“Nos cachetearon de todos lados”: la tristeza de una productora tuvo que cerrar su tambo familiar

La lechería vive en Argentina una crisis crónica que, en los últimos días, se agravó por el aumento de costos provocado por el “dólar maíz” al tiempo que los precios internacionales de la leche en polvo se derrumbaron; una tormenta de dos malas noticia que siguen castigando la actividad.

En ese contexto, se siguen cerrando tambos y en estos días le tocó a un establecimiento de la localidad de Colonia Prosperidad, Departamento San Justo, en el noreste cordobés, dentro de la cuenca lechera más grande de Sudamérica, que integran Córdoba y Santa Fe.

Allí, una productora Cristina Coggiola anunció la decisión de dejar la actividad, en una triste carta que publicó en su cuenta de Instagram. “Hoy se apagaron las luces, los motores que se veían a lo lejos, de otro tambo argentino. Fue iniciado por mis abuelos, luego mi papá y ahora lo seguía yo”, relató la productora que recordó algunas anécdotas de su vida como tambera.

Captura Instagram @cristina_coggiola

Sentimientos. Consideró que cierra esta etapa de su vida “con mucho dolor, tristeza, bronca, angustia, porque era una empresa familiar y siempre poniendo hasta lo que no teníamos”.


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Y agregó Coggiola: “Los cambios son muy duros. Ya no sonará más el teléfono, donde el banco me avise del descubierto. Ya no sonará el teléfono cuando el tambero me diga a las 4 AM ‘no me anda el motor, no tengo luz, no me funciona la electro bomba, se cayó el camión de la leche a la cuneta, y no tengo tractor, no tiene nitrógeno el tacho del semen y no sé qué pasó’ y así muchas cosas”.

A la hora de contar por que llegó a esta situación, explicó: “Cuestiones externas que no permitieron que la empresa pueda crecer y que las cosas sean mejor”, entre las que mencionó “cuotas de la mala suerte, la inestabilidad económica del país. Nos cachetearon de todos lados. No tuvimos la fuerza económica para poder invertir y poder hacer nuevos cambios. Hoy estamos de duelo, fue desconsolador el llanto cuando se alejaban los camiones (con las vacas)”, lamentó.

“Mis amores”. Y añadió: “Solo me queda agradecerles a las vaquitas, mis amores, todo lo que nos dieron. Y pedirle a mi papá perdón porque no supe cómo manejar semejante empresa. Sé el dolor que tiene él, porque acá hubo mucha pasión, amor, compromiso, cansancio, noches sin dormir, inundaciones, de todo vivió mi viejo”.

“Gracias a todos los que nos acompañaron y ayudaron en esta etapa, no siendo fácil, pusieron todo su maravilloso talento y luz propia para sobrevivir, pero no alcanzó. Gracias y ahora a reconvertirnos. La vida nos enseña que nos podemos tropezar, pero siempre asumiendo nuevos desafíos”, concluyó.

Además, publicó su número telefónico (ver el posteo) por si hay otros productores interesados en las herramientas que quedaron en desuso en su tambo y que ofrece a la venta.

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