Cosecha 2023: el Gobierno, entre lanzar un “dólar soja 3” o bajar gradualmente las retenciones

Con la necesidad de conseguir dólares para aliviar la restricción a las importaciones y acumular reservas, tras las medidas para el campo para paliar el efecto de la sequía, el Gobierno trabaja en cómo generar la liquidación de divisas luego de las 2 ediciones del “dólar soja” de 2022.

El nuevo paquete de medidas anunciado por el ministro de Economía, Sergio Massa, al campo tiene un costo fiscal de $120.000 M, sumados el aporte de AFIP, el fondeo del Banco Nación y las líneas especiales, bajo el escenario de que todos los productores afectados lo demandan. Pero el auxilio negociado no alcanza para estimular las liquidaciones, como alternativa a un “dólar soja 3”, medida cuyo eventual lanzamiento genera cada vez más reparos.

Rispideces. El tipo de cambio diferenciado “engolosinó” a los exportadores de soja y la pregunta es cómo seducir a los productores, una definición que llegará hacia abril, cuando comience a cosecharse la soja, y que pone sobre la mesa un tema ríspido para el Frente de Todos (FdT) como lo son los derechos de exportación o retenciones.

Pese a los cálculos que estiman pérdidas de hasta u$s15.000 M por la sequía, en el Gobierno tienen esperanzas en la cosecha de soja. Aún no terminó la siembra (de segunda), remarcan, y la expectativa es que la producción se acerque a los niveles de la cosecha pasada. Lo afirman, pese a que las proyecciones de entidades especializadas como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario, ya proyectan menores volúmenes, como consecuencia de la sequía.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), en tanto, espera que la Argentina cumpla las metas acordadas, que este año demandarán la acumulación de unos u$s4.600 M de reservas.



En contra. El FMI está en contra de un tipo de cambio diferenciado como el “dólar soja” y creen que el recurso se agota como fuente de divisas. Como admiten también en el Gobierno, generó diferencias con otros sectores de la agroexportación.

Lo que sí el organismo multilateral de crédito vería con mejores ojos es una baja paulatina de las retenciones. En realidad, el acuerdo con la Argentina plantea la salida gradual de los derechos de exportación y del cepo cambiario. Pero en el Gobierno argumentan que no hay condiciones para salir del cepo y bajar retenciones de forma masiva. Aunque una medida de ese tipo podría funcionar a modo de “zanahoria” para forzar liquidaciones de la oleaginosa, el grano de mayor valor internacional de los que exporta el país.

Para algunos economistas del kirchnerismo, como ex el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, las retenciones son la forma de garantizar los ingresos para asegurar el pago de deuda.

Pragmáticos. Pero en el Gobierno se reconocen “pragmáticos, no dogmáticos”. Si el modelo del dólar soja no va más, la alternativa de la baja de retenciones tiene que cumplir condiciones, como el gradualismo y la responsabilidad en las cuentas públicas. La ecuación no puede desfinanciar al Estado, cuando intenta cumplir con una meta fiscal de un déficit de 1,9% del PBI, en medio de la presión interna para mejorar ingresos, y donde se prevén mayores esfuerzos para preservar el humor social en un año electoral.

Sobre la necesidad de acumular reservas y evitar desacelerar la actividad por falta de importaciones, que según cálculos privados pueden dejar un magro margen de u$s4.000 M por mes para compras en el exterior, el Gobierno recuerda que este año no impactará de la misma forma el costo de la guerra entre Rusia y Ucrania, que demandó u$s5.000 M en importaciones de energía, según los cálculos oficiales.

Además, apuestan al alivio que generaría la puesta en marcha, este año, según estima la administración del FdT, del Gasoducto Néstor Kirchner, junto con el aporte de bancos internacionales y la mejora de los precios de las commodities, para descomprimir las necesidades de divisas.

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