El “dólar soja” 3, que en el marco del nuevo “dólar agro” que, según le anticipó el Gobierno a los agro exportadores, se ubicará en un tipo de cambio a $300, llevará del 36 al 48% lo que los productores cobrarán del valor internacional de la soja, aunque igualmente será mucho menos de lo que perciben los productores de países vecinos, que no sufren descuentos por derechos de exportación (33%) ni afrontan los efectos de la brecha cambiaria. En pesos, el productor local tendría una mejora de alrededor de 30% en el precio.
En tanto, entre los economistas hay quienes sostienen que, si ingresaran unos US$5.000 a 6000 M con la venta de la oleaginosa ya disponible, esto cubriría apenas alrededor de un mes y medio la necesidad de dólares del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Santiago del Solar, productor de la zona de Rojas, consultado por el diario La Nación detalló: “Un FOB argentino hoy de soja de US$590, menos gastos de ‘fobbing’ (comercialización) de 20 dólares por tonelada, con un dólar libre, da un equivalente de 228.000 pesos la tonelada”. Y agregó: “Si es 300 pesos por dólar, se pagaría aproximadamente unos 110.700 pesos por tonelada (respecto de los $87.000 que se vino registrando), o sea menos de la mitad del precio internacional, sin derechos de exportación y dólar libre”.
Ventana. De un 36% del valor internacional se saltaría a un 48%. Si bien el agricultor argentino tendría esa mejora en pesos, que representa casi un 30%, Del Solar advirtió sobre la baja que se produjo en la posición abril del Matba-Rofex, de US$400 a US$369, al conocerse la noticia del “dólar soja” 3. “La ventana estrecha (para la medida que se extendería del 8 de abril al 24 de mayo próximo) le deja al exportador la posibilidad de comprar más barato, por eso no va a pagar US$400″, precisó.
Entre los analistas hay diversas opiniones sobre la efectividad del nuevo tipo de cambio, que no consideran una política estructural, ya que como máximo puede ser un aliciente para los productores afectados por la sequía y tampoco alcanzará para dotar de suficientes reservas al BCRA.
Al respecto, Juan Manuel Garzón, economista del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea sostuvo: “Es un aliciente, un dato positivo para aquel (productor) que todavía tiene existencia (de soja). Le sirve al que en este ciclo está teniendo muchos problemas; va a compensar parte de la pérdida. Desde ese lugar ayuda al que tenga granos, no al que perdió la cosecha. Es una política bien de corto plazo”. Y agregó que la medida “no cambia el escenario en términos del incentivo de invertir, eso quedará para el próximo gobierno”, vaticinó.
Irremplazable. Para el analista, “desde la macro es una apuesta para ver si se puede traer algunos dólares, ya que no hay quien reemplace al agro”. Para Garzón, hay unos 5 a 8 M/t de soja del ciclo agrícola pasado, al margen de lo que vaya ingresando de la actual cosecha, que en el plazo que dure el nuevo dólar podría aportar entre US$5.000 y US$6.000 M.
Pese a ese número, Garzón aclaró que por la sequía las pérdidas rondarán entre US$18.000 y 20.000 M y lo que ingrese “no va a alcanzar” para las necesidades del BCRA. Precisó que apenas alcanzaría para “un mes y medio o dos” de sus necesidades. Y se preguntó si, ante este panorama, el Gobierno, hacia junio o julio, irá por un “dólar soja” 4.
En tanto, para Javier Preciado Patiño, consultor y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, el nuevo “dólar soja” le permitirá al país ingresar US$5.984 M en las próximas semanas. “La cosecha rondará los 25 millones de toneladas, 19 millones de toneladas menos que en la campaña 2021/22″, dijo respecto del impacto de la sequía. “Si el tipo de cambio ofrecido resulta lo suficientemente atractivo, podrían comercializarse durante la vigencia de esta tercera ronda del dólar soja hasta 10,2 millones de toneladas, por un valor equivalente a unos US$6.000 millones”, precisó.
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Diferencias. Preciado Patiño diferenció el “dólar soja” 3 de las anteriores versiones. “En la primera edición había grandes stocks y lo que se buscó es que la soja que estaba en poder de los productores o en el circuito comercial, sin precio, fluya hacia el complejo exportador, lo cual se logró. En la segunda edición se le dio continuidad a la misma estrategia”, indicó.
Y explicó: “Esta tercera edición del dólar soja está determinada por otra circunstancia. De acuerdo a las proyecciones, hay un impacto muy fuerte en la producción, producto de la sequía, al tiempo que el circuito comercial ya ha vendido los grandes stocks que tenía. De manera que la medida permitirá apuntalar, en este segundo trimestre del año, el ingreso de divisas y otorgar al productor rural, severamente afectado por la seca, el acceso a un tipo de cambio mejor, que le permite afrontar el inicio de la campaña de trigo y cebada”.
Por su parte, Raúl Víctores, productor de la zona de San Pedro, expresó su opinión sobre el mecanismo. “No cambia absolutamente nada. Te limita pasar por la puerta del banco”, dijo. Se refirió así al encarecimiento del financiamiento que mantiene desde el año pasado el BCRA a quienes conserven stock de soja.
Distorsiones. Para Ernesto Ambrosetti, consultor en agronegocios, la medida genera distorsiones: “Si bien se produce un beneficio esporádico a los productores de soja, esta medida distorsiona el mercado de granos, concentran las ventas, aumentan los costos de los alimentos balanceados para la producción de carnes y altera el valor de los arrendamientos”, dijo.
Y agregó: “El dólar soja 3.0 les obliga a las empresas exportadoras a adelantar los derechos de exportación al realizar las declaraciones juradas de ventas al exterior, en un efecto puerta 12, que implica la utilización de recursos en forma adelantada a la venta/compra de granos concentrada en los próximos 50 días, con el costo financiero que ello conlleva y en un escenario que las tasas han aumentado en nuestro país y en el mundo. Por otra parte, se debilita aún más el BCRA, ya que se tiene que emitir pesos para compensar la diferencia entre el dólar oficial y el dólar soja, y a su vez esta mayor emisión debe ser esterilizada para evitar un mayor impulso a la inflación”, explicó Ambrosetti, quien sostuvo: “la medida de fondo debería ser la unificación del tipo de cambio y la suspensión de los derechos de exportación en por lo menos 6 meses”.
Completo y absoluto error. Mientras tanto, en un comunicado, Federación Agraria Argentina (FAA) le pidió al Gobierno que no avance con el “dólar soja” 3.
“Sería un completo y absoluto error. Liso y llano. Una equivocación imperdonable. Lo dijimos mil veces, y lo reiteramos una más, porque parece que el interlocutor no lo entiende (¿o sí, y sigue eligiendo castigarnos?). Se trata de una medida que nos afecta a todos los productores, en especial a los pequeños y medianos, que nos impacta de lleno en la línea de flotación, en medio de los tremendos efectos de diversas inclemencias climáticas (sequía histórica, granizadas y heladas) que no sólo no pudimos resolver aún, sino que todavía no se efectivizó casi ninguna de las medidas de apoyo que anunció (y también más de una vez) el gobierno”, dijo FAA.
Y añadió: “Seguramente haya amigos del poder que ganen con esta medida. Y el mismo Estado pueda aliviarse con algunos dólares. Pero todo esto es a costa nuestra. Porque no sólo no tenemos dólares ni producción para vender para beneficiarnos, sino que, como ya dijimos en las ediciones anteriores, esta medida distorsionaría todo el escenario en el que sobrevivimos quienes producimos. Provocaría subas en los arriendos, en los precios de los alimentos y fertilizantes. Complicaría así a pequeños ganaderos, tamberos, agricultores tradicionales, agricultores familiares, y a todos los productores de las economías regionales”.