Estrategias para el manejo de la ganadería en el Chaco semiárido

En la región del Chaco Semiárido de la provincia de Salta se encuentra más del 80% de las vacas de la provincia. Ante la posibilidad de que las temporadas secas sean más frecuentes, el grupo de innovación en sistemas ganaderos del INTA Salta brinda recomendaciones para que los productores ganaderos estén preparados ante posibles eventos de sequía.

Consecuencias de la sequía en la producción ganadera

La sequía tiene consecuencias tanto productivas como ambientales en la región del Chaco Semiárido. Además, afecta la tasa de empleo para los pequeños y medianos productores, ya que la producción bovina de cría es la base de la economía de muchas familias rurales de la región.

Uno de los principales problemas es la fluctuación en la producción de forrajes, que puede llegar a ser de hasta un 30% entre años de precipitaciones normales y escasas. Esto hace que los sistemas ganaderos extensivos sean altamente sensibles a los eventos de sequía.

En las regiones semiáridas, la producción de recursos forrajeros está condicionada por el régimen de precipitaciones variable en su distribución espacial y temporal. De hecho, el 83% de la variación en el crecimiento del forraje se explica solo con la precipitación mensual.

Los efectos de las sequías se transmiten en forma de cascada en los sistemas ganaderos de cría. Primero, cae la producción primaria de las pasturas y se reduce la biomasa disponible. Luego, disminuye el consumo de alimento debido a la baja oferta y la mala calidad del forraje. Esto provoca pérdida de condición corporal y una consecuente baja performance reproductiva de los vientres, lo que finalmente resulta en menos terneros en los años siguientes.


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Estrategias para enfrentar la sequía

Una de las estrategias recomendadas por los especialistas del INTA Salta es utilizar una carga animal conservadora, es decir, baja. Esto permitirá obtener mayores ingresos con menos riesgos. En regiones propensas a sequías, se recomienda que el rodeo de reproductores represente entre el 50% y el 70% de la capacidad total de carga del establecimiento, en base a años con precipitaciones normales.

No forzar hasta el límite la carga con el rodeo de vacas permite, en años secos, mantener el número de vientres, disminuir la necesidad de comprar alimento adicional en momentos de precios altos, mantener la condición corporal del rodeo y garantizar la preñez.

Otra estrategia de mitigación es manejar una carga flexible, de acuerdo a la oferta forrajera existente. Esto implica mantener una proporción mayor a lo habitual de animales de recría, que actúen como amortiguadores en años secos y generen una carga baja, conservadora y estable de vientres. Sin embargo, esto requiere del monitoreo constante de los recursos forrajeros del establecimiento.

Es importante que los productores tomen conciencia de la fecha límite para el crecimiento forrajero que asegure la reserva necesaria en su predio, incluso si las precipitaciones fueron abundantes. Decidir vender o descargar en el momento correcto es una decisión difícil, especialmente en un ambiente con alta variabilidad.

Políticas públicas activas y uso eficiente del recurso forrajero

Los expertos recomiendan pensar en políticas públicas activas orientadas a la prevención, para evitar tomar decisiones reactivas que suelen ser tardías y costosas. Es necesario orientar las estrategias de mitigación hacia el uso eficiente del recurso forrajero, adecuando la carga y evitando la compra de alimentos externos o la venta forzada de ganado.

En conclusión, ante la posibilidad de eventos de sequía más frecuentes en la región del Chaco Semiárido, es fundamental que los productores ganaderos estén preparados. Siguiendo las recomendaciones del INTA Salta, como utilizar una carga animal conservadora y manejar una carga flexible, se puede mitigar el impacto de la sequía en la producción ganadera y garantizar la rentabilidad de los sistemas ganaderos.

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