El “dólar agro” valdrá $300 para exportar soja y también productos de las economías regionales
En medio de las acuciantes necesidades del Gobierno de aumentar las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) ante la escasez de divisas derivada de la sequía que derrumbó la cosecha de granos, el ministro de Economía, Sergio Massa, presentó el “dólar agro”.
La medida, cuestionada en la dirigencia gremial empresaria del agro, que teme un impacto negativo en el costo de alimentación de la ganadería y la lechería, y en el valor de los alquileres agrícolas, incluye al complejo de la soja y a las economías regionales. Massa no dijo cuántos dólares espera recaudar, pero según el diario La Nación, fuentes del Gobierno dejaron trascender que el objetivo oficial es recaudar unos US$7.000 M.
Será mediante la tercera edición del Programa de Incremento Exportador (“dólar soja” 3, en este caso como parte del “dólar agro”) que regirá para la oleaginosa del 10 del corriente al 31 de mayo próximo, con un tipo de cambio diferencial a $300. Según las estimaciones del mercado, con valor diferencial para la moneda estadounidense se podrían vender entre 8 y 9 M/t.
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Regionales. En tanto, para las economías regionales, el plazo del “dólar agro”, que se liquidará al mismo valor será entre el 10 del actual y el 30 de agosto. Esta cotización aplicará para determinadas actividades productivas, que deberán cumplir con condiciones de elegibilidad.
Esta herramienta, cuyas primeras ediciones rigieron en septiembre y diciembre de 2022, surge en medio de los efectos de la sequía que sufrió el país, durante 3 años consecutivos del fenómeno climático de La Niña. Esta situación producirá una pérdida estimada de US$20.000 M del sector agroindustrial, que este año no ingresarán al país.
“A lo largo del 2022, con el complejo agroindustrial oleaginoso vinculado a la soja, hemos podido fortalecer, en el segundo semestre, las reservas de la Argentina encontrando un mecanismo de incentivo mutuo que llegó al productor agropecuario, fortaleció la capacidad industrial del sector oleaginoso argentino, mantuvo mercados en la agenda de seguridad alimentaria global de la que Argentina participa, pero quedó ceñido a lo que representaba el sector soja y sus derivados”, dijo Sergio Massa al presentar la medida. El ministro de Economía explicó que el programa para la soja “lo que hace es mejorar el precio para el productor, que hoy tiene menos volumen por la sequía, para paliar pérdidas, pero además incentivar las exportaciones argentinas y fortalecer las reservas”.
5.000 millones. Paralelamente, en un comunicado, la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) estimó en unos US$5.000 M el posible ingreso de divisas por parte del complejo de la soja.
A raíz de la sequía, las bolsas de cereales y de comercio argentinas proyectaron fuertes recortes en la cosecha de soja. Por ejemplo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima una producción de 25 M/t, 18,3 M/t menos que en el ciclo agrícola pasado.
En cuanto a las economías regionales, Massa destacó: “Esta vez hemos incorporado al programa a las economías regionales, que son uno de los mayores empleadores de la economía argentina. Si las listamos solo las que están sentadas en esta mesa, hay 338.000 empleos formales”, precisó.
Condiciones. Al respecto, para que estas actividades puedan participar del programa exportador, se tomará en cuenta el empleo que generen y habrá un segundo factor de elegibilidad que es el mercado interno. “Queremos que el volumen de yerba exportable aumente, pero que la yerba que consumen los argentinos tenga un precio previsible mientras dure el programa”, advirtió Massa.
Explicó que el Gobierno busca aumentar el volumen de cítricos o frutas, pero que la fruta y sus concentrados y el vino, por ejemplo, tengan no solo la posibilidad de tener competitividad exportadora, sino que también esa competitividad, a partir de una medida del Estado, mejore su posicionamiento externo y tenga como correlato el beneficio para los consumidores argentinos.
“Queremos que esa ganancia mayor y esa recuperación de competitividad se vea reflejada en los precios del mercado interno. A partir de mañana y hasta el próximo viernes se van a ir incorporando una a una las economías regionales, que tienen tres condiciones (precio, empleo y garantizar el abastecimiento interno) para acceder a esta rueda especial de tipo de cambio exportador”, precisó Massa, quien mencionó a productos como el arroz, el maní, la yerba, el té, y la madera, entre otros.
Automaticidad. En otro orden, el ministro de Economía también anunció un decreto para “establecer la automaticidad de los beneficios de la emergencia para todos los productores de la Argentina” afectados por la sequía.
Al respecto expresó: “Pretendemos que se suspendan con esta norma ejecuciones fiscales, bancarias, que se suspendan mientras dure la emergencia las percepciones de adelanto o anticipo de impuestos que cobra el Estado y que esos 69.000 productores (afectados por la sequía) sientan que el Estado argentino no solamente los asiste con algún aporte no reintegrable, sino les facilita y viabiliza el mantenerse con acceso al mercado de crédito, para encarar lo que aspiramos sea una mejor etapa a partir de mayo con las llegadas de las lluvias”, señaló.
Massa también dijo que “esperamos que (con) parte de los recursos que van a estar volcados para que el campo pueda sostener exportaciones se le dé una mano al campo que perdió todo. Eso, de alguna manera, es un círculo virtuoso que tenemos que tratar de construir, entendiendo que el campo es uno de los grandes generadores de divisas del país y trabajo en la Argentina”. Sobre la sequía, el ministro dijo que es la peor que enfrentó el país y que los últimos registros de algo similar datan de 1922.
Distorsiones. Con las versiones 1 y 2 del dólar soja, que rigieron en septiembre y diciembre pasado, respectivamente, Massa logró que los productores vendieran soja almacenada e ingresaran más de US$11.000 M, lo que sirvió para reforzar las reservas del BCRA. El primer dólar soja reconoció un tipo de cambio a $200 y el segundo, uno de $230.
Pese a que ambas versiones del dólar soja le permitieron al Gobierno sumar reservas para el BCRA, la medida genera preocupación en actividades como la lechería, el engorde de hacienda, los porcinos y las granjas avícolas, por el encarecimiento de la soja y sus subproductos para la alimentación animal. El nuevo dólar agro, además, podría generar una distorsión para los productores que pagan alquileres, modalidad que abarca al 70% de la superficie agrícola extensiva de la Argentina.
Muy lejos. Según calculó el productor Santiago del Solar, pese a que habría una mejora en pesos para la soja, los productores argentinos seguirán cobrando el equivalente a menos de la mitad del valor internacional, por efecto de los derechos de exportación y de la brecha cambiaria. El poroto de la oleaginosa podría valer unos $110.000 la tonelada, con una mejora en torno del 30%. Así, los productores pasarían de recibir del 36% actual un 48% del valor internacional, pero muy lejos de casi el 100% que perciben sus colegas de los países de la región.
En tanto, durante sus anuncios, Massa comunicó medidas contra quienes no cumplieron con la liquidación de divisas. Dijo: “La tercera medida está enfocada a esos más de 3.700 millones de dólares de empresas argentinas exportadoras que no han cumplido con la liquidación de los dólares que exportaron. En ese caso vamos a ser muy duros, vamos a activar un mecanismo de suspensión del CUIT, vencidos los plazos establecidos en el decreto. Aspiramos a que aquellos que evadieron su obligación con el Banco Central por 3.700 millones de dólares, de alguna manera, se trasformen en personas no hábiles comercialmente, porque les hacen daño no solamente a las empresas argentinas y a las economías que trabajan, producen y exportan, sino también a la credibilidad y la fortaleza de la moneda argentina”.
Y agregó: “También vamos a impulsar, dentro de la misma medida, no solamente la baja del CUIT de cada una de esas empresas y de sus directores, sino también, en paralelo, la imposibilidad de acceder al mercado de cambio para todas esas empresas. Les damos 30 días para que hagan simplemente lo que la ley les manda a hacer”.