La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que la próxima campaña de trigo será la más baja en años, debido a las malas condiciones climáticas, y se reducirá a 13,7 M de t, desde los 15 M esperados la semana pasada.
Los efectos de la sequía y las heladas, en la Zona Núcleo y aledañas, significarán, en función a los análisis, la industrialización más baja desde el ciclo 2017/18, el menor stock final, desde esa misma campaña mismo año, y el rendimiento promedio del cereal más bajo, desde el ciclo 2008/2009, con exportaciones por 8,9 M de toneladas, el peor registro desde la campaña 2015/2016.
La estimación fue presentada por Cristián Russo, jefe de la Guía Estratégica del Agro (GEA) de la BCR, y otros economistas de la entidad rosarina, quienes mostraron las principales regiones afectadas y anticiparon que la menor cosecha de trigo implicará una pérdida de crecimiento económico de 0,6 % del PBI.
Emilce Terré, economista del equipo de la GEA-BCR, precisó: “Si podemos alcanzar una campaña de 13 millones de toneladas (de trigo), son 10 millones de toneladas menos que la campaña pasada y la de menor producción, desde la campaña 2015/2016, de 12,4 millones”.
“Con esta producción -agregó-, hoy las exportaciones están en 8,9 millones de toneladas y es difícil pensar que pueda superarse ese número; descontando esa exportación la molienda quedaría en 5,5 millones, lo que podría ser el número más bajo de industrialización de trigo desde 2017”.
Muy ajustado. Si este escenario se confirma, el stock final quedaría en 1,3 M de t de trigo, un nivel muy ajustado en términos históricos, con una relación stock-consumo de 8% que no se veía desde hace muchos años en la Argentina. “Lo que nos salva, en parte, es un stock inicial más cómodo que años anteriores por la cosecha récord de 23 millones de toneladas de este año”, aclaró Terre.
Por su parte, Javier Treboux, economista del equipo de la GEA-BCR, agregó que la menor cosecha triguera implicará una caída de las exportaciones del cereal de unas 6,3 M de t, lo que anticipa pérdidas por USD1.500 M.
En tanto, desde el ministerio de Economía y particularmente desde la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca siguen de cerca las perspectivas, por el impacto directo del rendimiento de la cosecha en la economía argentina.
La preocupación se explica por el peso mayoritario que las exportaciones agrícolas y agroindustriales tienen en el ingreso de divisas que es, al mismo tiempo, la moneda de pago de las importaciones y el principal recurso para acumular divisas de forma genuina que tiene el país.
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Tensión. La menor cantidad de ingreso de dólares tensiona el objetivo de acumulación de reservas comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de cara a una última revisión trimestral, que se volverá más rígida y le exigirá al Banco Central que acredite más de USD 6000 M.
Pero, además, los analistas de la BCR destacaron que, entre octubre de 2022 y marzo de 2023, hasta que ingresen las primeras exportaciones de la cosecha gruesa, quedarían para liquidar unos USD 12.000 M, mientras que, en promedio, en los últimos meses el Banco Central de la República Argentina (BCRA) destinó más de USD 7.000 M a importaciones.
También advirtieron que no sólo habrá que pagar nuevos insumos, piezas y partes del exterior para mantener el ritmo de actividad económica, sino los ya devengados. En los próximos 180 días el BCRA debe afrontar el pago de compras del exterior por USD 9.400 M, un dato que pone en duda el escenario futuro del comercio, que el Gobierno ya comenzó a enfriar con la demora en la aprobación de solicitudes que se tramitan en el nuevo sistema de control de importaciones (SIRA).
Vuelta atrás. Treboux explicó que “este boom que vimos en los últimos años de más producción, exportación y Argentina accediendo a nuevos mercados, queda atrás y volvemos a lo que era usual hasta 2015 con una oferta mucho más restringida, con más dificultad para abastecer los mercados más distantes”.
Además, Terré, precisó que ya existen ventas anticipadas por el total de exportaciones estimadas de trigo (8,9 M de T), eso significa que diciembre se iniciará con prácticamente el total de las ventas al exterior declaradas, muy por encima del 60% que estaba vendido anticipadamente el año pasado.
Al final de la presentación, en un análisis internacional, Agustina Peña, aseguró que el mundo va hacia una recesión global, con menos stocks que, por una parte, pueden acelerar los precios, pero, con mayores tasas de interés, a partir de la política monetaria de mayores tasas de interés, que impulsa la Reserva Federal (FED, por su sigla en inglés) de los EE. UU. (FED), para contener la inflación, algo que aleja a los inversores del negocio de las commodities.
