Recomendaciones para manejar la escasez hídrica en el cultivo de maíz

La escasez hídrica es un desafío crítico en regiones semiáridas, donde cada gota de agua se vuelve esencial para la producción agrícola. En este contexto, un equipo de investigación del INTA San Luis ha evaluado cómo la fecha y la densidad de siembra influyen en la eficiencia en el uso del agua y el rendimiento del maíz. A través de estos estudios, se busca brindar recomendaciones prácticas que ayuden a los agricultores a enfrentar esta problemática.

Según el investigador Maximiliano Riglos, retrasar la siembra permite que se acumule más humedad en el suelo, lo que reduce la demanda hídrica en los períodos críticos del maíz. Esto implica que las siembras tardías, que ocurren en condiciones ambientales más favorables en febrero, generalmente mejoran la eficiencia en el uso del agua. Esto es especialmente crucial en ambientes donde los recursos hídricos son limitados.


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La densidad de siembra también juega un papel clave. Reducirla de manera controlada permite que cada planta acceda a más recursos, incluida el agua. Sin embargo, un excesivo descenso en el número de plantas por metro cuadrado puede comprometer la productividad. Nicolás Rusoci, investigador del INTA Pergamino, señala que conocer las características del lote es esencial para ajustar la densidad de siembra adecuadamente. En ambientes con buena disponibilidad de recursos, una mayor densidad podría incrementar rendimientos, mientras que en situaciones de riesgo, es recomendable ser conservador.

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