Producción de granos: tras el récord de 2019, el IACA-Cultivos revela una década perdida entre sequías y frenos macro
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario muestra cómo la producción primaria de granos en Argentina alternó avances tecnológicos y picos históricos con intervenciones regulatorias, sequías severas y vaivenes económicos. El subíndice IACA-Cultivos expone una trayectoria de expansión notable en los ’90 y 2000, pero también un estancamiento profundo desde 2019 que el sector aún no logra revertir.
El nuevo análisis del subíndice IACA-Cultivos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) reconstruye más de tres décadas de evolución de la producción primaria de granos en Argentina. El estudio identifica etapas bien diferenciadas, marcadas por decisiones regulatorias, shocks climáticos y transformaciones tecnológicas que definieron la capacidad del sector para crecer —y también sus límites estructurales.
1990–2001: desregulación, tecnología y una expansión sin precedentes
El período arranca con una tasa de crecimiento promedio mensual del 0,7%. La disolución de la Junta Nacional de Granos en 1991, la liberación del comercio y la virtual eliminación de retenciones dieron lugar a un boom productivo.
En paralelo, la Ley de Puertos permitió el desarrollo masivo de terminales privadas, consolidando al Gran Rosario como polo agroexportador.
La adopción acelerada de OGM, siembra directa y nuevas prácticas de manejo disparó rendimientos y expandió la frontera agrícola. El resultado fue el ascenso meteórico de la soja, que duplicó su superficie en apenas una década y alimentó el crecimiento de la industria aceitera.
2002–2008: intervenciones en alza, pero también precios récord
Tras la crisis de 2001, la reaparición de los Derechos de Exportación, las restricciones comerciales y un creciente control estatal alteraron el marco de incentivos.
Sin embargo, el superciclo de precios internacionales permitió sostener el dinamismo: entre 2002 y 2007 el indicador siguió creciendo al 0,6% mensual, casi igual que en los ’90.
El avance se frenó abruptamente en 2008: la Resolución 125, que proponía retenciones móviles de hasta 48,7% para la soja, paralizó el comercio por 120 días y coincidió con la severa sequía 2008/09, generando el primer quiebre profundo de la tendencia.

2008–2015: controles, cupos y estancamiento
La década siguiente estuvo marcada por mayores límites a las exportaciones de trigo y maíz, cupos rígidos y nuevos sistemas de control como la Certificación y Liquidación de Granos y el SISA.
La consecuencia fue clara: entre 2008 y 2015, el crecimiento promedio mensual del IACA-Cultivos cayó a 0,0%, inaugurando un período de estancamiento estructural.
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2016–2019: despegue regulatorio y récord histórico
La quita de retenciones para la mayoría de los productos y la eliminación de restricciones físicas a la exportación reactivaron la producción.
El índice alcanzó su máximo histórico en abril de 2019, impulsado por la mayor cosecha de la historia argentina.
2020–2024: sequías encadenadas y el límite de un ciclo
Desde ese pico, el indicador comenzó a retroceder arrastrado por las sequías consecutivas de 2021-2023, incluida la histórica campaña 2022/23, que lo hundió a niveles comparables a la crisis climática de 2008/09.
Si bien la recuperación de 2023/24 permitió acercarse nuevamente al techo de 2019, el impacto de la chicharrita del maíz y la caída del maíz tardío frenaron el rebote.
La campaña 2024/25 logró recomponer parte del terreno pero todavía se mantiene por debajo del máximo.
Un sector con potencial… y un techo que no se rompe
El informe concluye que, aunque las innovaciones tecnológicas y la infraestructura portuaria e industrial del Gran Rosario impulsaron décadas de crecimiento, la producción de granos lleva seis años sin superar el récord de 2019.
La volatilidad climática, las intervenciones regulatorias y la inestabilidad macroeconómica siguen siendo los principales factores que condicionan la expansión sostenida.
Fuente: DIyEE – Bolsa de Comercio de Rosario






































