Dos provincias enteras, Entre Ríos y Santa Fe y 95% del territorio de Buenos Aires padecen la falta de precipitaciones. Así surge de un trabajo del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (SISSA), una organización internacional que monitorea los eventos climáticos, que informa que, actualmente, más de la mitad de la Argentina se encuentra bajo una condición de déficit hídrico, que va desde un panorama de sequía “extrema y excepcional” hasta estados “anormalmente secos”.
El relevamiento del SISSA, realizado el 5 de noviembre, refleja la situación del último trimestre, indicando que el 59,87% del territorio argentino se encuentra atravesando una sequía que varía en su intensidad, mientras que 40,13% presenta una condición “no seca”. En términos de área afectada, esto significa que hay una extensión de 1.499.780 km2 con déficit hídrico.
Si se desagregan esos datos, 10,13% (253.688 km2) atraviesa una “sequía excepcional”; 14,28% (357.624 km2), una “sequía extrema”; 11,36% (284.617 km2), una “sequía severa”; 12,55% (314.367 km2), una “sequía moderada”; y 11,56% (289.484 km2), una situación “anormalmente seca”, mientras que 40,13% (1.005.377 km2) no sufre una situación de déficit hídrico.
Buenos Aires. El territorio bonaerense atraviesa una situación muy grave, ya que 75,15% de su superficie atraviesa una situación de sequía entre excepcional a extrema, mientras que 8,98% presenta una condición de déficit hídrico severo, 5,37% moderado y 5% anormalmente seco. Solo 5,5% de la provincia, equivalente a unas 16.751 km2, se presenta sin falta de humedad.
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Litoral. El panorama es todavía más grave en Santa Fe y Entre Ríos, provincias que, según el SISSA, no tienen superficie que no esté libre de sequía. En el primer caso, 18,87% del área atraviesa una sequía excepcional, mientras que 37,14% refleja una situación de sequía extrema; 36,91%, severa y 7,07%, moderada. En el segundo caso, 36,64% de su territorio sufre una sequía excepcional; 50,5%, una sequía extrema y 12,86% tiene condiciones de sequía severa.
Córdoba. En este contexto, es actualmente la provincia menos afectada por la sequía. Al 5 de noviembre, 5,75% de su territorio se encontraba atravesando una sequía extrema; 16,29%, una sequía severa; 33,46%, una sequía moderada; y 27,25%, una situación anormalmente seca, mientras que 17,26% presentaba un panorama normal o no seco.
Norte, oeste y sur. Las provincias norteñas también enfrentan un escenario difícil. En Corrientes, 89,20% de su superficie atraviesa una situación de sequía entre excepcional y extrema. En Chaco, ocurre lo mismo en el 86,14% de su superficie, mientras que en Formosa la sequía excepcional y extrema alcanza a 45,5% de su superficie, mientras que la severa cubre 40,79% de su territorio.
En Salta, Jujuy, Tucumán, Misiones y Santiago del Estero la situación está mejorando. En esta última provincia, solo 2,91% de su área sufre sequía extrema, mientras que, en Misiones, 53,14% de su superficie tiene una buena condición hídrica.
En el oeste argentino, Mendoza es la provincia con mayor sequía, que afecta a 50,15% de su territorio, mientras que, en la Patagonia, Neuquén presenta la peor condición, con 35% de su superficie con algún grado de déficit hídrico.
En tanto, la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, integrada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, entre otros organismos oficiales, calcularon que existen unos 140 M de ha con sequía, de las cuales más de 7 M se categorizan como “severas”, con 3 provincias más afectadas: Buenos Aires (44 partidos), Santa Fe (4) y Entre Ríos (5).
No alcanzarán. En las perspectivas climáticas para estos 3 distritos, el trabajo señaló que luego del 25 de octubre, en el área afectada por sequía severa, “se esperan para las próximas dos semanas lluvias por debajo de lo normal. En la próxima semana se esperan acumulados en torno a los 10 mm, lo cual no cubre los valores normales”.
Además, el informe refleja que los índices de humedad del suelo muestran condiciones de sequía extrema en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe. A esta situación se sumó que, entre septiembre y octubre, “se acentuó la falta de lluvias en el centro-este del país agravando los impactos de la sequía, especialmente en la Zona Núcleo. El déficit acumulado de precipitación en esa zona, entre 2020 y 2022, es más bajo que el registrado entre 2007 y 2009, una de las más intensas sequías que haya afectado a la región”.