La sanidad del suelo es fundamental para el éxito de la producción de hortalizas y frutales. Investigaciones realizadas por el INTA San Pedro a lo largo de más de 20 años han demostrado que mantener un suelo sano es clave para garantizar la calidad de los cultivos. A través de técnicas como la biosolarización, los abonos verdes y los cultivos de cobertura, se busca conservar la salud del suelo y minimizar el impacto de enfermedades.
La biosolarización combina el uso de materiales orgánicos y la exposición al sol para mejorar las propiedades del suelo. Mariel Mitidieri, investigadora del INTA, señala que es esencial planificar cuidadosamente la implementación de la solarización, especialmente en áreas donde las condiciones climáticas varían. Por ejemplo, en el NOA, el verano resulta ser el período más adecuado para implementarla, mientras que en regiones más templadas, se logra una mayor efectividad durante la producción de hortalizas como el tomate.
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Los abonos verdes y los cultivos de cobertura restauran la estructura del suelo y aumentan su contenido de materia orgánica, lo que es crucial en fruticultura. Estos métodos no solo se utilizan antes de replantar, sino también para apoyar los árboles ya establecidos. Además, permitir el reciclaje de nutrientes reduce el impacto ambiental y promueve un manejo más sostenible del suelo. La biofumigación a través de cultivos como la mostaza india también ha mostrado resultados prometedores en la supresión de plagas y enfermedades, destacando la innovación argentina en este campo.