Los desafíos de la ganadería ante los nuevos hábitos de consumo

La demanda de carne en el mundo crecerá un 85 por ciento en diez años. La Argentina debe estar atenta a innovar para no perder este escenario: el consumidor se vuelve más exigente y los millennials fuerzan a nuevas estrategias de seducción. En el XXVI Congreso de Aapresid, Jorge Torelli, un referente de la industria cárnica nacional dio algunas pistas para incrementar la competitividad ganadera.

 

Jorge Torelli, gerente del frigorífico Mattievich y Vicepresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) expuso en el XXVI Congreso de Aapresid “Sustentología” sobre las estrategias que debe implementar la cadena de ganados y carne bovina de la Argentina para aprovechar el inmejorable panorama que ofrecen los mercados mundiales en el mediano y largo plazo.

 

Al definir ese escenario para la carne argentina, Torelli señaló que la demanda está superando a la oferta y no hay mucho margen en el mundo para el crecimiento de la producción excepto pocas regiones geográficas, como Sudamérica, donde está radicado alrededor del 25 % del rodeo de bovinos del mundo.

 

Para graficar esta evolución en el consumo mundial apuntó que en 2012 fue de 60 millones de toneladas métricas de carne (MTM) y que se estima que para 2025 esa cantidad se eleve a 110 MTM, es decir, más del 85 por ciento. “El desafío es una producción ganadera sustentable. La forma de aprovechar esta fenomenal oportunidad es una sola pensar hacia adelante y moverse en ese sentido”, dijo, y acotó que eso supone que cada integrante de la cadena de Ganados y Carnes debe apuntar a la mejora en su sector, ya que Argentina tiene un potencial de crecimiento superlativo en productividad.

 

En la etapa primaria el aumento de la producción de carne por hectárea es una premisa fundamental, ya que este punto es el que va a mantener alto el ánimo de los productores cuando los precios entran en algún ciclo de depresión. “Es importante tener en cuenta los precios de pizarra para decidir las estrategias de producción y realizar proyecciones de rentabilidad, pero tan importante como esto es apuntar a la mejora continua en la productividad de nuestras tierras con lo que se ha denominado ganadería de precisión (emulando a la agricultura)”, afirmó.

 

Torelli recomendó a los productores que aumenten la productividad por hectárea de sus campos para observar cómo en forma directamente proporcional aumenta su rentabilidad. Pero aclaró que deben estar atentos a las señales de los mercados para corregir sobre la marcha estrategias de trabajo, tranqueras adentro.

 

Un aspecto por demás de importante en el que se detuvo fue en el rol del Estado, que debe acompañar este proceso facilitando los circuitos de trabajo y controlándolos. “Muchísimo se ha hecho desde 2015, pero aún falta más. De hecho, no todo es posible en forma inmediata y menos en las condiciones internas y externas que les toca hoy transitar”, dijo, y enumeró algunas acciones necesarias:

 

-Eliminación de derechos de exportación.

-Eliminación de trámites burocráticos.

-Instalación de reintegros.

-Combate a la informalidad en la cadena de Ganados y Carnes.

-Transparencia en las decisiones.

-Políticas dinámicas en la apertura de mercados.

 

Según Torelli, la industria también tiene que adaptarse a este cambio. “En su gran mayoría debe replantearse su rol en la cadena, ya que no tengo dudas que se avecinan cambios en el mediano plazo y el que no esté preparado probablemente desparecerá”, sentenció.

 

Luego mencionó dos palabras que –aseguró- definirán la actividad industrial en los próximos años: competitividad e Integración de mercados.

 

“En el primer concepto debemos operar en dos frentes, el externo buscando medidas ingeniosas con los integrantes de la cadena, en cambio en la interna debemos apuntar a la reducción de costos de producción, a través de varias medidas que optimizan la capacidad operativa, aquí es imposible no mencionar el bajo peso de faena que tiene Argentina y que golpea la efectividad de los equipos de trabajos por la cantidad de kg gancho que pasan por la líneas y mitigan la capacidad ociosa de los equipos, esta idea no es más ni menos que aplicar un concepto que está presente en otras cadenas de valor que es el de alcanzar la máxima escala posible”, afirmó.

 

Y de la segunda palabra dijo que es importante, para comenzar, que no existe ninguna oposición entre el mercado interno y la exportación. “De hecho, lo bueno de esto es que podemos colocar cortes que son muy valorizados en el mercado interno y que tienen precios imbatibles, y luego elegir de los diferentes mercados cuál es la mejor opción. De esa forma vamos a tener un mejor poder de compra que inevitablemente se derramara sobre la cadena”, sostuvo.

 

En cuanto a la comercialización, Torelli remarcó que es necesario interpretar lo que quieren los mercados y ofrecérselos. Para ello son necesarios algunos prerrequisitos para establecer bases sólidas en las negociaciones y que apuntan a establecer en el concepto de Productos Diferenciados.

 

“Esto conlleva a brindar mayor información al consumidor a través del etiquetado. ¿Qué tipo de carne requieren los mercados? Grass Feed y Grain Feed. Sí, requieren carne, pero están dispuestos a pagar por algo diferente”, exclamó.

 

El etiquetado diferencial supone ofrecer una mayor información al consumidor; que aparezca en forma directa en la etiqueta, e indirecta en el código de barras acreditando protocolos de calidad certificados, validados y auditados.

 

Por último, Torelli puso el foco en un nueva generación de consumidores debemos prepararnos para una nueva generación de consumidores con características muy marcadas en cuanto a sus hábitos y que, según advirtió, en 7 a 10 años van a representar el 75 % de la fuerza laboral del mundo y por lo tanto van a tener poder adquisitivo: los millennials.

 

Al momento de definir algunos rasgos de estos jóvenes, dijo que son críticos y exigentes, son infieles, necesitan fortalecer relaciones de confianza para brindar fidelidad hacia los productos que consume, exigen nuevos valores tales como la transparencia, la sostenibilidad, el compromiso social y el compromiso con el futuro de las empresas.

 

Y cerró con un dato que aparece como menor pero que refleja los nuevos indicadores que la cadena de la carne debe comenzar a prestar atención: “La comida como estilo de vida: -más allá de los 177 millones de fotos en Instagram con el hashtag #food, y más allá del 63 por ciento de las personas menores de 32 años que han publicado una imagen de su comida o bebida en las redes sociales, lleva a los Millennials a gastar. Y cuando lo hacen, a menudo lo hacen con el ojo puesto en la calidad más que en el precio”

Fuente: Prensa Aapresid