Maquinaria agrícola usada: se enciende la polémica por la apertura de importaciones y el impacto en la industria local
La decisión del Gobierno de habilitar la importación de maquinaria agrícola usada sin necesidad de trámites previos encendió las alarmas en el sector industrial nacional. La medida, oficializada esta semana mediante el Decreto 273/2025, elimina el requisito del Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU), vigente desde hace más de 30 años, con el objetivo de reducir costos y facilitar el acceso a equipamiento tecnológico.
Aunque el Gobierno argumenta que la iniciativa busca agilizar inversiones y dinamizar los procesos productivos, desde la industria nacional advierten que puede traer consecuencias negativas para la fabricación local de maquinaria. Desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT) salieron al cruce de la decisión y advirtieron que esta desregulación “pone en riesgo el futuro de la producción agrícola nacional”.
Por su parte, CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) aportó datos contundentes en su último Reporte de Actualidad Agro: en Argentina, el precio de una cosechadora usada puede duplicar —o incluso triplicar— el valor que se paga por un equipo similar en países como Brasil o Estados Unidos.
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En números: entre 2021 y 2024, las restricciones a las importaciones dispararon los precios en dólares de la maquinaria agrícola. Según CREA, las cosechadoras aumentaron 47%, los tractores 46% y las sembradoras 38%. Este encarecimiento convierte a la Argentina en uno de los países con mayor costo de capital en el rubro, con una brecha de entre el 50% y el 160% respecto de los principales mercados internacionales.
El informe también destaca que, si los valores se expresan en kilos de grano, la diferencia es todavía más grande, debido al impacto de las retenciones sobre las exportaciones.
En este contexto, el Gobierno defiende la eliminación del CIBU como una medida clave para impulsar la competitividad y romper con prácticas restrictivas que limitaban la compra de maquinaria usada si existía un fabricante local. “Era una traba innecesaria que encarecía los procesos y frenaba las inversiones”, argumentaron fuentes oficiales.
En lo que va del año, más de 1.500 solicitudes de importación habían ingresado bajo el régimen anterior. Ahora, con esta nueva norma, el mercado queda abierto para el ingreso sin restricciones de bienes usados como cosechadoras, tractores, maquinaria industrial, equipos gráficos, moldes para la industria automotriz, entre otros.
El debate está abierto: ¿avance hacia una producción más eficiente o amenaza para la industria nacional? Mientras tanto, el campo y la industria siguen de cerca los movimientos en torno a una política que puede cambiar el tablero del agro argentino.