A menos de un mes de las elecciones presidenciales del 22 de octubre, las presiones sobre el mercado cambiario se recalientan ante la finalización del dólar agro, cuya vigencia finalizará el próximo viernes, la habitual dolarización preelectoral y la espiralización inflacionaria.
En septiembre, los dólares libres se tranquilizaron. Esa calma se explica, parcialmente, por los fuertes aumentos de los dos meses anteriores, especialmente en agosto, cuando presentaron subieron 41% mensual, como sucedió con el contado con liquidación (CCL). Y también, por las intervenciones del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en los dólares financieros para contener sus subas, mediante el mercado de bonos.
En ese contexto, el dólar “blue” se cotiza actualmente a $745, solo $10 que el último día hábil de agosto. El tipo de cambio MEP con GD30, segmento donde se efectúan las mayores intervenciones del BCRA, se negocia a $682, a $12 más que el mes pasado (+1,7%). Y el CCL “libre” se vende a $755, con una caída mensual de $25 (-3,3%).
Pregunta. Ignacio Morales, analista de la consultora Wise Capital, le dijo al diario La Nación que “durante septiembre, la cotización de los dólares financieros se viene presentando en calma. El Gobierno ha logrado ingresos, producto de la cuarta versión del dólar soja, lo que le ha dado margen de maniobra para intervenir en el mercado secundario de bonos. A fin de mes concluye el Programa de Incremento Exportador, la pregunta que se plantea el mercado es entonces qué sucederá con las cotizaciones de los dólares financieros cuando nos acercamos cada vez más a las elecciones del 22 de octubre”, señaló.
La modalidad del “dólar soja” vigente hasta fin de mes que, a diferencia de los programas anteriores, no determinó un tipo de cambio diferencial, sino que los agroexportadores pudieron vender un 25% de las liquidaciones en el mercado financiero y el 75% restante, en el mercado oficial, hizo que el dólar CCL tuviera más oferta y ayudó a bajar la cotización que superaba $800 a mediados de agosto.
Además, el BCRA sumó dólares para sus reservas, con 25 ruedas positivas y un saldo acumulado un saldo de US$500 M en lo que va del mes. Según la sociedad de bolsa Delphos Investment, el volumen comercializado casi duplica al de agosto y se trata del mayor desde mayo pasado.
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Desbalance. “Ello colaboró para que los dólares financieros se mantengan calmos luego del “overshooting” post-elecciones. Sin embargo, al BCRA le sigue costando acumular reservas como resultado de las intervenciones de especies contra MEP para contener los dólares financieros. Difícilmente la calma en el MULC (Mercado Único y Libre de Cambios) y en los dólares financieros perdure una vez terminado el Programa de Incremento Exportador (“dólar soja”), teniendo en cuenta el desbalance comercial”, agregaron.
En tanto, según la consultora Portfolio Personal de Inversiones (PPI), mantener al dólar MEP en torno a los $680 le cuesta al BCRA unos US$30 M diarios. En las últimas 3 ruedas, las intervenciones pesaron más que las compras de divisas y el BCRA tuvo un resultado neto negativo en US$100 M.
Señalaron que “por ende, la gran incógnita pasó a ser qué ocurrirá tanto con el ‘poder de fuego’ que el BCRA no logró construir en estas semanas como con un CCL que dejará de tener oferta atípica. La respuesta ‘de manual’ indicaría que el CCL debería subir, ya que además entramos en la recta final a la elección, así como el BCRA debería emplear más reservas de su escasa munición para mantener el MEP a raya. A raíz de este panorama, hoy comienzan a surgir rumores de ampliación del mecanismo del dólar soja a otros rubros de la economía para construir un puente hasta la elección”, precisaron desde PPI.
¿Prórroga? Restan solo 5 ruedas para que termine el “dólar soja 4”. Para Morales, uno de las opciones que podría elegir el Ministerio de Economía es prorrogar el programa hasta después de las generales de octubre.
Otras alternativas para mantener su “poder de fuego” sobre los dólares financieros serían un mayor ajuste en importaciones, habilitar el segundo tramo del “swap” con China o establecer más controles sobre las operaciones con el dólar MEP o del “blue”.
Tras la devaluación del tipo de cambio mayorista, la suba de los dólares libres y la incorporación del impuesto PAIS a las importaciones, en agosto los precios de la economía tuvieron un nuevo impulso inflacionario. Así lo reflejó el índice de precios al consumidor (IPC) del Indec que subió 12,4%, el mayor incremento mensual de los últimos 30 años. Para los economistas esta dinámica seguirá en septiembre, de la mano del nuevo “Plan Platita” que impulsa el Gobierno.
Riesgo calculado. Para Epyca Consultora, “que el Ministerio de Economía comience a publicar relevamientos de precios de manera semanal es un síntoma del régimen de alta inflación en el cual se encuentra la Argentina, desde hace varios meses, y confirma que incluso para el Gobierno no hay un horizonte de baja sustancial de la inflación. El riesgo, desde ya, es que los precios se recalienten. Pero es un riesgo calculado: el Gobierno sostiene el precio del dólar oficial, interviene en los dólares paralelos, regula varios otros precios y negocia otros, por lo cual espera poder garantizar que la inflación semanal tenderá a caer de acá a las elecciones”, consideraron.
Pero sucede que entre el programa Compre Sin IVA, los créditos subsidiados para los trabajadores privados y los bonos para jubilados, entre otros anuncios oficiales, el Gobierno incrementó el gasto en $2,4 billones (1,3% del PBI). Según la consultora Equilibra, independientemente de la capacidad del Gobierno para captar financiamiento privado, su “prestamista/acreedor de última instancia” es el BCRA.
Al respecto explicaron: “Creemos que será el mismo Banco Central el que cubra el remanente de las necesidades financieras 2023, ya sea a través de adelantos transitorios (aún tiene margen legal por unos $750.000 M) o proveyendo de liquidez a entidades públicas para que ingresen en las licitaciones primarias del Tesoro. Como resultado, el BCRA seguirá emitiendo pesos en lo que resta de 2023 para financiar al fisco, lo que, en un escenario en que la demanda de pesos está muy debilitada, seguirá recalentando las presiones cambiarias e inflacionarias”, precisó.
Presión alcista. Por otra parte, en tiempo de elecciones, los argentinos suelen dolarizarse. Es una tendencia que se registra históricamente, a fin de esperar el resultado de los comicios refugiados en una moneda dura. En agosto, los hechos les dieron la razón a los ahorristas más conservadores. El día posterior a las PASO, el Gobierno devaluó la moneda en un 17% y los dólares libres se dispararon $175 en los siguientes 3 días.
Al respecto Martín Polo, estratega jefe de la consultora Cohen Investment, explicó: “A menos de un mes para las elecciones, la incertidumbre se intensifica. La estrategia gubernamental de alcanzar la contienda electoral con estabilidad cambiaria y oportunidades electorales añade complejidad al período de transición. Se anticipa una presión al alza sobre el dólar financiero en las próximas semanas, impulsada por la elevada demanda de cobertura cambiaria de cara a las próximas elecciones y el vencimiento del denominado dólar soja”, concluyó.