Monitoreo sistemático de lotes y bordes

El ABC de REM, define los 10 pilares para un manejo racional de malezas. Estas prácticas están agrupadas entre las que permiten Adelantarnos al problema, las que propician un Buen ambiente para el cultivo y las que se destinan a Controlar las malezas que igualmente crecen. En el primero de esos grupos se ubican el Monitoreo sistemático de lotes y bordes, el Cuidado de ingreso de semillas de malezas y el Manchoneo.

El Monitoreo Sistemático es la primera práctica que se recomienda. Muchos estamos familiarizados con este término pero sigue siendo necesario dar a conocer específicamente qué decimos cuando hablamos de monitorear y cuáles son puntualmente  los pasos para llevarlo a cabo de una manera exitosa.

Según la RAE la definición de monitorear es “supervisar o controlar algo o alguien”, en el caso del monitoreo de malezas nos referimos específicamente a detectar invasoras o alertar acerca de cambios en la composición florística, decidir acerca de la conveniencia de un tratamiento en un cultivo, constatar la eficacia y/o fallas de un tratamiento y/o la posible aparición de resistencia, por supuesto para poder tomar las medidas necesarias para que el problema no se acreciente. Cabe destacar que cuando hablamos de malezas algunas veces el “umbral de control” es cero, por ello hay que ser sumamente cuidadoso a la hora de desarrollar esta actividad.

Decimos que es sistemático porque se hace de una forma predeterminada, con cierta periodicidad y dejando registro, para la toma de decisiones en presentes y futuras.

Al aparecer nuevas resistencias o sospechas de las mismas es importante para uno y para el bien común denunciarlas a Rem y enviar muestras a analizar si fuera necesario.

En el año 2014 se dio a conocer un Protocolo para Diagnóstico de Malezas en Cultivos Extensivos, documento elaborado por REM, CREA, AAPPCE y especialistas de INTA y Universidades. El mismo permite que el monitoreo sea un procedimiento fácilmente repetible y no subjetivo, de modo que pueda ser realizado por diferentes personas a lo largo del tiempo, manteniendo la uniformidad de la información relevada.

Algunos puntos a destacar de dicho protocolo son:

  • Establecer fechas de monitoreos periódicas en el tiempo que nos permitan, de ser necesario, llegar a tiempo con el control y además poder realizar comparaciones interanuales.
  • Conocer la biología de las malezas y especificar las malezas más problemáticas que puede haber en la zona, así al llegar al lote contamos con información de antemano sobre lo que podemos encontrar.
  • Ubicar los posibles  “ambientes” que encontraremos en el lote a relevar, según la topografía u otros elementos del lote, para darle un trato diferencial a cada uno (“zonificar”), si así lo requiere.
  • Puntualizar los tres sectores que debemos monitorear: bordes, lugar de entrada de cosechadora e interior del lote. Así por un lado poder detectar de forma inicial el ingreso de alguna especie nueva al lote  y por el otro tomar la decisión o no de control.
  • Establecer un patrón de medición en la parte interna del lote con un número de sitios de medición determinado según la superficie y la “zonificación” del lote.
  • En cada sitio de medición se debe especificar las especies encontradas, cantidad y tamaño. Como así también detectar si hubo nuevos nacimientos o fallas de la aplicación anterior.

En el último tiempo esta tarea ha sido facilitada por Apps específicas, como por ejemplo SACHA y SIMA, que permiten relevar rápida y objetivamente la información, compartirla fácilmente con todos los interesados y, quizás el rasgo más importante, dejar un registro organizado para análisis futuros a nivel de lote, región, campaña, maleza, etc.

Finalmente debemos decir que, si bien el monitoreo de malezas es una práctica que normalmente se realiza, no se hace con la frecuencia (días entre monitoreos) y calidad (nivel de información relevada) que amerita. Esto es esencial para poder evaluar la efectividad del manejo de malezas que estamos haciendo, ya que sin un método de evaluación no podemos conocer el impacto de nuestro manejo en el sistema o si es necesario realizarle modificaciones para alcanzar mejores resultados.

 

Fuente: Aapresid

 

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