctico tomar el valor de referencia del poder germinativo absoluto que figura en la etiqueta de la bolsa de semillas.

Las etiquetas generalmente indican un poder germinativo (PG) mínimo de la semilla exigida por la ley para cada especie y que en el caso del algodón es del 70 por ciento y se lo determina mediante un test de germinación estándar. Seguramente si se extrae una muestra de semilla de esa bolsa cuya etiqueta dice 70% de PG, lo más probable es que al hacerle un análisis de poder germinativo en un laboratorio habilitado por el INASE, nos dé valores superiores al registrado en la etiqueta.

Estos análisis que hacen los semilleros o los laboratorios habilitados miden la viabilidad de la semilla o sea, miden el potencial de la semilla para crecer en condiciones favorables. Por lo tanto, la viabilidad de un lote de semillas hace referencia a su capacidad de germinar y de originar plántulas normales en condiciones ambientales favorables. Estos análisis pueden ser hechos de dos diferentes maneras: la tradicional, que es manteniendo las muestras de semilla a una temperatura constante de 30ºC o bien someter las muestras a períodos alternos de temperatura de diferente longitud, 8 horas a 30ºC y 16 horas a 20ºC (ISTA, 1996). Se colocan cuatro repeticiones de 100 semillas en una toalla de papel húmeda. La semilla es luego cubierta por otra toalla de papel humedecida, envuelta y colocada en una cámara de germinación. Los recuentos se toman a los 4 y 12 días cuando las temperaturas alternan o a los 4 y 9 días cuando las temperaturas son constantes. Los resultados de la prueba se expresan como un porcentaje de germinación, que se define además como el porcentaje de plántulas normales que se desarrollan durante el período de prueba. Para el algodón, se debe esperar un valor mínimo del 70% para esta prueba, independientemente del régimen de temperatura utilizado.

Cuando las condiciones del ambiente no son las adecuadas al momento de la siembra, se debe establecer otra medida complementaria para conocer la calidad de la semilla, la que se denomina test de germinación en frío o “cold test”. Como existen ligeras variaciones en la temperatura y los procedimientos de esta prueba de frío que pueden causar grandes diferencias en los valores de germinación, no es práctico declarar esta información en la etiqueta. Sin embargo, esta información se puede obtener de la mayoría de las compañías de semillas o, en algunos casos, del distribuidor que vendió la semilla. El vigor de una semilla puede ser definido de dos maneras diferentes. Puede definirse como la velocidad y uniformidad de la germinación de la semilla y el crecimiento de la plántula o, puede definirse también como la capacidad de las semillas para emerger en condiciones ambientales desfavorables. La prueba de germinación en frío es una medida más adecuada para establecer el vigor que la prueba de germinación estándar, ya que mide la capacidad de las semillas para crecer bajo situaciones de estrés provocado por temperaturas frías al momento de la germinación.

 

Las muestras de semillas se preparan y se colocan en la cámara de germinación utilizando procedimientos similares a los de la prueba estándar de germinación, pero a diferencia de aquellas, se mantienen a una temperatura constante de 18ºC. Los conteos se realizan a los siete días y solo se tienen en cuenta aquellas plántulas que tienen radículas (raíces de la semilla) con una longitud de 3,5-4,0 cm o más (ISTA, 1996). Se debe esperar un valor mínimo de 60 por ciento para esta prueba del test de frío. Obviamente, los valores más altos son mejores, pero saber los valores del test de frío para toda semilla de algodón que se va a sembrar en condiciones frías, es lo más importante. Al respecto se ha desarrollado una tabla con algunas sugerencias tomando como referencia los valores obtenidos del test de frío.

Por ejemplo, si sabe antes de sembrar en condiciones frías que hay dos lotes de semilla que tienen un PG del 80%, pero el lote A presenta un valor de test de frío de 80% y el B, un valor del 60%, es lógico que existirán diferencias en los valores de emergencia si ambos se siembran desde principios de septiembre a principios de octubre. Es aconsejable plantar el lote A con un valor del 80% debido a que en las fechas tempranas de siembra existen más probabilidades de encontrar algunas condiciones adversas en las que un mayor vigor de la semilla puede ayudar a obtener una densidad aceptable. Sin embargo, si ambos lotes se plantan a partir de mediados de octubre, cuando las condiciones son más favorables para la germinación y rápida emergencia de las plántulas, probablemente no habrá diferencia entre los doslotes. Cuando se siembra en suelos fríos, es imperativo usar semilla de la más alta calidad, medida por la prueba de germinación en frío. Se ha desarrollado algunas sugerencias en función de la combinación de valores de ambas pruebas, el estándar y el frío que ponemos a vuestra consideración en el siguiente cuadro:

Calidad de Siembra

Densidad en función del distanciamiento Una densidad de plantas uniforme es más crítica que el número real de plantas por metro, siempre teniendo en cuenta que hay más desventajas con una densidad de plantas que es demasiado baja que con una densidad demasiado alta. Debemos recordar que el número de plantas logrado es una variable que es muy difícil de cambiar o ajustar después de la siembra. Partiendo del hecho de que, manteniendo la densidad constante, es posible conseguir una mejor distribución de las plantas disminuyendo la separación entre las hileras en relación al sistema de siembra convencional a 1,00 m, la EEA Santiago del Estero realizó una experiencia en donde se compararon cinco distanciamientos con una densidad constante de 120.000 plantas por hectárea. Los resultados mostraron un incremento significativo del rendimiento a medida que se acortaba la distancia entre surcos alcanzando valores superiores al 25 % para el distanciamiento más estrecho (0,26 m) (Mondino et al, 2015).

Resultados de ensayos complementarios empleando densidades consideradas adecuadas para cada distanciamiento entre surcos, mostraron la misma tendencia que en el ensayo anterior en donde se mantenía constante la densidad, aunque con valores de rendimiento superiores para todos los distanciamientos, llegando el menor distanciamiento a superar al convencional en más del 42%.

Profundidad de siembra

Uno de los errores más comunes en la siembra, es observar que los productores plantan algodón demasiado profundo. El algodón es una planta muy débil cuando es joven. Por lo general, lucha para germinar, emerger y crecer, hasta que alcanza la etapa de 4 a 5 hojas en donde podemos considerar al lote como logrado. En muchos casos, se ven lotes de algodón plantados a profundidades de 5 cm o incluso más. En años cuando las temperaturas cálidas y la humedad óptima promueven una emergencia rápida, los problemas con la siembra demasiado profunda parecen ser poco frecuentes. Sin embargo, las excelentes condiciones de siembra NO son normales cuando se siembra muy temprano, ni deberían esperarse. La siembra demasiado profunda provocará una emergencia pobre en la mayoría de los años, especialmente cuando prevalezcan condiciones menos que ideales. En la mayoría de los casos, los productores establecen sus sembradoras a cierta profundidad y continúan durante años sin hacer ningún tipo de ajustes por el clima o el tamaño de las semillas. En algunos casos, los productores plantarán más profundo de lo que deberían para perseguir la humedad. Es importante darse cuenta de que cuanto más profundo se siembre el algodón, más tiempo y energía tendrá que gastar para emerger completamente, lo que reduce sus posibilidades de lograr una densidad óptima, aumenta la probabilidad de sufrir lesiones de varios tipos y da como resultado plántulas más débiles que han agotado rápidamente sus reservas de energía. Si emergen, las plántulas suelen ser más débiles y más vulnerables a los trips y las enfermedades de las plántulas.

El algodón debe sembrarse a una profundidad de 3 a 5 cm, desde la parte superior de la semilla hasta la parte superior del suelo. En muchos campos del área de riego con un historial de formación de costras, las semillas deben colocarse a profundidades incluso más bajas de entre 2 y 2,5 cm. En situaciones de no labranza, generalmente se aconseja sembrar algodón lo más superficialmente posible mientras se cubre efectivamente la semilla con un contacto ideal de suelo a semilla. En todos los casos, es importante plantar en una humedad adecuada del suelo. El objetivo de todo esto es afirmar que no existe una profundidad de siembra única para todas las condiciones y que la misma debe ajustarse para diversas situaciones.

Revisión de la sembradora

Dedique algo de tiempo a la revisión de los equipos de siembra para asegurarse de que todo funcione correctamente. Las roturas en el campo te atrasarán y permitirán que la humedad superficial del suelo se seque aún más. – Asegúrese de que estén instaladas placas de siembra correctas y que el deflector esté en el nivel correcto. Inspeccione los sellos de vacío o los gatillos por daños o desgaste. – Preste especial atención al calibre de la semilla para evitar obturaciones de los orificios de las placas ya sea por semillas grandes o por semillas pequeñas.

– Las cadenas de transmisión y los dientes de los rodamientos deben estar ajustados y lubricados correctamente y deben sustituirse si están gastados. – Asegúrese de que los abresurcos y las ruedas de presión estén desgastados uniformemente y que los rodamientos estén sanos. Si la regulación de las ruedas de presión de la sembradora está demasiado alta, puede provocarse una zona compactada sobre la semilla y la plántula joven tendrá dificultades para salir. – Mantenga un kit de piezas de repuestos esenciales (tubos de siembra, ruedas de presión, rascadores, cadenas, boquillas y gatillos) a mano para permitir reparaciones rápidas menores que minimizan el tiempo de inactividad. – Las densidades de siembra deben calibrarse antes de ingresar al campo. Cada sembradora tiene una tabla de siembra especifica normalmente graduada en número de plantas por metro lineal de surco. – Durante la operación, controle regularmente la profundidad de la semilla y la condición del suelo alrededor de la semilla. Esto es especialmente importante cuando se siembra en secano con la humedad de la lluvia, donde es posible que encuentres cierta variabilidad entre lotes de un mismo campo.

Consideraciones Finales

Estas sugerencias son solo una guía y sus resultados deben consultarse con un profesional Ingeniero Agrónomo habilitado. Si las condiciones de plantación son ideales, los resultados de una prueba de frío, puede subestimar la emergencia real, haciendo que un agricultor siembre demasiadas semillas. Sin embargo, si luego de la siembra la temperatura del suelo baja a 16ºC o menos, la emergencia resultante podría estar muy por debajo de la prueba de germinación estándar. Use esta información para establecer las mejores fechas de plantación y densidad de siembra.

Las condiciones mínimas para sembrar incluyen una temperatura del suelo de 18ºC a una profundidad de 4-5 cm a media mañana (9,00 a 10,00 hs) durante cinco días consecutivos y un pronóstico favorable en los 10 días posteriores a la siembra. Sin embargo, si es necesario plantar en condiciones inferiores a las óptimas, elija lotes de semillas con mejores resultados del test de germinación en frío para mejorar las posibilidades de obtener una densidad aceptable. El uso de un fungicida de muy buena calidad se recomienda cuando existe un historial de enfermedad de las plántulas y/o cuando se siembra en condiciones menos favorables. Recuerde, que la resiembra puede ser costosa: mayor gasto en semillas, combustible, aceites y lubricantes, mayores horas hombre, el ciclo a la madurez se va a retrasar y posiblemente la calidad de la semilla que consiga al final de la fecha de siembra sea de inferior calidad. Por ello, es importante hacer las cosas bien la primera vez.

Asegúrese de que los números de lote de las bolsas de semillas estén registrados en las facturas de venta al recibir la semilla. Si ocurren problemas, la variedad y el número de lote estarán entre los primeros pedidos de los semilleros. Se sabe que algunos productores extraen muestras de semillas de cada lote de semillas y almacenan las muestras en un lugar fresco y seco. Una bolsa de plástico de un cuarto de tamaño con el lote de semillas escrito en la bolsa o con la etiqueta de la bolsa adjunta brindará una muestra adecuada si es necesario. Una bolsa de semillas cerrada de cada lote de semillas, almacenadas en un lugar fresco y seco, lejos de productos químicos o combustibles, también pueden ser una fuente de muestra si surgen problemas a principios de la temporada. Plantar muy temprano no asegura precocidad. Plantar semillas de alta calidad en un suelo cálido y húmedo dará como resultado una germinación rápida y una emergencia más uniforme. Una plántula vigorosa será susceptible a las enfermedades de las plántulas durante un período de tiempo mucho más corto, podrá superar los efectos de las plagas tempranas, ayudará a mejorar el control de las malezas estableciendo un diferencial de altura y un establecimiento del cultivo en óptimas condiciones.

 

Fuente: INTA por Cristian Pedro Simón