Según datos oficiales de Direcon (Chile) y el Indec (Argentina).
En el primer semestre de 2018 las exportaciones chilenas de salmón generaron divisas por 2350 millones de dólares, una cifra equivalente al 6,0% del total de las ventas externas chilenas registradas en el período.
En enero-junio de este año las exportaciones argentinas de cortes frescos bovinos generaron divisas por 855 millones de dólares, una cifra equivalente al 2,8% del total de las ventas externas argentinas registradas en el período.
Es decir: en los primeros seis meses de 2018 las exportaciones chilenas de salmón generaron un volumen de divisas 175% superior a las colocaciones de cortes bovinos argentinos.
El principal cliente del salmón chileno es –por lejos– EE.UU. Chile tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU. vigente desde 2004, lo que garantiza la continuidad de las exportaciones libres de impuestos y restricciones para-arancelarias durante la actual gestión de Donald Trump (caracterizada por una política proteccionista).
En ese marco, la empresa AquaChile –que cotiza en la Bolsa de Comercio de Santiago– informó, en la última presentación de resultados, que en el primer trimestre de 2018 registró una ganancia de 24,9 millones de dólares versus 18,1 M/u$s en el mismo período de 2017.
En lo que respecta a las exportaciones argentinas de carne bovina, en lo que va del presente año las mismas se recuperaron respecto de los bajísimos valores registrados en el último año de la gestión kirchnerista y el primer año de gobierno del presidente Mauricio Macri.
Sin embargo, buena parte del crecimiento de las exportaciones cárnicas bovina argentinas se explica por el incremento de las colocaciones de cortes congelados de bajo valor destinados a China, la mayor parte de las cuales se elaboran con vacas de descarte.
El mercado de EE.UU. –que debería haberse abierto en 2017– aún permanece cerrado para la carne vacuna argentina, lo que motivó, la semana pasada, un reclamo por parte de las entidades que integran la Mesa de las Carnes de la Argentina al gobierno de EE.UU. por el injustificado retraso en dicha habilitación.
La ironía es que este año el gobierno argentino habilitó el ingreso de carne porcina estadounidense–interrumpida desde 1992 debido a la presencia en esa nación del síndrome respiratorio reproductivo porcino (PRRS), una enfermedad causada por un virus que jamás se registró en el territorio argentino– con el propósito de recuperar el mercado estadounidense de biodiesel (algo que finalmente no sucedió).
De hecho, la semana pasada, el secretario de Agricultura de EE.UU., Sonny Perdue, aprovechó la visita realizada a la Argentina –en el marco de la reunión de los principales funcionarios agrícolas del G20– para publicar en su cuenta de Twitter una foto en la cual se lo ve festejando en la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires el reingreso de la carne porcina estadounidense a la Argentina (ver foto).
Para compensar la pérdida de competitividad generada por la no-reapertura del mercado de EE.UU., en enero del año pasado el gobierno argentino implementó reintegros a las exportaciones cárnicas bovinas, los cuales fueron reforzados en julio de 2017. Tales beneficios –que vencen hoy martes 31 de julio– fueron compensados este año con la competitividad cambiaria promovida por la devaluación del peso argentino.
Fuente: Valor Soja