Fertilizantes tradicionales y biológicos: el dúo que promete para la siembra 2024/25

Fertilizantes tradicionales y biológicos: el dúo que promete para la siembra 2024/25

La nutrición biológica en la agricultura se ha convertido en un campo de creciente interés y relevancia en los últimos años. A medida que el mundo se enfrenta a desafíos ambientales y de sostenibilidad, la búsqueda de prácticas agrícolas más responsables ha tomado fuerza. La intersección entre los fertilizantes tradicionales y los insumos biológicos ha abierto un nuevo paradigma que promete revolucionar las metodologías de siembra y cultivo para la temporada 2024/25. Esta nueva perspectiva no solo tiene el potencial de mejorar el rendimiento de los cultivos, sino que también busca mitigar los efectos negativos de la agricultura convencional sobre el medio ambiente.

Los fertilizantes tradicionales han sido fundamentales en la agricultura durante décadas; sin embargo, su uso excesivo puede conducir a problemas como la contaminación del suelo y aguas subterráneas, así como a la resistencia de plagas y enfermedades. Por otro lado, los insumos biológicos, que incluyen microorganismos benéficos y nutrientes orgánicos, ofrecen alternativas innovadoras y sostenibles que pueden complementar y, en algunos casos, sustituir el uso de fertilizantes químicos. Esta sinergia entre ambos tipos de insumos permite a los agricultores adoptar enfoques más equilibrados, mejorando la salud del suelo y, al mismo tiempo, optimizando la producción agrícola.

Un actor clave en esta transformación es la Red de Nutrición Biológica (RNB) de AAPRESID, que se dedica a fomentar la investigación y el uso de insumos biológicos en la agricultura. El objetivo de la RNB es proporcionar a los productores herramientas y conocimientos que les permitan implementar prácticas de nutrición biológica, promoviendo así una agricultura más sustentable y resiliente. A través de estudios, ensayos y capacitación, la RNB busca impulsar la adopción de un modelo agrícola que no solo responda a la demanda de alimentos, sino que también preserva y mejora los recursos naturales para las futuras generaciones.


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Resultados de los ensayos de la campaña 2023/2024

Durante la campaña 2023/2024, se llevaron a cabo una serie de ensayos en diversas regiones de Argentina, cuyo objetivo fue evaluar el impacto de diferentes tratamientos de fertilizantes tradicionales y biológicos en los rendimientos de cultivos de soja y maíz. La metodología aplicada incluyó pruebas en ambientes productivos variados para obtener resultados representativos de las condiciones agronómicas del país. Se seleccionaron parcelas de cultivo en zonas clave, donde se implementaron distintos tratamientos de fertilización para contrastar su eficacia.

Los ensayos incluyeron tanto fertilizantes tradicionales, que han sido utilizados históricamente en la agricultura argentina, como fertilizantes biológicos, que han ganado atención en años recientes debido a sus propiedades sustentables. Se establecieron grupos de control donde no se aplicaron tratamientos, lo que permitió establecer comparaciones claras entre los distintos enfoques de fertilización. Cada tratamiento fue monitoreado durante todo el ciclo de cultivo, evaluando variables como el crecimiento vegetativo, floración y, por supuesto, el rendimiento final por hectárea.

Los resultados preliminares indican un incremento significativo en los rendimientos de soja y maíz en parcelas donde se utilizaron fertilizantes biológicos en combinación con los tradicionales. En particular, los cultivos tratados con este enfoque mixto mostraron un aumento promedio del 15% en el rendimiento en comparación con aquellos que solo recibieron fertilización convencional. Asimismo, se observaron variaciones en los resultados dependiendo de las características del suelo y las condiciones climáticas de cada región. Las zonas con suelos más ricos en nutrientes mostraron un mejor desempeño general tanto para soja como para maíz cuando se aplicaron tratamientos biológicos adecuados.

Los ensayos, realizados en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Santiago del Estero, evaluaron la respuesta en rendimiento en soja y maíz al agregado de distintos insumos biológicos (biocontroladores, PGPR, aminoácidos, ácidos húmicos y fúlvicos, fitohormonas, fertilizantes con bioactivos, entre otros) aplicados en semilla y vía foliar, así como la respuesta del uso combinado de estos productos con fuentes de fertilización tradicionales utilizadas por los productores.

Los resultados revelan que la combinación de productos biológicos aplicados en semilla con fertilizantes tradicionales aumentó significativamente el rendimiento en ambos cultivos. En el caso de soja, el plus en rinde escaló en promedio a 250 kg/ha, respecto de la fertilización convencional.

En el caso del maíz, los tratamientos combinados aplicados en semilla lograron aumentar el rendimiento en más de 290 kg/ha, con resultados particularmente altos en condiciones de mayor adversidad ambiental. En Santiago del Estero, un sitio marcado por las limitaciones en recursos hídricos y suelos de menor fertilidad, los tratamientos combinados superaron el rendimiento de la tecnología del productor en más de 840 kg/ha.

En este sentido, desde la RNB advierten que estos últimos resultados podrían estar asociados a la habilidad de los bioestimulantes para fortalecer la respuesta del cultivo a estreses abióticos (como sequía o baja fertilidad). En el caso del maíz, la bioestimulación, especialmente en condiciones ambientales adversas, mejora la capacidad de la planta para acceder a recursos edáficos, como el agua y los nutrientes del suelo. Esto implica no solo un aumento en el rendimiento, sino una optimización en el uso de recursos, lo cual es clave en el marco de la sustentabilidad.

En cuanto a la combinación de fertilizantes tradicionales con tratamientos biológicos aplicados de forma foliar, los resultados fueron menos concisos, lo que puede deberse a varios factores, como por ejemplo su aplicación coincidente con situaciones que limitaron su absorción y acción.

El análisis de los resultados abre una puerta interesante a la bioestimulación como herramienta para mitigar los efectos de estreses abióticos y bióticos. Desde la Red advierten la importancia de aplicarlas en forma integral, para lograr un manejo agroecológico de los lotes y optimizar los rendimientos.

Los hallazgos continúan siendo analizados, y se espera que la información obtenida ayude a los productores a tomar decisiones más informadas para la siembra de la próxima campaña, particularmente en lo que respecta a la selección de fertilizantes y su combinación para optimizar los rendimientos agrícolas en Argentina.

Beneficios de la combinación de insumos biológicos y fertilizantes tradicionales

La combinación de insumos biológicos y fertilizantes tradicionales se ha posicionado como una estrategia efectiva para optimizar el rendimiento de los cultivos en diversas condiciones agroclimáticas. Esta sinergia no solo promueve la salud del suelo, sino que también maximiza el potencial productivo de las plantas. En contextos como el de Santiago del Estero, donde las adversidades climáticas representan un desafío, la implementación de esta dupla ha permitido a los agricultores enfrentar retos significativos.

Un beneficio destacado de esta combinación es la capacidad de los bioestimulantes para mejorar la tolerancia de las plantas ante estreses abióticos, como sequías, altas temperaturas y suelos salinos. Estos insumos biológicos, al interactuar con los nutrientes proporcionados por los fertilizantes tradicionales, fomentan un ambiente propicio para el desarrollo radicular y, por ende, una mejor absorción de agua y nutrientes. Esta mejora en la resiliencia se traduce en cultivos más robustos y productivos, incluso en condiciones desfavorables.

Estudios recientes han demostrado que la integración de bioestimulantes y fertilizantes convencionales no solo incrementa el rendimiento, sino que también contribuye a una mejor calidad de las cosechas. En ensayos realizados en distintos lotes agrícolas, se observaron aumentos significativos en la producción de granos, así como mejoras en parámetros de calidad, como el tamaño y el peso de los frutos. Estos resultados consolidan la idea de que el uso de fertilizantes tradicionales, complementados por insumos biológicos, representa un avance en la agricultura sostenible.

En definitiva, la combinación de insumos biológicos con fertilizantes convencionales no solo optimiza el rendimiento agrícola, sino que también ofrece soluciones sostenibles para enfrentar desafíos ambientales. Esto resalta la relevancia de adoptar prácticas agrícolas que favorezcan tanto la productividad como la salud del ecosistema.

Desafíos y perspectivas futuras en el uso de insumos biológicos

La adopción plena de insumos biológicos en la agricultura enfrenta varios desafíos que limitan su implementación efectiva. Uno de los principales problemas identificados en estudios y ensayos es la variabilidad en la eficacia de estos productos, que puede depender de factores como el tipo de cultivo, el clima y las condiciones del suelo. Esta inconsistencia puede llevar a los agricultores a dudar de su viabilidad frente a los fertilizantes tradicionales, cuyo funcionamiento ha sido ampliamente probado y aceptado a lo largo del tiempo. Además, la falta de datos contundentes y protocolos estandarizados dificulta la evaluación del rendimiento de los insumos biológicos en diversas situaciones agronómicas.

Otro desafío significativo es la resistencia al cambio por parte de los agricultores, quienes, en muchos casos, prefieren continuar utilizando métodos y productos que han demostrado su efectividad previamente. Esta inercia puede ser fortalecida por la falta de información clara sobre las ventajas a largo plazo de los insumos biológicos frente a los fertilizantes convencionales. Es esencial, por tanto, implementar estrategias de capacitación y difusión de conocimientos que promuevan la confianza en estos tratamientos. Una forma de fomentar este cambio es mediante investigaciones que demuestren los beneficios económicos y agronómicos de integrar fertilizantes biológicos en las prácticas agrícolas.

Para avanzar en la aceptación y uso de insumos biológicos, es fundamental adoptar un enfoque integral que considere no solo la evaluación de estos productos, sino también su combinación efectiva con fertilizantes tradicionales. Las investigaciones futuras deben centrarse en la creación de protocolos adaptables y eficientes que garanticen no solo mejores rendimientos, sino también un impacto ambiental positivo. La colaboración entre agricultores, investigadores y empresas del sector también puede desempeñar un papel crucial en la creación de un ecosistema más receptivo hacia las innovaciones en el uso de insumos biológicos. En conclusión, si se superan los desafíos actuales y se explotan las recomendaciones pertinentes, la sinergia entre insumos biológicos y tradicionales podría ser una clave fundamental para el futuro de la agricultura sostenible.

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