“Desarrollo sostenible y crecimiento económico: La importancia de proyectar a largo plazo”

Es fundamental comprender la importancia de proyectar, invertir y producir a largo plazo, evitando el ansia por lo inmediato o la tentación por revisar el pasado. En el mundo actual, caracterizado por cambios constantes y desafíos inesperados, la visión a largo plazo se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo sostenible y el crecimiento económico.

En un reciente seminario celebrado el 18 de abril, se planteó claramente la necesidad de proyectar hacia el año 2030, con la posibilidad de acceder a ingresos adicionales al país del orden de los 20 mil millones de dólares por exportaciones. Sin embargo, para que esta proyección se convierta en realidad, es crucial generar confianza en quienes invierten y producen trabajo, adoptar una mirada de largo plazo en el diseño de políticas públicas, garantizar una infraestructura adecuada y establecer reglas de juego estables.

La resistencia al cambio y la necesidad de evolucionar

Es preocupante observar las manifestaciones públicas de aquellos que se resisten al cambio, que desean mantener el statu quo para defender sus intereses a corto plazo. La historia nos ha demostrado repetidamente que no podemos seguir repitiendo los mismos errores una y otra vez. Si realmente deseamos resultados diferentes, es imperativo adoptar enfoques distintos y estar dispuestos a evolucionar.

La disminución de la pobreza con un crecimiento inclusivo y sustentable en el tiempo requiere un cambio de mentalidad y de acciones. Las nuevas oportunidades que el mundo nos presenta no deben seguir la misma suerte de las anteriores que dejamos pasar. Es crucial superar la resistencia al cambio y abrazar la necesidad de evolucionar para aprovechar al máximo el potencial que se nos presenta.


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Desafíos en la producción agrícola y las oportunidades en el mercado mundial

En el ámbito de la producción agrícola, enfrentamos desafíos inesperados que impactan en las proyecciones iniciales. El cierre de la campaña 23/24 ha sido inesperado, con las proyecciones iniciales de maíz y soja alejadas de la realidad. Factores como los excesos de temperatura, la falta de agua en momentos críticos de ambos cultivos y el impacto de la “chicharrita” en algunas zonas han contribuido a esta situación, especialmente en los maíces tardíos y de segunda.

Además, la perspectiva de precios a la baja debido a un anunciado récord de producción de maíz y soja en otros países, como Brasil, plantea desafíos adicionales. A pesar de ello, se observa un cambio en los mercados internacionales, con una mejora en los precios como respuesta a los excesos de agua e inundaciones en el sur de Brasil, así como la falta de lluvias adecuadas en la zona central al final de la campaña.

Es importante reconocer que estos eventos no son inusuales en un negocio “a la intemperie” que está fuertemente vinculado a las condiciones climáticas y a la oferta y demanda mundial de los commodities. En nuestro país, la incertidumbre permanente agrega una capa adicional de complejidad a la situación.

A pesar de estos desafíos, es fundamental destacar que nuestra forma de producir granos y carne puede ser más sustentable, brindándonos la oportunidad de diferenciarnos en el mercado mundial. Además, existe la posibilidad de potenciar la producción de energías sustentables a través de los biocombustibles. Sin embargo, si persistimos en mirar hacia atrás, nos alejaremos cada vez más del potencial que tenemos como país, desaprovechando las oportunidades que se nos presentan.

En conclusión, es evidente que la proyección a largo plazo, la capacidad de evolucionar y adaptarse a los desafíos, y la búsqueda de oportunidades en medio de la adversidad son aspectos clave para el desarrollo sostenible y el crecimiento económico. Es fundamental superar la resistencia al cambio y adoptar una mentalidad proactiva que nos permita aprovechar al máximo el potencial que tenemos como país.

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