Biocontrol: una revolución en el tratamiento de semillas
El biocontrol es una técnica que utiliza herramientas naturales para reducir la incidencia de plagas y enfermedades en los cultivos.
En los últimos 10 años, su adopción ha crecido al doble o al triple en comparación con las alternativas convencionales. Esto ha acelerado el camino hacia una agricultura sustentable de alto rendimiento.
Uno de los hitos más importantes en el campo del biocontrol fue el desarrollo de Rizoderma, el primer biocontrolador fúngico en el mercado nacional. Rizoderma fue pionero y líder tanto en Argentina como en otros países de la región. Este producto, formulado a base del hongo Trichoderma afroharzianum registrado en Argentina, representó un cambio de paradigma en el tratamiento de semillas.
La bioprotección, impulsada por Rizobacter, ha sido una tendencia que se ha extendido a nivel mundial. Los biocontroladores se utilizan para proteger los cultivos de plagas y enfermedades, y tienen múltiples mecanismos de acción que retrasan la aparición de resistencias en comparación con las alternativas químicas. Además de sus excelentes características agronómicas, los biocontroladores se alinean con las demandas crecientes de una agricultura más sustentable y con una menor carga ecotoxicológica por hectárea.
Agustín Biagioni, director global de marketing de Rizobacter, afirma que los productos biológicos seguirán creciendo a una tasa mayor que los productos convencionales, debido a las ventajas ambientales y a la preferencia de la sociedad. Sin embargo, Biagioni aclara que las soluciones biológicas coexistirán con las soluciones químicas.
Rizobacter se ha dedicado al desarrollo de un portafolio especializado en tecnologías biológicas para el agro y continúa ampliando su catálogo de productos. La alianza con Marrone Bio Innovations ha permitido sumar un portafolio de biocontrol y una gran cantidad de desarrollos para los próximos años.
En conclusión, Rizobacter se consolida como líder en el campo de los biocontroladores gracias a su experiencia cercana al productor y a su amplio portafolio de tecnologías. La empresa busca acelerar la penetración de los biocontroladores mediante el desarrollo de soluciones que reemplacen ingredientes químicos, reduciendo así la carga química sin resignar rendimiento.
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Rizoderma, un éxito que crece
“Rizoderma fue algo totalmente distinto y disruptivo porque tenía ventajas muy sobresalientes a lo que veníamos trabajando”, señaló Gabriel Mina, gerente de Porfolio de Productos de Rizobacter, al recordar los inicios de este terápico de semilla de vanguardia.
Existen tres beneficios principales que distinguen a Rizoderma de un terápico tradicional: en primer lugar, la baja o nula toxicidad para el ambiente; en segundo lugar, la mayor persistencia de control sobre patógenos; y, en tercer lugar, la performance en cuanto a rendimiento. “Si bien los terápicos no se relacionan directamente con el resultado final de un cultivo, nosotros tenemos medido, a través de más de 10 años de ensayo, que Rizoderma supera en un 3% el incremento de rendimiento respecto al testigo de síntesis química de alta performance de la competencia”, afirmó Mina. “Probablemente, esté directamente vinculado con su demostrado efecto PGPR (promotor de crecimiento) que venimos visualizando en las últimas tres campañas”, puntualizó el especialista de Rizobacter.
En cuanto al crecimiento del producto a nivel mundial, Rizoderma logró cruzar varias fronteras. Está registrado en toda Latinoamérica, contemplando los países de cultivos extensivos como Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Colombia, y se encuentra en trámite de registro para la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y México.
Con relación a lo anterior, el director Global de Marketing, Agustín Biagioni, advirtió que Europa está prohibiendo ingredientes activos de cara al 2030 y, como consecuencia, tanto productores como empresas buscan a Rizoderma como alternativa. “Probablemente, sea uno de los fungicidas estrella de Europa en los próximos años”, confió el vocero de la organización.
Desde 2014 hasta la actualidad, Rizoderma llegó a cubrir aproximadamente 1.100.000 hectáreas en Argentina, de las cuales el 40% es soja, el otro 40% es trigo o cereales de invierno y el 20% restante está repartido en todo lo que es maíz y arroz. El crecimiento promedio, en términos de aplicación en superficies, en los últimos 10 años fue del 70%.
Gabriel Mina destacó que en Argentina el uso de tecnologías de bioprotección viene incrementándose a una tasa promedio de entre el 16 y 17% anual, mientras que la de las tecnologías químicas permanece en un 2%. En ese sentido, la expansión de Rizoderma hacia otros cultivos en el tratamiento de semillas ya se hizo realidad. Hace 10 años estaba destinado solo para trigo y hoy está registrado para más de 10 cultivos, entre los que se destacan maíz, cebada, vicia, soja y todas las legumbres de invierno.
El proyecto que Rizobacter tiene con Rizoderma es ambicioso a tal punto que se busca adaptar su formulación para aplicaciones foliares. “En Argentina ya está registrado para cultivos intensivos, con lo cual lo vamos a estar presentando a fin de este año o a principios del próximo”, adelantó el gerente de Porfolio de Productos de la compañía con sede en Pergamino.
Fuente: Rizobacter