Por la sequía, las exportaciones de trigo podrían caer entre USD700 y 1000 M

Mientras los grandes productores sojeros que pudieron retener sus granos celebran el desdoblamiento cambiario temporal y específico, que lleva a 200 pesos la cotización oficial del dólar y que los agroexportadores acordaron con el ministro de Economía, Sergio Massa, en el resto de los agricultores crece la preocupación por la falta de humedad en el suelo, situación que afecta a muchos cultivos, pero especialmente al trigo, que entra en la etapa final de su ciclo, acercándose a la cosecha que comenzará a fines de noviembre.

El fenómeno climático “La Niña” ocupa el centro de atención dado que los pronósticos marcan un 62% de probabilidad persistencia de la sequía durante el cuarto trimestre del año.

Un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indicó que “si bien efectos regionales y procesos de escala corta pueden eventualmente más que compensar -o, por el contrario, agravar- los efectos de este fenómeno global a largo plazo, lo cierto es que las oscilaciones del Pacífico apuntan a que las lluvias se mantendrían por debajo de la media en gran parte del centro y norte argentino, durante la fase crítica de desarrollo del cultivo de trigo”.


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Zonas críticas. La zona más seca es el extremo S de Santa Fe, el S de Buenos Aires y la provincia de Córdoba, en general. En zonas que recibieron de 10 a 20 mm hace ya más de 10 días, el agua empieza a retroceder y, “el escenario se vuelve más exigente, temperaturas casi de verano y requerimientos más altos por el cultivo que empieza a encañar”, explica el informe de la BCR.

Por otra parte, en algunos lotes la situación es más crítica, porque al acumularse 3 años consecutivos con lluvias escasas, las napas no compensan la actual falta de precipitaciones, como puede suceder en otros años.

A poco más de un mes de finalizar la siembra de granos gruesos, los despachos de trigo, se ubican en un récord histórico para la Argentina, con embarques por 14,7 M entre diciembre de 2021 y agosto de 2022. El total exportado en ese lapso habría alcanzado u$s4.471 M, con un 44% más de lo exportado, en volumen, en igual lapso de la campaña 2020/21.

Desde la BCR estiman que el área sembrada de trigo descenderá en 1 M de ha este año, al alcanzar 5,9 M. Por su parte la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires calculó que se habrán sembrado 6,1 M de ha, en la actual campaña 22/23, lo que representa sólo 600.000 ha menos que en la campaña 21/22.

Aunque los analistas son cautos al estimar eventuales pérdidas por exportaciones, por la incidencia de la variable climática y el precio internacional de las commodities, si se mantienen estables los rendimientos, la BC de pondera una caída de 2 M de t con respecto a la campaña 21/22, lo que equivale 9% menos en volumen y una merma de u$s700 M (a valor de diciembre 2022 de u$s333 por t). En cambio, para la BCR el impacto negativo puede llegar a u$s1.000 M.

Superficie comprometida. Andrés Ponte, presidente de Matba-Rofex, señaló que “hay sectores con un perfil de agua espantoso, por eso es difícil proyectar cómo será la siembra de la gruesa y qué resultados tendremos en la cosecha fina que se aproxima”.

Por su parte, Eugenio Irazuegui, de la corredora de granos Enrique Zeni, explicó que 70% de las hectáreas están “complicadas” por falta de humedad en los suelos. La zona más afectada es el centro del país -Córdoba, el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires – mientras que el centro y sur de Buenos Aires que produce la mayor parte del trigo argentino, junto con Entre Ríos y Corrientes, están en mejores condiciones.

En tanto, en perspectiva, Emilce Terré, jefa del Departamento de Estudios Económicos de la BCR, dijo que “es un año muy complicado por la falta de agua que ya está causando efecto sobre el trigo que se sembró en el invierno y que comienza en octubre su período crítico para cosecharse en noviembre-diciembre”.

“El trigo ya está sufriendo la falta de agua, principalmente en el centro del país, pero en septiembre y octubre comienza la siembra de la maíz y soja, por eso la necesidad de agua es determinante”, precisó Terré.

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