Otra vez el fuego: una cosechadora ardió en plena cosecha y crece el miedo entre los productores
El fuego no da tregua en el corazón rural argentino. Una cosechadora quedó reducida a chatarra en un episodio que despierta temor y sospechas entre productores de Los Juríes, Santiago del Estero. El siniestro, ocurrido durante la madrugada del miércoles en el establecimiento Yuncuharín, dejó daños materiales totales y revivió una preocupación que año tras año sacude al sector agropecuario.
El vehículo afectado fue una John Deere 1175A, que había trabajado sin inconvenientes el día anterior. Según relató su propietario, Germán Puglie (49), la máquina fue estacionada al finalizar la jornada junto a una cortina de árboles. Horas después, el fuego la envolvió por completo. Afortunadamente, no se registraron heridos, pero el impacto entre los vecinos fue inmediato: el incendio ocurrió a pocos kilómetros de zonas habitadas y en pleno auge de la cosecha.
La respuesta de bomberos y policías fue rápida, logrando evitar que las llamas alcanzaran campos cercanos. Sin embargo, las causas del incendio aún son un misterio. No se descarta que haya sido provocado, y las autoridades ya investigan la posibilidad de un hecho intencional.
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🚨 Una amenaza que se repite campaña tras campaña
Este no es un caso aislado. Cada temporada se registran nuevos incendios en maquinaria agrícola, una tendencia que enciende luces rojas en el sector. Las altas temperaturas, la acumulación de residuos de cosecha y, en algunos casos, el desgaste mecánico producto de la falta de mantenimiento —agravado por la crisis económica— son algunos de los factores que facilitan estos eventos.
Pero también crecen las sospechas sobre posibles sabotajes. Y mientras el campo se juega la temporada entre tractores y sembradoras, muchos productores sienten que trabajan con una sombra sobre los hombros: la del fuego.
Desde el sector rural reclaman medidas urgentes: controles técnicos obligatorios, campañas de prevención y apoyo estatal para evitar que estas tragedias se repitan. Porque en Los Juríes, como en tantos rincones agrícolas del país, el miedo a que la próxima chispa sea la propia sigue latente.