La Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis cumplió un año, volcó sus conocimientos y perspectivas en un taller y cosechó elogios de funcionarios nacionales
Buenos Aires, 25 de julio de 2025. Hace justo un año, la cosecha argentina de maíz, que prometía ser récord tras tres años consecutivos de sequía, perdía más de 20% por una plaga casi desconocida, que se había expandido con una destructividad inusitada infectando las plantas con el complejo de achaparramiento del maíz. En menos de dos meses, ocho prestigiosas instituciones (la Estación Experimental Obispo Colombres, el INTA, AAPPCE, Aapresid, Aacrea, el Conicet y Unnoba), con la coordinación de Maizar y el apoyo financiero de algunas empresas, lograron diseñar un plan para conocer la dinámica de las poblaciones de Dalbulus maidis, y mantener informados a los productores cada 15 días, a la par que recopilaban y chequeaban conocimientos y recomendaciones de otros países.
Esa información permitió que la campaña que acaba de terminar fuera exitosa, recordó Federico Zerboni, presidente de Maizar, en un taller organizado en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación como reconocimiento y balance del primer año de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis.
El taller contó con la presencia del director nacional de Agricultura,Jorge Gambale; el subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, Manuel Chiappe; el presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, entre otras autoridades. Gambale inauguró la jornada y expresó su satisfacción con el trabajo desarrollado por la Red. Bronzovich señaló: “Voy a estar siempre agradecido con todas las instituciones participantes; creo que todos entendimos que semejante desafío solo podría resolverse de manera colectiva”, resaltando que en agronomía casi todas las soluciones son sistémicas.
En tanto, Chiappe destacó “la regularidad y la rigurosidad científica con que trabajó esta red, que fue la responsable de que la superficie de maíz no haya caído más la última campaña, porque muchos productores, al ver los resultados, salieron del miedo que había generado la campaña anterior y se animaron a sembrar maíz”. El funcionario los invitó a continuar el trabajo, y sumar otros monitoreos, otros análisis y una mirada mucho más proactiva que reactiva de cara a las próximas campañas.
En su primer año, la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis relevó y auditó información sobre la presencia de esta plaga sistemática y regularmente, en 400-450 localidades representativas de las cinco principales zonas maiceras del país. Además del diseño del muestreo, capacitó para colocación de trampas e identificación de Dalbulus maidis a más de 300 técnicos. Para los primeros 22 informes que realizó la Red, se analizaron más de 8.600 trampas, se identificaron 250.000 chicharritas y se procesaron un poco más de 1.200 PCR.
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Durante la jornada, Alejandro Vera (EEAOC) hizo un balance del primer año de trabajo de la Red, y abordó las perspectivas y proyecciones para la campaña 2025/26; Eduardo Trumper (INTA) se enfocó en la complementariedad entre sistemas de monitoreo; Lucas Cazado (AACREA) trató la dinámica poblacional de Dalbulus maidis en el NOA en las campañas 2023/24 y 2024/25; Inés Catalano (Unnoba – Conicet) abordó la infectividad de Spiroplasma kunkelii (CSS) y la dinámica espacial y temporal del patógeno en la Argentina; Laura Echarte (INTA) presentó una estimación de emergencia y supervivencia de maíz guacho; Sabina Mahuad (Bayer), Magalí Nico (Syngenta) y Germán Cabrera (Corteva) abordaron los avances y contribuciones al manejo del complejo del achaparramiento desde el sector privado; y Augusto Casmuz (EEAOC) desarrolló el manejo de Dalbulus maidis desde la fenología, la genética y las herramientas químicas.
“Si vuelve la plaga, hoy nos encuentra sabiendo cómo manejarla desde temprano, porque si se llega tarde, produce un daño irreversible. Esto no terminó acá, hay que conocer más a este vector, saber cómo evoluciona. La idea es seguir con la Red por lo menos durante tres años, y si se puede, introducir otros estudios que puedan complementar este trabajo. Este es un muy buen ejemplo de colaboración público-privada para toda la cadena de maíz”, dijo Zerboni.
Fuente: MAIZAR