Expresamos nuestro rotundo rechazo al proyecto de ley de Humedales. Sobran motivos:
- Ya existen 4 leyes y muchos organismos para proteger humedales y todo un código penal contra incendiarios que triplica las penas que recibirían quienes son acusados de robar un PBI. No es con inflación legislativa que se solucionan los problemas.
- Es una “tomada de pelo” que el burdo expediente de incendiar la propiedad ajena tenga como resultado un premio al delincuente y un castigo a la víctima. El despropósito patagónico (donde el que incendia y usurpa es protegido en su posesión) se repite en la Pampa Húmeda y la Mesopotamia sometiendo la propiedad al “capricho” de asociaciones con financiación extranjera que medran del estado con el nombre de ONGes.
- El método es conocido, poco creativo y no se limita al ecologismo y el indigenismo trucho: Un grupete genera violencia, instala un relato, una parafernalia de sellos de goma baten el parche en la prensa y la clase política corre a promulgar una ley a medida alegando “clamor popular”.
-Lo que menos les interesa es el medio ambiente: Hemos padecido a estos mismos bandoleros obstaculizando la tarea de apagar incendios en Rosario. En Corrientes los bomberos eran obstaculizados y retenidos y terminaron los mismos productores colaborando y poniendo los fardos y la logística para socorrer a los animales con el aparato estatal sin reacción.
- Conforme con el “dólar soja”, Bahillo dice que ahora incentivará la rentabilidad del agro
- Proponen derogar un impuesto que afecta al campo que fue creado por Scioli
- Vuelven los problemas con el gasoil: no se consigue el grado 2, el más económico que usa el 80% del transporte
- Sequía y gestión
- No queremos leyes que restrinjan la propiedad, ni nuevos y costosos entes estatales que llenarán quienes hoy provocan incendios y mienten a la población con el cuento (otro) que un ley es la solución “allá ité”. Mientras esa misma población vive hacinada (buena parte en usurpaciones y asentamientos con patrocinio político) sobre humedales como lo son las cañadas, esteros, lagunas, ríos entubados (unos) y cloacas a cielo abierto (otros) que
conforman las cuencas de los ríos Matanza, Riachuelo y Reconquista y los bajos que rodean a las grandes ciudades. Allí no impera ley alguna. Ni se la pide.
- La ley no tiene razón de ser, salvo demos crédito a versiones (¿conspirativas?) que hablan de restricción al uso de la propiedad, ataque a los productores, disminución de la ganadería, caída del valor de los campos para comprarlos, intercambio de figuritas entre partidos, sumisión a organismos de crédito (Agenda 2030) o satisfacción de la paranoia de minorías ruidosas y bien financiadas que odian todo lo que funciona y pretenden que comamos sólo vegetales.
- En todos los proyectos de ley la definición de humedal es amplia como la tierra misma, afecta a todas las regiones productivas del país y la identificación y administración de dichos
humedales mediante organismos y/o comisiones a crearse es una Caja de Pandora que cambia el régimen de la tierra y transforma el derecho de propiedad en una concesión graciosa sujeta a la INADI AMBIENTAL que todos los proyectos gestan sin nombrarlo. Ningún proyecto de ley hace bueno una iniciativa mala viciada en su origen.
FUENTE: RED NACIONAL DE PRODUCTORES AUTOCONVOCADOS