El sorgo ha adquirido una mayor relevancia en los últimos años, incorporándose en la dinámica productiva de Argentina. Pero ¿cuáles son hechos positivos y negativos que se dan en este mercado y cómo se posiciona nuestro país en el comercio internacional
En Argentina en los últimos años se dio un incremento notable la superficie destinada al sorgo, aunque aún representa un poco menos del 3% del área cultivada anualmente en nuestro país. Asimismo, casi se presentó una duplicación de las hectáreas sembradas con sorgo si comparamos los valores de los ciclos 2020/21 con los del 2019/20 (520.000 has vs 986.000 has). Si bien aún nos encontramos por debajo de los máximos históricos en cuanto a superficie destinada a este cultivo, esta recuperación brinda un soporte positivo a las expectativas para los próximos ciclos comerciales.
Esta situación, derivó en un incremento productivo notable entre el ciclo 2018/19 y el 2020/21, donde se generaron tonelajes comparables con los que tuvimos en los primeros años de la década de los 2010’s. De hecho, la producción si logró duplicar Si bien se mantiene cierta demanda interna para la utilización de sorgo como forraje, el empujón productivo vino de la mano de la demanda externa. En este sentido, el aumento de las necesidades importadoras de China, generaron un fuerte incentivo exportador y en la campaña pasada se llegó a exportar el 67% de la producción nacional, teniendo al gigante asiático como principal destino.
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Si bien, en el pasado, Japón y México constituían los principales destinos del sorgo a nivel mundial, ambos morigeraron notablemente sus importaciones y, en una suerte de “empalme importador”, tras la caída de la demanda de estos compradores la aparición de China generó un renacimiento del comercio internacional del sorgo. No obstante, el número de participantes es muy acotado desde ambos lados del comercio. Del lado de la demanda se encuentra el gigante asiático para abastecer su mercado forrajero y de bebidas espirituosas, puesto que buena parte de las importaciones están destinadas a la producción de “baijiu”. Por el lado de la oferta, tenemos a sólo 3 países abasteciendo el 97% de las exportaciones mundiales, con EE. UU a la cabeza, Argentina y Australia, estos últimos 2 debatiéndose el segundo lugar dentro del ranking exportador.
Por otro lado, los precios a nivel internacional del sorgo acompañaron en buena medida lo que fueron las subas de los commodities agrícolas en general. Asimismo, se debe destacar que debido a la sustitución que se da entre el consumo forrajero de maíz y de sorgo, se registra una correlación muy elevada entre los valores del cereal y de la gramínea. Esta situación tuvo como consecuencia que los precios de ambos granos se movieran en igual dirección, pero en magnitudes diferentes. De hecho, históricamente los valores del maíz local superaban a las cotizaciones del sorgo, aunque esta relación cambió con el ingreso de la demanda de China, favoreciendo a la gramínea y propiciándose la actividad exportadora de granos locales.
Finalmente, se debe destacar que el impacto de la geopolítica y las relaciones internacionales tienen un especial impacto en este caso, debido a la baja cantidad de participantes dentro del mercado y las implicancias comerciales que se han dado en el pasado entre China y EE. UU y/o Australia. Asimismo, las firmas de pactos en los últimos tiempos y el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia incrementan la incertidumbre sobre el devenir del comercio internacional del sorgo.
Fuente: Julio Calzada – Alberto Lugones
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