El verano ha llegado a su fin, y los últimos días de marzo han sido notablemente más secos que el resto del mes. Este cambio en el clima puede ser atribuido a la influencia de un fenómeno conocido como “niño”, que ha estado presente durante toda la temporada estival.
El cambio de estación se produjo en medio de intensas lluvias y tormentas, precedidas por un fenómeno meteorológico poco común llamado “supercelda”. Estas tormentas severas, acompañadas de granizo y fuertes vientos, en lugar de debilitarse, se fortalecen a medida que se desarrollan. Como resultado, hemos experimentado una sucesión de lluvias y chaparrones que han causado acumulados significativos en cortos periodos de tiempo.
Estas lluvias han afectado principalmente a la región pampeana, con mayor preponderancia en el extremo noreste de Buenos Aires, el sudeste de Santa Fe y el centro sur de Entre Ríos. Los volúmenes de agua recibidos en estos últimos siete días han sido muy heterogéneos, afectando mucho menos al oeste mediterráneo. En Córdoba, La Pampa y el oeste bonaerense, los totales semanales representaron aproximadamente el 10% de los valores medidos en el este de la zona núcleo.
Durante las primeras dos décadas de marzo, el comportamiento pluvial estuvo acorde con lo esperado bajo la influencia de un evento niño. Sin embargo, la distribución de las precipitaciones no fue uniforme, y los principales eventos pluviales se concentraron en el este, causando importantes excesos de agua en el centro y noreste de la región pampeana, mientras que los suelos del oeste no lograron una buena recuperación hídrica.
A medida que el otoño comienza, la mayoría de la región pampeana cuenta con reservas de agua más que satisfactorias, e incluso algunos sectores presentan excesos puntuales. Sin embargo, la situación es diferente en la franja oeste, donde gran parte de Córdoba y más de la mitad de La Pampa mantienen condiciones de humedad en el suelo que van de regulares a escasas. Los pronósticos a corto plazo indican que la dinámica atmosférica que potenció la acumulación de aire cálido y húmedo y la recurrencia de lluvias se verá interrumpida.
El ingreso de un sistema frontal frío estabilizará las condiciones, permitiendo un tiempo más frío y seco. Todo parece indicar que la última década de marzo será significativamente más seca que los primeros dos tercios del mes.
Fuente: BCR
