Córdoba está en período crítico para definir los rendimientos agrícolas
El ciclo agrícola estival 2024/25 inició con más incertidumbres que certezas. Pronósticos climáticos, precio de los granos, rentabilidad ajustada o negativa y chicharrita entre otros factores, determinaron una retracción del área maicera que se trasladó al resto de los cultivos de verano, especialmente la soja.
No obstante, la sumatoria de cultivos estivales en Córdoba se mantuvo dentro de los valores promedio de las últimas campañas, en torno a las 7,6 millones de ha sembradas. Al 20 de febrero, la soja temprana, el maíz tardío, el sorgo y el maní se encuentran transitando el periodo crítico de definición de rendimientos, mientras que el girasol lo ha superado exitosamente. Maíz y sorgo exhiben en sus rindes la mayor capacidad adaptativa, típica de gramíneas C4 con mayor eficiencia fotosintética y eficiencia en el uso de agua en diferencia a soja y maní. En una campaña con indiscutibles limitantes ambientales, el primer cálculo de cosecha estival arroja una suma de 30,4 millones de toneladas. Claro está, falta mucho aún para ver a las cosechadoras en acción. Es imperioso continuar monitoreando cultivos y actualizando estimaciones.
¿Cómo se explican estos valores?
La siembra comenzó en octubre 2024 y avanzó en ritmos promedios, cerrando en la primera quincena de enero 2025.
Se detectó un gran cambio en cuanto a la proporción de fechas tempranas. A nivel provincia, el maíz temprano casi se duplicó, pasando de 17% a 32%, mientras que en soja el pasaje interanual a fechas de siembras tempranas fue de 31 a 40%. Las imágenes a continuación detallan la distribución de las fechas de siembra de este año en cada departamento para maíz y soja.
Como en años anteriores, la ventana de siembra cerró cerca del 15 de enero, antes de poder captar los beneficios calculados de la reducción de los derechos de exportación que no lograron trasladarse a mayor área sembrada de maíz.
Si bien el arranque de los cultivos en general fue bueno, enero transcurrió con altas temperaturas y precipitaciones a veces escasas y/o dispersas, lo que se repitió en la primera quincena de febrero. La conjunción de estos factores impactó en la condición de toda la vegetación de Córdoba, empeorando mes a mes desde diciembre la proporción de cultivos en estados regulares y malos.
Utilizando imágenes satelitales diarias del sensor MODIS, el DIA BCCBA analizó los valores del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) entre el 14 de enero y el 14 de febrero de 2025, permitiendo visualizar la condición de los cultivos en las diferentes zonas. El estudio se centró exclusivamente en lotes agrícolas con cultivos estivales extensivos. Comparando los valores actuales de NDVI con su promedio histórico, se generó el mapa de anomalías. Anomalías positivas indican buena condición de la vegetación, mientras que anomalías negativas recogen el impacto sobre los cultivos de las condiciones ambientales adversas.
Si bien las anomalías negativas se encuentran presentes de manera uniforme en toda la provincia, tienen un mayor peso hacia el sur y este de la misma, mientras que las anomalías positivas tienen una leve tendencia de aglomeración hacia todo el oeste del área agrícola provincial. Las anomalías negativas y muy negativas abarcan el 35% de la superficie analizada y pueden explicarse por la frecuencia y volumen de precipitaciones intercaladas con las tres olas de calor registradas el 16 de enero, el 03 y el 10 de febrero.
Entre el 01 de enero y el 10 de febrero de 2025 los eventos de precipitaciones tuvieron alta dispersión. Un escenario ideal tendría volúmenes y frecuencias uniformes de entre 20-40 mm de precipitaciones cada 5-8 días. En lugar de ello, la frecuencia de días con lluvias mayores a 5 milímetros mostró alta variabilidad territorial, donde la frecuencia menor es de 1 día y la mayor es de 9 días con precipitaciones mayores a 5 mm computadas en 40 días. Lo dicho se traduce en períodos y zonas con déficit hídrico.
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Los mayores acumulados de lluvias se concentraron en los departamentos del norte y sureste de Córdoba, superando los 150 mm, mientras que el resto de la provincia se mantuvo por debajo. Las lluvias más importantes ocurrieron en la segunda quincena de enero, mientras que en febrero solo el sur y sureste recibieron precipitaciones significativas.
La situación por escasas precipitaciones se agravó con las altas temperaturas generalizadas, sobre todo en las olas del16 de enero, el 03 y el 10 de febrero. El impacto puede comprenderse al visualizar la sumatoria de horas con temperaturas mayores a 35°C que suponen estrés para los cultivos en general.
Las zonas más afectadas por los sucesivos “sopletes” serían el norte cordobés, con más de 145 horas de temperaturas elevadas, lo que equivaldría a 6 días de estrés térmico dentro los 40 días analizados. También entre los departamentos Unión y General San Martín y en Los Cerrillos (noroeste cordobés) se registraron más de 145 horas de temperaturas mayores a 35 grados. En contraste, el norte del departamento Río Cuarto y parte de Calamuchita fueron los que menos horas calor intenso sufrieron.
La cosecha, prevista recién para fines de marzo, debe transitar un tiempo en el que pueden seguir manifestándose condiciones limitantes tal el pronóstico trimestral del SMN que indica a la fecha volúmenes de precipitaciones típicos y temperaturas superiores a lo normal para febrero- marzo y abril.
Fuente: Bolsa Cereales de Córdoba