Agro negocios: desde un contexto global a la agroindustria local

El pasado 27 de octubre se llevó a cabo el IX Congreso de Agronegocios. Profesionales de diversas áreas del agro plantearon aspectos claves desde la coyuntura global del mercado de granos hasta las proyecciones locales de la evolución de la producción primaria y el agregado de valor. Las variaciones en tipo de cambio, inflación, precios de granos, etc, valida la necesidad de aprendizaje para gestionar en medio de la volatilidad.

La función del MATBA-ROFEX, luego de tres años de su fusión entre dos Mercados de Futuros de Argentina, el MATBA de Bs As, y el ROFEX de Rosario, en su participación para la cobertura de riesgos precio de compra y venta de materias primas y divisas, es estratégica. A través del programa NOR y NOR Agro, ofrece la posibilidad de participar de la plataforma de operaciones de MATBA-ROFEX, en vivo y en directo, para experimentar los efectos de las decisiones que podrían tomarse en coberturas financieras y de agro, siendo una herramienta de aprendizaje para adoptar herramientas de coberturas de precios y mejorar la gestión comercial de las agro empresas.

Un panel de expertos describe las perspectivas de los mercados de commodities agrícolas, que traen al maíz con existencias limitadas en los principales exportadores. Estados Unidos, con 30 millones de toneladas menos que el año pasado y poca voluntad de venta de sus productores ante precios que bajen de nivel. Argentina con amenaza de tercera sequía consecutiva, que resultaría en escaza oferta para las fechas de maíz tempranos, entre marzo y mayo del 2023. Ucrania que permanece en conflicto con Rusia y no ofrece garantías para sacar el cereal del país al mundo. De parte de la demanda, China pide menos a Estados Unidos y se abastece más de Sudamérica. El mundo consume menos maíz en lo que su precio es elevado. El condimento bajista posible es la amplia posición comprada de los fondos de inversión, y un escenario recesivo desde Estados Unidos, que restrinja la demanda de alimentos, por aumento continuo de tasas de parte de Estados Unidos y alto valor del índice Dólar en ese país. En cuanto a la soja, muestra precios sostenidos debido a mínimos stocks de Estados Unidos, sus complicaciones logísticas por la bajante del río Mississippi, que beneficia la industria en ese país, con excelentes márgenes de molienda, en busca de aceite para biodiesel, que compensa las importaciones de diésel de Rusia, suspendidas este año. La oferta de Sudamérica está en duda. Si será súper cosecha en Brasil, cosecha escaza de Argentina, y la demanda de China creciendo o frenada en un contexto recesivo, marcarán el pulso de los precios en el corto y mediano plazo. En cuanto al trigo, hay cambios globales que se originan por cambios regionales. Como la intervención de Rusia en el mercado mundial de trigo durante la última década, elevando su participación y quitando liderazgo a Estados Unidos, con menores precios, mayor calidad y un protagonismo exportador con Ucrania, que tiene pendiente al mercado de la renovación o no del acuerdo comercial del corredor del Mar Negro, a fines de noviembre 22. El foco del mercado de granos se corre muchas veces de los fundamentales de oferta y demanda. Se pone en duda la capacidad de las gobernancias del mundo (Estados, instituciones, empresas), para confrontar los bruscos cambios que seguirá presentando el mundo, con coyunturas no vistas, en las que fórmulas conocidas como ajustes de tasas o regulación de exportaciones, podrían no ser suficientes para encausar el comercio globalizado de materias primas. Hay que repensar la importancia de atar al futuro al mercado físico, y no el físico al mercado de futuros. Que tanto productores como industriales tengan acceso a cubrir riesgo precio y clima, según la realidad de la oferta y la demanda, moderando el efecto disruptivo de otros factores. Una preocupación del mercado, es como se abastecerá de maíz en la ventana de febrero a julio 2023, con el escaso aporte que se espera del maíz temprano de Argentina. No hay un verdadero problema de stock físico de granos, sino de originación de ventas, por lo que las industrias de molienda se quedaran sin margen y sin dinero antes de quedarse sin mercadería, para originar esas ventas. Es un problema económico y no de escasez.


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En cuanto al clima, comprender que se atravesará un tercer evento consecutivo de “La Niña”, sin reservas en el suelo, a diferencia del año pasado, que se entraba al menos con la mitad de reservas. Se depende entonces completamente del abastecimiento de lluvias erráticas en las principales zonas productivas de Argentina y Sur de Brasil, que ya comenzaron, pero no serán generalizadas al menos hasta febrero del 2023. Por otro lado, no se pronostican olas de calor extremas ni de larga duración hacia enero 2023, como ocurrieron extraordinariamente en enero del 2022 en Sudamérica. Sin embargo, dadas las escazas a nulas reservas de agua en el suelo y las lluvias erráticas que recibirá el campo, las altas temperaturas tendrán un impacto mucho mayor por la evaporación que causen.

En la coyuntura local, la sequía, que traería menores rendimientos, resultará en mayor peso impositivo para la producción agrícola. Los derechos de exportación y el saldo técnico del IVA, por diferencias entre compras y ventas, son dos importantes componentes del entamado impositivo, que incrementan el peso impositivo y aumentan la participación del Estado sobre la renta agrícola. En este marco el desafío de las agro empresas debe orientarse al crecimiento, a diluir el efecto fiscal a través de integración, cambiar estructura, generar valor agregado y mejorar la capacidad operativa en lo administrativo, financiero, para abordar la aparición de nuevas unidades de negocio. La gestión es central en un contexto cambiante que queda fuera de control. Mirar el mapa de riesgos, juntar equipos competentes para superar las limitaciones impuestas por el contexto global y local.

En cuanto al agregado de valor, interesa destacar los aportes de referentes del sector de carnes, harina y exportación. No se espera recuperación de precios y mercados internacionales de carne bovina. A nivel local las cadenas de las carnes, frente al recurso escaso del maíz, en sistemas como el encierre a corral, seguirán en un terreno de liquidación, por lo antieconómico de preservar y engordar hacienda. La carne bovina desde junio no aumenta el precio al consumidor muy por debajo de la inflación, con más de 20% de retraso. Se espera una actualización de precios. lo que no debiera ser un disparador de nuevas medidas de intervención. Para apostar al desarrollo del sector carne bovina, FIFRA presentó un esquema de utilización de medios mecánicos para salvaguardar la salud del trabajador de frigoríficos. Para desarrollar la comercialización a través de carnes tipificadas, abordar el origen de las carnes, con un estatus sanitario uniforme y la situación fiscal de las carnicerías para reducir la informalidad.  Por el lado impositivo, la no resolución de la alícuota del IVA para el servicio de faena, que afecta a la carne bovina, porcina y aviar, no se resuelve. En cuanto al mercado productor de carne aviar, que exporta entre 11 y 12% de la producción nacional, su límite para exportar es la falta de empresas que se sumen a la exportación. Argentina tiene una demanda exportadora conforme a la oferta exportable local. Las diferentes carnes del país se complementan en el consumo local, que promedian volúmenes de compra según sus precios, buscando cortes y tipos de carnes, para sostener el consumo de kilos de carne por habitante. El riesgo por falta de maíz, considerando un consumo de maíz del sector avícola argentino para carne y huevos, de 5,6 millones de toneladas, no debiera ser un problema para abastecer. Ante las dificultades para conseguir mercadería a partir de febrero 23, podría frenar la cadena productiva avícola. El productor, exportador y consumo interno deberán administrar muy bien sus decisiones para confrontar la ventana de escasez de maíz 2023. Agregar valor y exportar más valor por tonelada, considerando la gran diferencia de precios entre lo que se importa y exporta, es fundamental para dejar de ser deficitarios.

La Industria Molinera, enfrenta desde el productor agrícola, un gran costo hundido del trigo 22/23, por haber trillado lotes con rendimientos insuficientes para recuperar costos. Desde la molinería, son 150 empresas y 40.000 trabajadores que necesitan materia prima para trabajar. La industria molinera buscara mercadería, que permita a las plantas su operatividad, sea de productores locales, exportadores u otros países. Hoy el precio del trigo local es superior a precios que podrían conseguirse de otros países. Es prioritario accionar los molinos y sostener la producción y mano de obra. La cadena molinera busca producir y aportar al mercado interno y a la exportación, harina, fideos, etc. Es necesario un mecanismo de salvataje desde el Estado, para afrontar el gran fracaso productivo del trigo este año, y dar lugar a su continuidad el año que viene. El agro argentino da puestos de trabajo a 3,4 millones de personas en forma integral, por lo que hay que avanzar sobre consensos.

En cuanto a la exportación, el volumen de maíz 21/22 a exportar, buscaría cubrir los compromisos asumidos, 36 millones de toneladas, pero frente a la sequía, se evitará comprometer más mercadería. El Dólar soja complicó el flujo de ventas de maíz desde los productores y trajo incertidumbre a la exportación para asumir nuevos compromisos. En cuanto a los compromisos 22/23, 10 millones de toneladas comprometidas hasta ahora, serían cumplibles, con riesgo de fechas más tempranas, febrero, marzo 23, que podrían ser roleadas hacia adelante. En cuanto a trigo, el mercado local arbitrará precios con la exportación. El Dólar soja permitió ingresar U$S 8.100 millones en 20 días hábiles, lo que muestra el lugar de la soja como un instrumento genuino de generación de divisas, no ocupado por ningún otro instrumento. El mensaje del Dólar soja es sobre la importancia de la respuesta frente a haber mejorado las condiciones para comercializar. Considerar la fuerza pujante de la soja y la expectativa de crecimiento ante la desaparición de los mecanismos de control comercial, apuntando a una macroeconomía de estabilidad.

Sobre el final del evento, hay aportes interesantes como la necesidad para Argentina de un lugar de flexibilidad desde el plano internacional, para desarrollar escenarios que permitan avanzar desde los agro negocios y mercados. Conectar al productor a información estratégica, apuesta a ampliar la mirada para tomar decisiones. Es fundamental ver los números desde los flujos de fondos y alertar a través de indicadores, para visualizar las medidas que necesitan ser tomadas. Los agro negocios deben sumar escala para crecer, así como tener la capacidad de hacer un alto en el camino y pensar en la mejor herramienta para producir más, el conocimiento aplicado a la gestión, apostando a las generaciones futuras.

Fuente: INTA por Marianela Sabrina De Emilio

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