El cáncer del tallo en girasol es una de las enfermedades más devastadoras que pueden afectar a estos cultivos. Esta patología, causada por un hongo que infecta el tejido vascular de la planta, puede resultar en pérdidas significativas para los agricultores. Por lo tanto, es crucial implementar sistemas de alerta que ayuden a prevenir y gestionar esta enfermedad de manera efectiva.
En los últimos 30 años, múltiples modelos predictivos de enfermedades con base meteorológica fueron desarrollados en el Instituto de Clima y Agua junto a especialistas en meteorología agrícola, fitopatología y mejoramiento genético de cultivos del INTA, universidades, asesores y empresas privadas. Es de vital importancia disponer de una herramienta en línea gratuita y de libre acceso que permita aplicar los diversos modelos predictivos de enfermedades disponibles. De esta forma, el sitio web de alerta de enfermedades fue desarrollado en el Instituto de Clima y Agua, incluyendo en primer lugar a la Fusariosis de la espiga de trigo.
Recientemente un nuevo modelo, que identifica las condiciones meteorológicas favorables para la liberación de esporas del hongo Diaporthe helianthi, fue incorporado al sitio web. El hongo produce esporas livianas que llegan a la planta de girasol por corrientes de aire. Pueden infectar las hojas y producir una enfermedad conocida como Cancro del tallo de girasol.
“El cancro es una lesión necrótica color marrón claro, que se ubica en la inserción de la hoja donde se inició la infección. Esa lesión avanza internamente en la médula del tallo y seca anticipadamente la planta”, afirmó Andrés Corró Molas del INTA General Pico. Y agregó: “En casos graves se produce un quebrado posterior de la planta antes de la cosecha: si las esporas se liberan más tarde, el hongo infecta el capítulo causando la Podredumbre seca del capítulo de girasol”.
Durante el ciclo del cultivo, el desarrollo epidémico depende esencialmente de la magnitud de la descarga de esporas (inóculo primario) contenidas en cuerpos fructíferos disponibles en el rastrojo, y de la ocurrencia de condiciones meteorológicas predisponentes para la infección. “Si bien la liberación de las esporas no implica que se produzca la enfermedad, es una condición necesaria para que ocurra”, expresó Corró Molas.
El modelo de liberación de esporas fue puesto a prueba en Argentina, cuando la enfermedad se encontraba en expansión. El modelo fue corrido en 45 campañas, utilizando registros diarios de temperatura, precipitación y humedad de estaciones meteorológicas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y del INTA, pudiéndose establecer el riesgo climático de la región pampeana respecto a la liberación de esporas del hongo.
“La zona sudeste de la región presentó el más alto riesgo respecto a la liberación de esporas”, explicó Malvina Martínez, del Instituto de Clima y Agua del INTA. Las zonas con mayor nivel de enfermedad en los últimos años coincidieron, en términos generales, con zonas de alta liberación de esporas, como indican referentes del INTA, asesores de grupos CREA y empresas dedicadas al mejoramiento genético del girasol nucleadas en ASAGIR.
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Martínez señaló que para que se presente la enfermedad “se requiere que la espora se deposite en la hoja y además que disponga de humedad para germinar, penetrar en la hoja y producir la infección”. Es decir, “si la espora llega a la hoja, pero no hay humedad suficiente y se producen altas temperaturas, puede ocurrir que no se infecten las hojas o que la infección ocurra en hojas, pero no llegue al tallo y, por consiguiente, el daño sea poco relevante. Asimismo, indicó que los daños evaluados alcanzan mermas del 46 % del peso de aquenios -pepita con cáscara del girasol-. También produce una caída del nivel de aceite que puede llegar hasta el 15 %.
Moschini comentó por su parte que “el modelo permite brindar información en forma continua durante el ciclo del cultivo”. No obstante, se conoce que la etapa más sensible a las infecciones en hojas y tallos es el estado de estrella. “Si en esa etapa hay liberación de ascosporas en forma abundante, aumenta la probabilidad de tener niveles de Cancro del tallo más elevados y mayor daño al cultivo”, indicó Moschini, quién agregó: “Si la liberación de esporas se da más tarde, las infecciones se presentan principalmente en capítulos”.
En cada campaña girasolera, el usuario puede ir siguiendo la evolución diaria de los valores de probabilidad de ocurrencia de niveles severos de esporas liberadas. Este tipo de seguimiento diario puede realizarse a partir de la fecha de siembra hasta 120 días del cultivo a monitorear, pudiendo de esta forma dar alarmas de riesgo de infecciones. “El servicio es de acceso libre y gratuito y permite analizar la evolución de la liberación de esporas pronosticada en diferentes zonas de su interés, seleccionando la estación meteorológica”, concluyó Moschini.
El modelo predictivo fue desarrollado por los investigadores Ricardo Moschini y Malvina Martínez del Instituto de Clima y Agua, junto a investigadores del INIA La Estanzuela (Uruguay), quienes facilitaron los registros de atrape de esporas semanales y meteorológicos. Sergio González, del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO INTA-Conicet), fue el responsable de la inclusión del modelo predictivo al sitio web del INTA.
Aportes al sector
El uso de fungicidas para disminuir las pérdidas por el hongo es netamente preventivo. Esto implica que cuando el productor ve la enfermedad en su lote ya es tarde para tomar alguna medida. El modelo le aporta al productor una estimación del riesgo de liberación de esporas y le permite contar con información para decidir la aplicación de tratamientos con fungicida. En ensayos de control con fungicidas se encontró que los mejores tratamientos permiten bajar el nivel de síntomas de la enfermedad a la mitad.
Por otro lado, el modelo permite conocer en qué zonas se pueden presentar niveles más elevados de enfermedad. Esto facilita el trabajo de fitomejoradores de girasol ya que permite priorizar la evaluación de ensayos en sitios que mayor calidad de información disponen. En esas zonas se puede avanzar más rápido en la selección de híbridos o líneas de mejor comportamiento a la enfermedad y/o en la evaluación de otras medidas de manejo como por ejemplo el estudio del uso de fungicidas.
Fuente: INTA Informa
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