El video de un grupo de amigos que toca un alambrado eléctrico de los que se utiliza para realizar pastoreo rotativo tomados de la mano en cadena, se hizo viral en las redes sociales durante el último fin de semana largo. Ellos aseguran que adoptaron los recaudos pertinentes antes de hacerla.
El clip, que se reprodujo más de 2 M de veces en TikTok, lo compartió Martín Biasioli (50), un egresado del Liceo Militar General San Martín, quien junto a sus excompañeros y amigos realizaron esa prueba en un campo de Loma Verde, Partido de General Paz (Ranchos) en la provincia de Buenos Aires, perteneciente a uno de los compañeros de Biasioli.
Allí, Biasoli se juntó con sus amigos con la idea de conmemorar, como lo hacen cada 25 de mayo, el día que les entregaron por vez primera los uniformes. “Nos conocemos desde hace 38 años porque somos egresados del Liceo Militar. Ingresamos desde los 12 años y egresamos a los 17 años. De ahí en más nos juntamos seguido en todos lados: quintas, campos o viajamos todos juntos al sur y cuando nos juntamos vuelve la adolescencia a nuestro cuerpo”, explicó Biasioli.
Profesionales. En estos 38 años de amistad, afirma, siempre hacen “alguna joda” entre los amigos y este año a uno de ellos se le ocurrió lo del alambrado eléctrico. “Nos dijo, por qué no hacemos la del boyero, porque me dijeron que si nos juntamos todos transmite la electricidad. Nosotros somos todos profesionales, y entonces entramos a discutir algunos que sí y otros que no, después decidimos que sí. Dijimos: hagámoslo y saquémonos la duda”, narró.
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Consultados por el diario La Nación respecto de la eventualidad peligrosidad de la prueba, Biasioli respondió: “Hay uno de los chicos que es ingeniero y tiene un medidor de voltaje, dentro del grupo también hay un médico. Medimos los voltajes y fuimos al que menos voltaje tenía, allí (en la parte donde grabaron el video) había 4 voltios, el resto de los boyeros tenían 8 voltios. Hablamos con el médico nuestro, quien dijo que no podía pasar nada. Quiero aclarar que ninguno tiene problemas cardíacos ni marcapasos, ni nada. Prevenimos todo, no es que se hizo como un acto de locura, ni nada por el estilo. ¡Fue todo analizado antes!”, aseguró.
De aquel grupo de 300 que ingresaron a sus 12 años, egresaron 89, de los cuales solo 5 hicieron la carrera militar. “Tenemos un grupo hermoso. Nos juntamos muy seguido, todos los años en marzo hacemos un viaje tipo de egresados a Pino Hachado, un campo al límite con Chile, en Neuquén. Allí vamos en cuatro camionetas a un regimiento a la vera de la montaña, que es de difícil acceso, porque tenemos compañeros que hoy son coroneles, jefes de destacamentos militares”, explicó Biasioli.
El Liceo Militar tiene el mismo régimen de estudio que un colegio secundario particular, pero con la parte “militar”, aclara. “Si te portabas bien ibas de lunes a viernes, pero si te portabas mal te quedabas el fin de semana. Allí vivíamos y hacíamos la instrucción militar y así son 5 años. Al egresar, lo hacés como bachiller y como subteniente de reserva de infantería. Al egresar, tenés la opción de seguir la carrera militar, pero de nuestro grupo solo cinco siguieron la carrera militar, el resto hicimos otras carreras”, aclaró Biasioli. En el grupo hay licenciados en marketing, como él, contadores, abogados, médicos, veterinarios e ingenieros agrónomos.
Ayudas. Por otra parte, Biasioli contó que el grupo creó una asociación civil con la que realizan algunas labores altruistas con algunos de sus excompañeros cuando tienen alguna necesidad. “Ayudamos en lo que podemos, porque de los 89 egresados hay un 90% que estamos bien, pero a un 10% no le fue bien o tiene alguna necesidad. Tenemos una cuenta bancaria y un marco jurídico como para poder ayudar a nuestros compañeros. Por ejemplo, hay algunos que fallecieron este año y las familias no tenían la manera de solventar los gastos de sepelio o en la pandemia que alguno no podía trabajar y se lo ayudó económicamente o con mercadería. Cumplimos varias funciones aparte de divertirnos”, concluyó.