Un equipo internacional de investigación, compuesto por especialistas del INTA y de universidades de Argentina y Australia, ha llevado a cabo un estudio para analizar los factores agronómicos y ambientales que influyen en la brecha de rendimiento y productividad del agua en el cultivo de soja en la región pampeana. La brecha de rendimiento de la soja se refiere a la diferencia entre el rendimiento potencial limitado por el agua y el rendimiento real en los lotes.
Esta brecha plantea un desafío para los productores, ya que representa una pérdida de oportunidades de obtener mayores rendimientos. Según los especialistas del INTA y las universidades involucradas en el estudio, los factores agronómicos juegan un papel fundamental en la brecha de rendimiento de la soja. Estos factores incluyen la nutrición de la planta, el uso de fungicidas, la fecha de siembra y el grupo de madurez del cultivo. De acuerdo con Horacio Videla Mensegué, especialista del INTA, “los factores agronómicos explican la mayor parte de la brecha de rendimiento de la soja, lo que indica que existen oportunidades para mejorar la productividad a través de prácticas adecuadas”.
En este sentido, la fertilización con fósforo, la aplicación de fungicidas y la elección de la fecha de siembra y el grupo de madurez de las variedades de soja son aspectos clave que pueden influir en el rendimiento del cultivo. Además de los factores agronómicos, los factores ambientales también desempeñan un papel importante en la brecha de productividad del agua en la soja.
Según Videla Mensegué, la región y la presencia de la napa freática son los factores ambientales más significativos. La presencia de la napa freática reduce la brecha de rendimiento en un 14%, mientras que la aplicación de fungicidas también puede reducir la brecha en un 14%. El estudio también reveló que durante el fenómeno climático El Niño, la brecha de rendimiento de la soja se redujo en un 42% en comparación con las fases La Niña y neutral. Esto indica que las condiciones climáticas pueden tener un impacto significativo en la productividad del cultivo.
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En cuanto a la fecha de siembra, se observó que en las fases La Niña o neutral, las brechas de rendimiento fueron mayores en las fechas de siembra intermedias (20 de octubre y 10 de noviembre) que en las fechas de siembra más tardías. En cambio, durante la fase El Niño, la brecha de rendimiento fue un 41% mayor en los cultivos sembrados temprano (del 10 al 20 de octubre) en comparación con los cultivos sembrados más tarde. En resumen, el estudio realizado por el equipo internacional de investigación ha identificado los factores agronómicos y ambientales que explican la variación en la brecha de rendimiento y productividad del agua en la soja.
Estos hallazgos son de gran relevancia para los productores, ya que les proporcionan información clave sobre las prácticas recomendadas para mejorar la productividad del cultivo. La adecuada nutrición de la planta, el uso de fungicidas, la elección de la fecha de siembra y el grupo de madurez son aspectos que pueden influir en el rendimiento de la soja. Además, se destaca la importancia de considerar las condiciones ambientales, como la presencia de la napa freática y los fenómenos climáticos, para optimizar la productividad del agua en el cultivo de soja en la región pampeana.
Fuente: INTA Informa